"Rabbit girl"
{Dedicado a: VoidBennet }
[MARATÓN 3/7]
Ser Spiderman, no es fácil. ¿Ok?
Quizás parece fácil.
Pero no lo es.
Estuve toda la tarde, sacando gatitos de las copas de los árboles, evitando robos a abuelitas indefensas, e incluso, estuve a punto de evitar un accidente de cinco autos. Pero me distraje por dos segundos, y como dije, ser Spiderman, es difícil.
Lo peor de hoy, es que me alejé de la zona en la que habitualmente trabajo, la cual queda relativamente cerca a mi casa, pero hoy todo por esos lugares estaba demasiado tranquilo para mi gusto, así que tomé el metro y me bajé un par de estaciones más allá. Ahora estoy obligado a tomarlo para poder volver.
Todavía no hay rastros del Señor Stark.
Hoy le envié cinco mensajes a Happy. Dos en la mañana y tres recién, para que no se le vaya a olvidar mi existencia, pero no hay respuesta.
Bah, igual no es como que me importe.
Voy sentado en el tren, lo cual es raro, ya que a esta hora los trenes suelen ir llenos de gente que regresa a sus hogares. Una niña pequeña va sentada en la fila en frente mío, se sube en el asiento y apunta hacia mi derecha.
—¡CONEJITA! —grita ella, su dedo índice recto en dirección a la persona sentada a un lado mío.
No entiendo nada, hasta que siento un leve peso en mi hombro.
Me volteó tratando de no moverme.
Acaso... ¿Acaso se quedó dormida?
Hay una muchacha vestida con un disfraz de conejo de felpa la cual tiene la mejilla apoyada en mi hombro mientras escucha música.
—¡Mira mamá! —vuelve a decir la niña—. ¡Es la conejita de pascua!
La muchacha suelta un pequeño ronquido y casi suelto una carcajada, pero me la trago para no despertarla.
Si ser Spiderman es agotador, imagínense aguantar niños todo el día y tener que entretenerlos y pintarles las caritas. La verdad es que ella tiene todos mis respetos.
—Lo mejor será que te comportes si quieres que te traiga chocolates el domingo —dice la madre de la niña con el ceño fruncido. La pequeña tomó asiento rápidamente, con la espalda bien erguida y las manos sobre sus piernas.
El tren se detiene en una de las estaciones, y miro hacia afuera. Oh, rayos.
—Uh, oye —digo en un susurro al mismo tiempo que las puertas del tren se cierran y este vuelve a ponerse en marcha—. ¿Podrías...? Um, niña...
Ella no responde.
Suelta otro pequeño ronquido y no quiero ser descortés y quitar mi hombro para que se despierte a la fuerza.
—Oye, niña conejo. ¿Podrías despertar? Tengo que... Tengo que bajarme.
Nada.
El tren vuelve a detenerse y las ganas de simplemente levantarme me invaden, pero está durmiendo con la boca abierta, está tan dormida, que la gente comienza a darse cuenta y sacarle fotos.
Ay dios.
—Que tiernos —murmura una muchacha apuntándonos con la cámara de su celular.
—Um, creo que querrás despertar, a no ser que tu sueño sea que todo el mundo te use de meme —digo sacudiéndola un poco. Ella cierra los labios y lentamente abre los ojos.
Un par de carcajadas invaden el vagón del tren.
Sonrió incómodo al mismo tiempo que las mejillas de ella se encienden de un brillante color rojo.
Créeme, amiga, no eres la única que acaba de pasar la vergüenza de su vida.
—¡Lo siento! ¡Lo siento tanto! Oh, dios, siempre es lo mismo conmigo —ella se pasa las manos por la barbilla como para limpiar la baba que podría haberse caído en el trayecto—. Lo lamento...
—Tranquila —le digo tratando de sonreír—. A todos nos pasa.
—Estuve todo el día pintando caritas —dice ella riendo con nerviosismo—. Ay, creo que...
Ella toma la manga de su camiseta blanca y la pasa por mi hombro.
—Creo que te babeé el... Debería bajarme.
YO DEBERÍA HABERME BAJADO HACE DOS ESTACIONES, ¿QUÉ ESTOY HACIENDO?
—Tengo que bajarme en la próxima —le digo poniéndome de pie.
—Uh, claro —dice ella abrazando su mochila—. Adiós. Y perdón, de nuevo.
Las puertas se abren y me bajo lo más rápido que puedo.
—¡Qué pena la de esa chica! —dice una muchacha al lado mío.
—Yo hubiera sido ella, y me tiro a las vías —dice una de sus amigas.
Las miro con el ceño fruncido y luego llevo una de mis manos al bolsillo trasero de mi pantalón, con el fin de sacar mi teléfono y quizás, solo quizás, enviarle otro pequeño mensaje a Happy.
Me detengo en seco, las puertas del tres se cierran y este avanza para después desaparecer.
Vuelvo a tocar mi pantalón.
No puede ser.
NO PUEDE SER.
—¡Demonios!
La tía May me va a matar.
Primero me va a matar, y después me va a descuartizar, y después de eso va a usar mis trocitos para hornear galletas y vendérselas a las vecinas.
Estoy muerto.
Suelto una grosería, y me dirijo a cambiarme de anden para devolverme las estaciones que me pasé y afrontar mi próxima dolorosa muerte.
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Marvel | One Shots | 2
FanfictionHISTORIAS CORTAS CON TUS PERSONAJES FAVORITOS DE MARVEL, PARTE DOS. SIGUEN SIENDO GRATIS. COMPLETADO