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Bucky se llevó el vaso de cerveza a los labios y tomó un sorbo. La máscara del Zorro que cubría su rostro le picaba, al igual que el cuello de la capa negra y pesada que caía por su espalda hasta rozar el suelo.
Steve llegó a su lado con su disfraz del Conde Drácula puesto y una mueca en el rostro. Ninguno de los dos estaba muy emocionado acerca de la fiesta de disfraces que Tony había organizado por Halloween, pero en realidad había muy poco que pudieran hacer como para evitarla.
A los pocos minutos, Sam apareció a su lado, disfrazado de Indiana Jones, al verlos una gigante sonrisa se dibujo en sus labios, después de todo era mérito suyo haber logrado que Steve Y Bucky se pusieran esos disfraces, y se sentía bastante orgulloso de su trabajo.
—Oh —dijo Natasha al verlos. Su vestido blanco de Marilyn Monroe resaltaba bajo las luces, su maquillaje y cabello igual de impecables.
—¿Quedaste anonadada por nuestra belleza? —preguntó Sam volteándose hacia ella.
Nat esbozó una pequeña y burlona sonrisa mientras negaba con la cabeza.
—La verdad es que estoy un poco decepcionada —les dijo antes pasar por entre Sam y Bucky para tomar uno de los martinis sobre la barra—, el disfraz de los tres chiflados les hubiera quedado como anillo al dedo.
—Que chistosa —rió Sam mientras ella se perdía en la multitud.
Bucky se volteó a ver a Steve, pero su mirada se encontró con la larga cabellera de una muchacha a su lado, dándole la espalda. Bucky se arregló la mascara que cubría su rostro antes de voltearse por completo para, primero admirar el disfraz, y segundo hablarle.
La muchacha traía puesto un vestido largo color azul noche, lleno desde el suelo hasta arriba de pequeños brillos que resplandecían todos los colores del arco iris una vez que la luz los chocaba, mientras que la espalda estaba descubierta desde el cuello hasta tres centímetros sobre el trasero de la muchacha.
—Hola —dijo Bucky en dirección a la muchacha, rodeándola y poniendo una de sus manos en la parte baja de su espalda.
Ella al reconocer la voz, se volteó a verlo y Bucky se quedó inmóvil donde estaba, un pie en el aire y sus labios a media oración.
—Hola —rió ella al ver la expresión en su rostro. Elisa apoyó su codo derecho sobre la madera de la barra y le sonrió—. No me digas que ibas a coquetear conmigo...
—No iba a coquetear contigo —dijo Bucky para después carraspear y ponerse en frente de ella, apoyando su codo izquierdo sobre la madera.
—Si claro...
—¿De qué estás disfrazada de todas maneras? —preguntó Bucky frunciendo el ceño.
—De una espía en una misión secreta —respondió Elisa mostrando su vestido.
La verdad era que no había sido capaz de encontrar ningún disfraz, porque simplemente no tenía tiempo para esas cosas, así que Natasha había despolvado ese viejo vestido azul de su armario para prestárselo, mientras que Wanda se había encargado del maquillaje.
Bucky rió ante lo vergonzosa que era la situación y le hizo un gesto a uno de los mozos que traían los vasos con champaña para que se acercara. Tomó dos copas y le tendió una a Elisa.
—Estoy casi segura que esta es le definición de coquetear —dijo ella recibiéndole una de las copas cuando Bucky se la tendió—, aunque la verdad es que no salgo mucho, así que podría estar equivocada.
Bucky escondió una sonrisa. Si hubiera sabido que era su compañera de trabajo la que se veía tan malditamente bien en ese vestido azul no se hubiera acercado a hablarle.
Aunque por una parte, estaba agradecido de haberlo hecho.
—¿Te vas a burlar de mi por siempre? —rió Bucky antes de beber un sorbo de su champaña.
Elisa asintió antes de sonreír y Bucky soltó una carcajada, una carcajada que estremeció el corazón de Elisa y le hizo reconsiderarse toda la situación.
¿Qué estoy haciendo? Pensó llevándose la copa a los labios.
—Fuera de bromas, te ves bien —dijo Bucky una vez que la copa de él había bajado de sus labios a la barra. Ella sonrió en su dirección.
—Tú también —respondió Elisa bajando la mirada, sintiendo como se le calentaban las mejillas.
—¡AHORA EL BESITO! —rió Sam tomando las cabezas de ambos y empujándolos hacia adelante.
Elisa rió y Bucky le dio un pequeño golpe para hacer que los soltara.
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