Narra Leo:
"Q
He esperado mucho para volver a escribirte una carta... perdón por no hacerlo todas las semanas como debería, pero he estado muy ocupado.
Cuando esta te llegue Bianca debería ya estar cumpliendo un año.
¡Lamento tanto no estar ahí para ustedes!
Sé que ya llevas al menos 3 meses de clases, espero hayas hecho amigos y que pongas todo tu empeño en tener buenas calificaciones.
Intenté salir hace varias semanas para verlas, pero, el coronel no deja salir a nadie... y tiene razón, no estamos poniendo todo de nosotros en los entrenamientos. Espero que pronto me dejen salir para verlas.
Te amo, infinito.
Leo"
Narra Vaska:
-¡Ya han pasado varias semanas y no me ha escrito!- pasé mis manos por mi cara- ¡Sólo me llegó una carta! Ni siquiera sé si le han llegado las fotos que le he mandado cada semana.
-Tranquila, Vas...- murmuró Isabella- tú debes mantener la calma. Sabes que él no está precisamente de vacaciones.
-Lo sé- bufé.
-Ahora... ¿De qué color el pastel?
Reí.
Isabella es la maniática cuando se trata de eventos... ¡Y en una semana cumple años mi hija!
Isabella quiere que sea tan grande como el baby shower.
Estamos preparando algo muy lindo, pero nada tiene sentido si Leo no está para soplar conmigo las velas del primer pastel de cumpleaños de nuestra hija.
[...]
Hans ha estado ayudando mucho, ha repartido bebidas y cosas para comer a todos los invitados, me ayudó a vestir a Bianca.
Ha ayudado a rellenar las bandejas con cosas para picar cada 5 minutos.
Ha hecho todo lo que Leo debería estar haciendo en el cumpleaños número uno de su hija.
-Ya, no llores- dijo Katrina- ¡No te lo permito!
Agité mis manos frente a mis ojos.
-No lloraré- negué.
Narra Leo:
El coronel nos dejó salir... ¡Nadie se lo esperaba!
Dijo que sólo serían dos días, que aprovecháramos lo más que pudiésemos a nuestra familia, porque cuando volvamos nos hará querer morir de tanto entrenamiento.
Corrí a tomar un taxi apenas me bajé del bus.
-¿Dónde lo llevo?- preguntó.
Cuando andas con uniforme todos te tratan con respeto.
-Al centro comercial, por favor- frunció su ceño.
-Enseguida.
[...]
Corrí rápido buscando una juguetería, cuando la encontré revisé cuidadosamente los juguetes.
No deben contener piezas pequeñas. Además, debe gustarle a Bianca, pero... ¿Qué le gusta a Bianca?
Apreté los labios.
¿Otra muñeca de trapo?
No... no puedo regalarle otra.