¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Peter estaba haciendo el intento en vano de aprender a tocar la guitarra. Llevaba ya más de media hora tratando de aprender una canción, una.
La verdad era que su semana no había sido tan buena como le habría gustado, le había estado enviando mensajes a Happy todos los días, más de una vez al día, con la esperanza de que le contestara algo como:
"Chico, emergencia universal, Stark te necesita, la humanidad te necesita, no podemos hacer nada sin ti, ven a esta dirección, eres oficialmente un vengador."
Pero eso todavía no pasaba y parecía estar muy lejos de pasar.
Aparte se había peleado con su novia, y después con la Tía May, así que no, las cosas no iban para nada bien.
Tenía que admitir, eso sí, que Abigail había andado sensible toda la semana, y que en teoría, no había sido culpa de Peter su pelea.
Peter dejó a un lado la guitarra y se recostó en el suelo, los ojos pegados en el techo. La tía May había salido con unas amigas, y como Abigail no le hablaba, la verdad es que no tenía ningún panorama.
El timbre del departamento sonó, y Peter se puso de pie lo más rápido que pudo.
Avanzó con grandes zancadas hasta llegar a la puerta, le sacó el seguro y la abrió.
Abigail estaba al otro lado de esta, tenía los ojos rojos por las lagrimas y la respiración agitada. Al verlo se abalanzó en sus brazos y escondió su rostro en el cuello de él.
Peter la abrazó con fuerza, la preocupación creciendo en su pecho, mientras sus manos acariciaban la espalda de su novia para tranquilizarla, al mismo tiempo que le susurraba que todo iba a estar bien en el oído.
Aunque no tenía idea de porque estaba llorando.
—Shh, tranquila amor —murmuraba Peter abrazandola con fuerza, olvidandose por completo de su pequeña pelea sin importancia—. Tranquila.
Ella se separó de él por un segundo y lo miró a los ojos. Sorbió la nariz, al mismo tiempo que Peter le secaba las lagrimas de las mejillas, le partía el corazón verla de esa forma, tan indefensa.
—¿Te pasó algo? —preguntó él estirando el brazo por el lado de Abigail para cerrar la puerta—. ¿Alguien te hizo algo? Tú solo dime y yo...
—No —murmuró ella con voz ronca negando con la cabeza.
Peter acarició las mejillas de ella con cuidado, las lagrimas no dejaban de caer.
—¿Abi?
—Oh, Dios, me vas a odiar —dijo ella bajando la mirada. Le temblaba el labio inferior.
—No digas eso... Sabes que no podría —Peter besó los labios de Abigail rápidamente—. ¿Quieres sentarte? ¿Un vaso con agua? ¿Un té?
Ella negó fervientemente con la cabeza y se separó de él. Avanzó por el departamento hasta llegar al sofá y se sentó en este. Se cubrió el rostro con las manos, pero los sollozos seguían allí, dificultándole el respirar.
Peter no tenía idea qué hacer. Muchas ideas de como hacerla sentir mejor pasaron por su cabeza, pero como no sabía que le pasaba, no tenía idea de dónde empezar. Había estado así de extraña toda la semana.
—Si quieres que te ayude, pues vas a tener que decirme qué te pasa —dijo Peter acercandose a ella. Al llegar a su lado, se arrodilló en el suelo y puso sus manos sobre las rodillas de Abigail. Ella levantó la mirada por un segundo y acarició la mejilla de Peter.
—Perdón —dijo ella con voz débil—. Te voy a decir, pero prométeme, prométeme Peter que no vas a entrar en pánico ni te vas a esconder como...
—¡Hey! Te recuerdo que soy spiderman, no me da miedo nada —dijo él con una sonrisa tratando de hacerla sentir mejor. Pero en esos momentos, Abigail no tenía sentido del humor.
—Promételo.
—Te lo prometo por mi vida.
Ella tomó aire y desvió la mirada al techo.
—Ah, demonios. Está bien —ella volvió a mirarlo—. Estoy embarazada.
Bueno, Peter si le tenía miedo a algo.
—Mierda.
Ella aguantó las lágrimas lo más que pudo.
—Mierda, mierda, mierda.
Peter se puso de pie, las manos en el cabello, el rostro lleno de ira de la Tía May dibujándose en su mente como la imagen del mismo diablo.
—Aún no le he dicho nada a mi mamá —continuó ella con la mirada baja, apretando sus temblorosos dedos unos con los otros—. Si no lo quieres, puedo hacerlo sola...
—¿Estás demente? Ni lo pienses. Este problema es de los dos, y vamos a salir adelante juntos.
—Peter, tienes un futuro. Conoces a Stark, eres un maldito superheroe, no quiero que...
—No. Ni lo digas. No voy a dejarte sola, no soy un tarado. Vamos a salir adelante juntos —lo último lo dijo lo más despacio que pudo como para que le quedara grabado a fuego en la cabeza—. Los dos... Bueno, los tres.
Ella trató de sonreír, pero lo único que logró hacer, fue llorar.
—¡¿Cómo?!
—¡No tengo idea! ¡Conseguiré un trabajo! ¡Dos trabajos si es necesario! Que sé yo, pero lo vamos a lograr.
—Nos van a matar.
Peter asintió.
—Ahora —dijo él acercándose a ella, tomando su rostro con delicadeza y mirándola a los ojos—, lo más importante aquí, es que tú lo quieras. ¿Estás segura? Si por alguna razón, no quieres tener a este bebé, podemos buscar una forma, algo... Lo que tú decidas...
—Necesito pensarlo.
—Tranquila —Peter la abrazó y besó su frente—. Tenemos tiempo. Sea lo que sea, vamos a estar bien.
———————
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
