Steve Rogers

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"Vuelve"

{Para: rogersmercy }

Steve ingresó al hospital con un ramo de rosas rojas en la mano derecha, una pequeña sonrisa dibujada en los labios

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Steve ingresó al hospital con un ramo de rosas rojas en la mano derecha, una pequeña sonrisa dibujada en los labios. Se había hecho parte de su rutina la ida diaria al hospital más grande de Nueva York cerca de las diez de la mañana.

Steve subió las escaleras hasta el tercer piso y se arregló el cabello antes de salir a la sala de espera.

Las enfermeras detrás del escritorio con forma de media luna le sonrieron, algunas más que otras.

Una enfermera que debía estar en sus sesenta, al ver a Steve, dejó todo lo que estaba haciendo de lado y se lo tendió a una enfermera más joven, aparentemente una estudiante en su práctica, la cual suspiro rendida y añadió el papeleo de la señora a la pila de ella.

Steve sonrió al ver como ella se acercaba a él a toda prisa y la esperó, con el ramo de flores todavía en sus manos.

—Steve —dijo ella sacando una ficha clínica de color celeste de un pequeño carrito en medio del corredor—. Te tenemos buenas noticias.

—¿Del 1 al 10? —preguntó Steve bajando la cabeza para observar a la mujer.

—Lo querrás ver por ti mismo.

Rogers frunció el ceño y siguió a la enfermera por el pasillo de cuidado intensivos. Ella caminaba tan sorprendentemente rápido en frente de él, que Steve en cierto punto, tuvo que comenzar a dar zancadas más grandes.

—Anoche le pusimos la música que nos trajiste —comenzó a decir ella sin voltearse a mirarlo, mientras la frecuencia cardiaca de Steve aumentaba exponencialmente—. Nos conseguimos una radio, y la enchufamos en la mesita de noche a un lado de la camilla. Helen estaba de turno, y fue alrededor de las ocho, a hacerle el último chequeo ante de entregar el turno a la siguiente enfermera y...

La mujer se detuvo enfrente de una puerta cerrada, se dio la vuelta para mirar a Steve y sonrió.

—Ella movió la cabeza. Quizás parezca poco, pero en pacientes como ella, es muy raro que algo así ocurra. Pensamos que quizás, hoy pueda hacer algo más, si se da cuenta que estás aquí...

Steve bajó la mirada al ramo de flores en sus manos y se lo tendió a la mujer.

—No se admiten flores en el ala de cuidados intensivos —le habían dicho el primer día que había ido allí a visitar a Elena.

Después del accidente, Steve se había sentido tan culpable de que Elena hubiera terminado en esas condiciones, que era lo mínimo que podía hacer.

—¿No pueden hacer una excepción? —había preguntado Steve sosteniendo el ramo con fuerza.

—No, lo siento, tesoro —le había respondido Gloria, la misma enfermera que ahora lo miraba con una sonrisa en los labios. Ella había visto de cerca lo mucho que el capitán había sufrido cuando el doctor les dijo que Elena estaba en coma, lo mucho que se había culpado.

Así que, Gloria se había esmerado en hacer que Elena se recuperara.

Le hablaba cuando tenía turno de noche, le decía que había gente que necesitaba que despertara, que la estaban esperando, que la echaban de menos.

Así que cuando Helen le dijo que había movido levemente la cabeza al escuchar la música, casi había saltado de euforia.

—Suerte —murmuró Gloria dándole una pequeña palmada en el brazo a Steve y luego volviendo a la isla de las enfermeras para poner las flores en agua, igual que todos los días.

Steven ingresó a la habitación y vio a Elena recostada sobre la camilla. Tenía el tubo en la boca, y un sinfín de máquinas a ambos lados emitiendo pitidos que le ponían los pelos de punta a Steve.

—Hola, amor —dijo él acercándose a ella, Alcanzando su mano—. Te ves preciosa. Como siempre...

Lo único que le respondió fue el sonar del respirador artificial.

—Uh, Gloria me contó que respondiste a la música que te traje. Me gustaría llevarme el crédito, pero la verdad es que Nat me ayudó a escogerla y ella grabó el CD, así que...

Steve se encogió de hombros y su mano desocupada se posó suavemente sobre la frente de Elena.

—Lo siento tanto, cariño. Si hubiera sabido... Si hubiera sabido que esto terminaría de esta forma, nunca hubiera insistido en que me acompañaras a esa misión. Tony tenía razón...

Una rápida lagrima cayó por la mejilla derecha de Steve y este se apresuró a limpiársela.

—Todos te extrañan —continuó él—, pero eso ya lo sabes. Hablé con el doctor, dice que pronto podrás comenzar a recibir más visitas. Wanda ya me dijo que quería ser la primera en venir. No sé en que terminará eso.

Steve levantó la mano de ella con la suya hasta que el dorso de la mano de Elena rozó sus labios.

—Te traje flores, de nuevo. Gloria te las está guardando hasta que despiertes. Tienes que despertar, ¿si?

Steve besó la mano de ella y alzó la vista para observar su rostro en busca de alguna señal. Algún movimiento.

—Te amo —susurró al final al ver que ella no respondía.

Quizás Helen se había equivocado. Quizás había cometido un error.

—Te amo —Repitió Steve esta vez un poco más fuerte, depositando un beso en la frente de Elena, incluso sabiendo que quizás no debería hacerlo.

Gloria le había dicho que lo mejor era mantener el contacto al mínimo, pero ya no podía soportar más viéndola ahí, tan indefensa, tan cerca y tan lejos al mismo tiempo.

El ceño de Steve se frunció al ver como una silenciosa lágrima caía por el ojo derecho de Elena, y su corazón casi salió corriendo por su boca.

—¡Gloria! —gritó Steve extendiendo el brazo para apretar el botón con el que podía llamar a las enfermeras en la cabecera de la camilla—. ¡Gloria, ven, apresúrate!

Y luego otra lágrima cayó por el rostro de Elena, y otra, y otra.

Ella estaba ahí.

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No sé qué acabo de escribir pero espero que les guste lol

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