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Tony guiaba a Ana por los corredores del hospital, ella tenía el estómago apretado por el manojo de nervios que la llevaba consumiendo por horas.
—¿Qué fue lo que te había dicho el médico? —preguntó ella alargando las zancadas para llegar rápidamente al lado de Tony, el cual suspiró al escuchar su pregunta.
—Ya te dije. Dijeron que había recibido muchas heridas, magulladuras, pero nada demasiado grave. Tranquila.
Eso trato, pensó ella apretando los dientes, eso trato.
—¿Cuándo lo darán de alta?
—Cuando despierte.
—¿Todavía no despierta? —preguntó ella con un hilo de voz, su garganta cerrándose—. Han pasado horas desde que finalizó la misión, ya debería haber despertado.
—Los doctores le dieron drogas bastante fuertes para que no sienta tanto dolor. Ana, mira, Steve va a estar bien, ¿si? No quiero que te estreses más.
—Él dijo que sería una misión de rutina —suspiró ella encorvando los hombros—. Que lo hacen todo el tiempo, que sería algo pequeño, que estaría de vuelta en un parpadeo y mira. Ni siquiera quiero pensar en todas las cosas que podrían haber pasado.
Tony se detuvo frente a una puerta y posó una de sus manos en el hombro de Ana.
—Va a estar bien. Te lo prometo.
Ella tragó en seco y se volteó para entrar a la habitación.
Estaba oscura, las cortinas cerradas, y la luz apagada. Las máquinas que monitoreaban a Steve soltaban pequeños pitidos de vez en cuando.
Ella se llevó los dedos a los labios al verlo recostado sobre la camilla, su rostro tenía rasguños por todas partes, y su ojo derecho estaba un poco hinchado.
—Steve... —susurró ella bajo su respiración acercándose a él y extendiendo su mano para envolver la de Rogers—. Dios santo. Te mataría si pudiera, mira cómo estás...
Él dormía.
Su pecho subía y bajaba lentamente al son de su respiración.
—A la próxima que me hagas una como esta juro que...
Los labios de Steve se apretaron levemente y Ana apretó la mano de él con más fuerza.
—¿Steve? —susurró esperando que abriera sus hermosos ojos para mirarla—. ¿Amor?
Rápidamente, Ana extendió una de sus manos para tomar el aparato que servía para llamar a la estación de enfermeras.
—¿Ana? —preguntó él con voz ronca sin poder abrir los ojos del todo, mientras apretaba la mano de ella tan despacio que fue casi imperceptible.
Las lágrimas comenzaron a caer por las mejillas de Ana y ella llevó la mano que tenía libre hacia la mejilla de Steve que no tenía heridas y pasó las yemas de sus dedos suavemente por esta.
—Idiota —le murmuró tratando de parecer enojada—. Casi me muero del susto. Cuando Nat llamó y dijo que estabas en el hospital. Casi te hago un muñeco budú para matarte yo misma.
Una leve sonrisa se dibujó en los labios de Steve.
—¿Cómo está Sam? —preguntó todavía sin abrir los ojos.
—Bien. Tiene lesiones leves, pero está bien. La próxima vez que me hagas esto...
—Muñeco budu, entiendo.
Ella sonrió y luego sorbió la nariz.
La puerta de la habitación se abrió y una enfermera ingresó a esta.
—¿Ya despertó? —preguntó ella dejando la puerta entreabierta.
—¿Podemos entrar ya? —preguntó la voz de Clint desde el corredor—. ¿Cuánto más nos harán esperar?
—Shhh, Clint, quiero escuchar —murmuró la voz de Nat desde afuera.
—Escuchar conversaciones ajenas es de mala educación —dijo después la voz de Tony.
—Ah claro, como si tú nunca lo hicieras —le contestó Bruce.
—¡Chicos! ¡Traje pastelitos! —gritó luego la voz de Thor resonando en el pasillo.
—Shhhh —dijeron los demás al unísono.
Steve rió con dificultad al mismo tiempo que la enfermera le daba un vistazo rápido a sus heridas.
—¿Pueden entrar? —preguntó Ana a la enfermera la cual sonrió.
—Son bastante carismáticos, ¿eh? —dijo ella quitándose los guantes—. Pueden ingresar uno a la vez, eso hasta que movamos al Sr. Rogers a una habitación más grande.
—Señorito —respondió Steve.
—Deben ser los analgésicos —dijo la enfermera riendo para luego salir de la habitación.
—A no ser que te quieras casar conmigo y así dejo de ser un señorito y me convierto en...
—Le diré a Nat ya que puede entrar —dijo Ana riendo y negando con la cabeza.
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Buenooo este shot lo hice porque quería darle las gracias a Ana por haberme hecho portadas para ambos libros de shots, le quedaron demasiado bonitas las amé con todo mi corazón y pues bueno no se merecía menos que un shot de Steve y eso, muchas gracias de nuevo, de verdad te quedaron preciosas❤️❤️❤️❤️
