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Erika as llevó una mano al borde de la peluca roja que cubría su cabeza y la acomodó por milésima vez en los últimos diez minutos, cuando Nat le había dicho que eran extremadamente incómodas a menos que fueran de una calidad excepcional, Erika debió haberle creído.
—Todavía no entiendo de qué estoy disfrazado —dijo Pietro mientras se miraba de pies a cabeza en el espejo de cuerpo completo, Erika escondió una pequeña sonrisa mientras lo admiraba, las lentejuelas de su traje comenzando a picar—, ¿acaso soy un pirata?
—Eres un principe —dijo ella tomando asiento en el borde de la cama y arreglándose, nuevamente, el cabello de la peluca—, el príncipe más guapo si me preguntan a mi.
Pietro rodeó la cama hasta llegar a un lado de ella y tomó la espada de plástico que yacía a los pies de Erika, y la guardó en su cinturón.
—Ja já que gracioso —dijo Erika cruzándose de brazos y haciendo una mueca—. Soy una sirena. Ya sabes, estamos más contentas bajo Del Mar y todo eso.
Pietro rió mientras negaba con la cabeza. Era cierto que no había visto muchas películas de Disney, pero de las pocas que había tenido la oportunidad de ver y que recordaba, la sirenita era una de sus favoritas.
—¿Puedes volver a explicarme el plan?
Erika asintió con fervor y esbozó una sonrisa.
—Salimos, con nuestras canastas con dulces, buscamos un lugar donde hayan muchos niños, y se los regalamos —explicó ella para finalizar con una triunfante sonrisa—, y después nos vamos a la fiesta.
—¿No podemos quedarnos dando dulces?
—Wanda nos va a estar esperando, no seas mal hermano —dijo Erika mientras soltaba pequeñas carcajadas.
—Es solo que siempre pelean por quien se ve más guapo —dijo Pietro encogiéndose de hombros—, y ya me da pena ganarles todos los años.
Erika soltó una fuerte carcajada mientras movía sus piernas con dificultad dentro de la ajustada falda verde esmeralda que las cubría.
—Admite que tengo razón —añadió Pietro sentándose a su lado y pasando su brazo por la cintura de ella.
—No voy a decir que estás equivocado —dijo Erika escondiendo una sonrisa.
Rápidamente Pietro juntó sus labios con los de ella y después se levantó de la cama de un salto para dirigirse a la salida de la habitación.
—Mejor ya vamos —dijo él una vez que llegó al marco de la puerta—, mientras antes comencemos, mejor.
Erika extendió sus brazos hacia él y sonrió con inocencia.
—No puedo caminar con esta falda —dijo ella apuntando a la tela verde que apretaba sus piernas haciendo la ilusión de una aleta—, vas a tener que cargarme.
—¿To-todo el tiempo?
—¿Y qué esperas bobo? ¿Que me quede en el suelo como un magikarp?
Pietro tomó aire y avanzó hasta ella moviendo sus brazos en el aire, preparando sus músculos. Erika escondió una sonrisa bajando la cabeza.
En el momento en que Pietro llegó a su lado, ella se levantó de la cama y soltó una carcajada.
—No seas tontito —dijo Erika riendo mientras lo abrazaba—, puedo caminar por mi misma. ¡Que chistoso! ¡Debiste haber visto tu cara!
Erika avanzó por la habitación dirigiéndose a la salida, Pietro la siguió con una pequeña sonrisa en los labios.
—Oye amor —preguntó Maximoff a su espalda—, quizás el disfraz de magikarp te habría quedado mejor.
—Mmmh —murmuró Erika volteándose a verlo—. Es que me veo fabulosa con todo, así que no me sorprendería
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Bueeee aquí está el mini especial, espero les haya gustado, sé que no es tan largo como de costumbre, pero de verdad verdad que estoy nadando en trabajo así que quería al menos darles algo.
Espero que lo hayan pasado bien y que hayan disfrutado, nos vemos pronto, besitos!!!
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