Narra Leo:
Pasé mis manos por mi cabeza y bufé.
Cada día me pesa más el cuerpo.
Dormir en el sofá me está pasando la cuenta.
-Moore.
Me volteé.
-Te vas- fruncí mi ceño- esta noche. Afganistán.
-No, no... no puedo irme.
-No te estoy preguntando.
Mierda.
[...]
-Isabella... te prometo que apenas pueda volveré... por favor cuídalas... son mi vida.
Ella sonrió.
-Tranquilo Leo. Las cuidaré mucho... a las tres.
Sonreí.
-Eres un sol, Isabella- la abracé.
Ella rió.
-Tu tranquilo... y cuídate.
-Lo haré- asentí.
Narra Vaska:
-Ya me voy- murmuró Leo, se quedó parado en el marco de la puerta- cuídate por favor... y cuida a nuestras hijas.
No lo miré, sólo miré hacia la ventana.
-Y por favor come...- se apoyó en la cama, intenté contener mi respiración- te amo.
Aléjate... por favor.
-Vaska, por favor mírame... mírame mi amor...
Me dieron náuseas.
Bufó.
-No dejes de comer, no dejes de ir al psicólogo... y, maldita sea, preocúpate de tus hijas.
Salió de la habitación pegando un portazo.
Narra Leo:
-Está muy delgada...
-Estoy pensando que Vaska tiene un serio trastorno alimenticio- murmuró Isabella- ¿Es normal que siempre que le pasa algo deje de comer?
-Hay que consultarlo con la psicóloga... Isabella, por favor, te suplico que no permitas que se siga haciendo daño.
-Tranquilo, la cuidaré con mi vida- sonrió- ve tranquilo, cariño.
-Gracias.
[...]
No tengo señal... y de nuevo en el mismo jodido desierto.
Esta vez Andrés también está... así que al menos tengo un amigo acá.
-Tranquilo, tu mujer estará bien... ahora concéntrate en que no te maten, no en ellas...
-Es imposible no pensar en ellas...
-Lo sé, pero lamentablemente pensar en ellas no hará que sigas vivo...
Narra Isabella:
Subí a la habitación con Sarah en mis brazos.
Vaska no está en su cama.
-¿Vas? ¿Vaska?
Dejé a Sarah sobre la cama. Bianca me siguió y se subió en la cama.
-Vigila a tu hermanita.
Escuché que el espejo del baño se rompía.
-¡Vaska!