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____ tomó asiento en una de las incómodas sillas del jet privado de Stark, últimamente las bases de Hydra se encontraban cada vez más alejadas de su propia base, y ____ no podía decir que estaba emocionada por viajar cinco horas y media hasta el destino.
De todos modos no tenía otra opción, era eso, o quedarse aburrida y sola en casa, probablemente viendo series en Netflix, dejándolas a la mitad, y nunca terminándolas. Lo usual.
—¿Te sientes bien? —preguntó Wanda llegando a su lado y sentándose en el asiento libre al lado derecho de ____—. Estás un poco pálida.
—Tengo sueño, no dormí muy bien anoche —respondió ____ encogiéndose de hombros y recordando lo mucho que el insomnio la había estado atacando las últimas semanas. Recordando lo mucho que detestaba recostarse en su cama y ver el techo durante horas, su cerebro rehusándose a apagarse.
—Ya veo —dijo Wanda acomodando su espalda en el asiento y cruzándose de brazos—. ¿Es la primera vez que te pasa?
____ se pasó las yemas de los dedos por los ojos y negó con la cabeza.
Ojalá fuera la primera vez, pensó antes de dejar caer sus hombros.
—No, cada noche es peor. Ya hablé con Stark y dijo que llamaría al médico —____ se encogió de hombros y se volteó a ver a Wanda. Ella le sonrió.
____ se mordió la lengua para no decir que aparte del insomnio, las pesadillas atormentaban las pocas horas de sueño que lograba conciliar, Wanda se veía ya un poco preocupada y no quería aumentar la preocupación. Era bonito, en todo caso, tener a alguien que se preocupara de ella después de tanto tiempo.
Wanda escaneaba su cerebro es busca de esa vieja receta que su madre solía hacerle cuando era una niña pequeña y no podía dormir, el sabor de la leche con canela todavía inundando sus papilas gustativas cada vez que evocaba el recuerdo, la sonrisa de su madre pegada en su retina. Las risas de Pietro a su espalda.
Wanda sacudió la cabeza para borrar esos pensamientos y con su mano derecha se limpió con rapidez la lagrima que cayó de su ojo, mojando su mejilla.
—Cuando volvamos te haré la receta especial de mi ma... —Wanda se volteó a ver como ____ roncaba, su nuca apoyada en el respaldo del asiento, su cuello un poco doblado, sus labios entreabiertos.
La mano de Wanda se apoyó en la mejilla de ella, y la movió con cuidado hasta que la dejó apoyada en su hombro.
—Si te babeo —dijo ____ pasando su brazo por debajo del de Wanda, acomodándose a su lado—, después no me culpes.
—Babea todo lo que quieras —rió Wanda recordando que tenía una chaqueta de repuesto en su bolso.
____ sonrió y se dejó caer.
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