Narra Vaska:
-Leo...
-Volveré en dos meses.
Alcé las cejas.
-¡¿Dos meses?!
-Será primavera... perfecto para nuestra boda... será un día soleado y...
-¡LEONARDO!- mi nariz se arrugó- ¡La boda se supone era en dos semanas!
-Pues no podrá ser así- murmuró- tengo un deber que cumplir y...
-Ay, no puedo creerlo- tomé mi cabeza con mis manos- No puedo creer que me estés diciendo esto.
-Vaska, es mi trabajo.
-¡Y yo soy tu familia!
-Y no puedo mantener una familia si no trabajo...
-Leo- sollocé- no lo hagas, por favor... me da igual la boda, puedo postergarla las veces que quiera... pero no podría vivir si algo te pasa...
-No me va a pasar nada...
-¡En las guerras matan gente!
-En las guerras muere la gente que no está atenta, que no va armada o los idiotas. Yo no soy ninguno de aquellos.
-¿Dónde te enviarán?
Apretó los labios.
-Leo, dónde coño te enviarán.
-Afganistán.
-No puede ser- pasé mis manos por mi cabello- ¿Por eso me trajiste acá? ¿Creíste que todos estos lujos me iban a comprar?
Bufó.
-Para de quitarle importancia al asunto.
-¡Vaska, suficiente! ¡Cuando aceptaste casarte conmigo debiste pensar en que mi trabajo es este y no lo voy a dejar!
-¿Prefieres tu trabajo a tu familia?
-Mira Vaska... no se trata de qué es lo que prefiero... se trata de qué es lo que tengo que hacer... y esto lo tengo que hacer... por nosotros, por mi trabajo, por mi país...
-¡¿Por tu país?! ¡¿Desde cuándo tan patriota?! ¡No es tu guerra, Leonardo! ¡Vas a matar gente por intereses económicos y políticos que no te benefician en lo más mínimo!
-No se puede conversar contigo, Vaska.
-¿Qué haré si te mueres?- sollocé- no podría vivir con eso.
-Si algo me pasa allá tienes seguro de vida por TODA tu vida... te llegaría una mensualidad no menor, además de seguir con los mismos beneficios... esta casa seguiría siendo para ti, educación y salud gratis... el auto.
-Leo- sollocé- no, no lo hagas...
-Vaska, ya está decidido...
Me senté en la cama y miré el suelo sin poder creerlo.
-Vaska, no estaré solo... hay otros mil soldados...
-Y cada día mueren al menos 5- gruñí.
-Nena...- se apoyó a los lados de la cama- ya tienes 19 años, no actúes como una pequeña de 10.
-Y tú estás a unas semanas de cumplir 22 y aún no sabes tomar buenas decisiones.
Bufó.
-Ya, imposible hablar contigo... La casa la terminarán en dos o cuatro semanas, si quieres luego de eso puedes venir... o esperar a que llegue.