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Creo que nunca había armado un árbol de navidad con tanta rapidez en mi vida. Pero la navidad sin árbol no es navidad, así que no pueden esperar que lo dejaría pasar.
Después de esperar cerca de un mes para armarme de valor, esperé el momento adecuado para que Wong y Strange abandonaran el santuario, corrí a mi habitación y de debajo de la cama saqué una caja de cartón llena de artilugios de navidad que había juntado durante dos semanas.
Luces, un árbol sintético, adorno de todos los tamaños color rojo y dorado, luces amarillas, luces de colores, guirnaldas, muérdagos, velas aromáticas, adornos para poner afuera del santuario.
Y tenía que ser capaz de ponerlo todo antes de que Strange asomara la nariz por aquí o mi plan estaría arruinado.
Tengo que admitir que tampoco le pregunté directamente si estaba de acuerdo, quizás me habría respondido que si, e incluso podría haberme ayudado.
Pero también existía una gran posibilidad que me diría que no, que estaba loca, que dejara de preocuparme de tonterías y que me enfocara en lo que de verdad importaba.
Pero meh, no quería escucharlo así que no iba a hacerlo.
Llevaba casi un año bajo la tutela de Strange, después de llegar ahí con un poder incontrolable, el logro ayudarme a mantenerlo a raya. Así que por desgracia no estuve por aquí la navidad pasada y no sé cómo funciona.
Lo que sí sé, es que nadie me va a impedir armar un arbolito.
Mi tiempo fue de dos horas y treinta minutos.
Cuando Strange llegó, acompañado de Wong, ya estaba oscuro y las luces que había instalado en el exterior estaban prendidas, el árbol armado, la chimenea prendida al igual que las velas, y yo me encontraba en la cocina, sacando la primera tanda de galletas de navidad.
-¡Isabella! -traté de no sobresaltarme pero fallé.
-¡Strange! -dije dejando las galletas sobre la mesada de mármol-. ¡Wong! ¿Cómo les fue?
Wong estaba serio y me miraba con el ceño fruncido, aunque siempre se veía de la misma forma así que no me intimidó.
-¿Me podrías explicar que significan todas esas cosas en la sala?
-Son... adornos... de... navidad -sonreí y tomé el plato con galletas y se lo extendí a ambos-. ¿Galletas?
Wong asintió y se acercó hacia mi, tomo una de las galletas y se las metió a la boca.
-Están buenas -dijo sin dejar de masticar. Sonreí en su dirección y extendí el plato hacia Strange.
-¡Vamos! No te pongas así, es solo navidad -le dije tratando de no sonar tan insistente, y fracasando en el intento-. Solo un par de días, después del 25 quitaré todo, lo juro.
Stephen rodó los ojos y tomó una de las galletas.
-Está bien -dijo antes de llevarse la galleta a la boca-, con la condición de que no dejes de lado tu entrenamiento.
-¡Lo juro!
Con una mueca, Strange se llevó la galleta a la boca mientras escondía una sonrisa.
-De verdad están buenas.
-Es la receta de mi abuela -le respondí encogiéndome de hombros.
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