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Pietro estaba hundido en los brazos de morfeo cuando un dulce aroma lo despertó y lo obligó a levantarse de la cama, para encontrarse a todos en la cocina, con sombreros de fiesta de cumpleaños en la cabeza y un pastel en medio de la mesa.
—¡Feliz cumpleaños! —gritaron al unísono a penas lo vieron.
Wanda fue la primera en abalanzarse encima de él y darle un gran abrazo. La segunda fue Emma.
—Feliz cumpleaños, amor —dijo ella depositando un beso en sus labios y sonriendo. Pietro la abrazo y susurró un gracias sin despegar sus labios de los de ella de todo.
Emma lo guió hasta su puesto en la mesa, el cual estaba decorado con globos y serpentinas. Una corona de un rey lo esperaba en el lugar donde debería ir el plato. Emma soltó una risita y después de sentarlo lo obligó a ponérsela mientras el resto del equipo se tragaban las carcajadas.
—¡Ponte la corona, Pietro! —espetaba Emma tratando de pasarla por sobre su cabeza, Pietro haciendo su máximo esfuerzo para evitar que lo lograra.
—¡Ya no tengo cinco años!
—¿Y tu crees que los reyes tienen cinco años? —preguntó Emma poniendo la corona en su cabeza con fuerza—. ¡Pues no, pregúntale a Thor!
Emma sentó a Wanda a un lado de Pietro, también mirando al pastel, una corona de Frozen en su cabeza y una sonrisa en el rostro.
Emma encendió las velas del pastel, y cinco minutos después ya lo estaban cortando y poniendo en platos. Tony se peleaba con Clint porque el primero quería el trozo más grande, mientras que Steve se comía todas las donas sobre la mesa.
—¡Regalos! —gritó Wanda entrando a la cocina con un paquete que podría ser muy bien un celular o un ladrillo.
Emma soltó un grito ahogado y corrió a la habitación a buscar los regalos de ella, estaba segura de que a Pietro le iba a encantar el suyo, y no podía esperar para ver su rostro una vez que lo abriera.
—Gracias, hermanita —dijo Pietro dándole un cariñoso abrazo a Wanda mientras dejaba el regalo a un lado.
—¡Me toca! —gritó Emma desde el pasillo, los regalos en las manos, una sonrisa del porte de un buque dibujada en su rostro—. ¡Muévanse! ¡Es mi turno!
Tony se hizo a un lado para dejarla pasar, y Steve siguió comiendo Donas.
—Feliz cumpleaños, amor de mi corazón —dijo Emma entregandole el paquete y dandole un beso en los labios, para después voltearse y entregarle el segundo regalo a Wanda.
Pietro rompió el empaque y su ceño se frunció tanto que sus cejas casi se encontraron en el medio de su frente.
—¿Qué es esto? —preguntó sacándolo del paquete, todavía confundido.
Emma rió y se lo quitó de las manos para que pudiera verlo mejor.
—Es un pijama del uniforme de los Increibles —rió Emma mostrándolo, Pietro escondió la sonrisa—, como eres igual que Dash, creí pertinente que...
Pietro tomó el rostro de Emma y estampó sus labios contra los de ella.
—Te amo —murmuró una vez que deshizo el beso, ella sonrió.
—Yo también.
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