Narra Leo:
Abrió la puerta luego de al menos una hora.
-Lo siento, Vas...- murmuré- pensé que...
Me abrazó.
-Está bien- susurró- disculpa.
Acaricié su cabello.
-Estoy cansada, mañana hablamos- se recostó en la cama y la tapé.
Ella tomó mi mano y me atrajo hacia ella, me abrazó y se relajó.
[1 semana después]
-¡Papi, papi!- escuché que gritó Bianca.
Saltó en la cama.
-¡Papi!
-¿Qué pasa?- gruñí.
-¡Mamá ya se fue!
Demonios.
Me paré rápido.
-Muy bien hija, eres la mejor- chocamos puños.
Fui a buscar a Sarah y la senté en la cama.
-Okay equipo, escúchenme... tenemos- miré mi reloj- varias horas. Debemos ordenar, cuiden su espalda, visión a todas partes, que nada quede sucio ni desordenado- Bianca rió- los ositos de peluche van en sus respectivos lugares.
-¡Ordenados por tamaño esta semana!
-Muy bien, princesa- asentí- luego nos trasladaremos a la casa de la abuela Mady.
-Papá, somos niñas, no soldados...
-Cierto- asentí- a trabajar.
Puse a Sarah en su sillita mecedora y Bianca fue a ordenar sus juguetes.
Narra Vaska:
-Intentamos tener sexo...- murmuré- no pude.
-¿Por qué?
-Siento que estoy sucia- se me formó un nudo en la garganta.
-¿Sólo por eso no pudiste acostarte con tu esposo?
-La situación... me dio miedo.
-Sabes que él es tu esposo, y no esos hombres.
-Si, lo sé... pero... no lo sé, me bloqueé y me encerré en el baño.
-Está bien que no te sientas preparada para tener sexo aún, pasa mucho en las situaciones traumáticas. Pero lo importante es que él te entienda, que no te obligue a hacerlo si no estás lista. Pero también es importante que tú sepas por qué no quieres acostarte con él, si te sientes sucia cuéntaselo, él te asegurará que él no te ve de la manera en que tú te ves. Si tienes miedo convérsalo, deben ser un matrimonio capaz de ayudarse.
-Siento que no será como antes, siento que luego de que lo hagamos de nuevo él... se irá de mi lado porque ya no es lo mismo, me violaron y me...
-Créeme, cariño... créeme que él no hará eso.
[...]
-¡Ya llegué!
Tiré las llaves en la mesa de centro.
-¿Leo?
Se asomó desde el comedor.
-Hola cariño- se acercó y me besó suavemente.
-¿Por qué huele a... canela?- fruncí mi ceño.
-Oh, un nuevo aromatizante- sonrió.
Caminé hasta el comedor y me sorprendí.