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Las manos de Steve cubrían sus ojos con delicadeza, mientras el tibio aire que salía de sus labios chocaba en su cuello, enviando señales a todo su cuerpo, señales eléctricas que la recorrían de pies a cabeza.
—¿Cuánto falta? —preguntó _____ riendo. Steve guiaba sus pasos con cuidado de que no fuera a caerse, haciéndola avanzar por un camino que parecía eterno.
—Poco —respondió Steve sin dejar de avanzar, una sonrisa que ella era incapaz de ver, creciendo en su rostro—. No seas impaciente.
—Ser impaciente está en mi naturaleza —respondió ella encogiéndose de hombros, su mente tratando de pensar en todas las posibles sorpresas que Steve podría tenerle.
¿Un cachorrito? ¿Un viaje al caribe? ¿Un viaje a Disney? ¿Una giftcard? ¿Un poni?
—Tengo que abrir una puerta —dijo Steve deteniendo el paso, quedándose detrás de ella—. No abras los ojos...
—Okay...
El sonido de una pesada puerta de metal hizo que ____ diera un respingo, pero no abrió los ojos en ningún momento, si había alguien a quien le confiaría su vida sin pensarlo dos veces, ese alguien era Steve.
Rogers volvió a su lado, una de sus manos volviendo a posicionarse sobre sus ojos, la otra en su cintura.
Un dulzón aroma a flores invadió las fosas nasales de ____ haciendo que respingara la nariz y esbozara una pequeña sonrisa.
Steve se detuvo abruptamente y ____ chocó contra él una vez que lo hizo.
—Sorpresa, preciosa —murmuró Steve despegando su mano de su rostro y dando un paso hacia atrás.
____ se llevó los dedos a los labios y ahogó las lágrimas al ver la pequeña mesa redonda en medio de la azotea, rosas rojas por todas partes y globos de helio dorados enmarcando la escena.
Steve se acercó a ella por detrás y la abrazó, apoyando su barbilla sobre su hombro.
—Hace tanto que no tenemos una cita que pensé —dijo Steve antes de besar su mejilla—, que quizás ahora sería una buena idea...
_____ se volteó para verlo a los ojos, tomó su rostro entre sus manos y juntó sus labios con los de él.
Después de lo de Ultrón y los gemelos Maximoff la cosa había estado difícil. Les había costado un poco reponerse después de la pelea, y la situación simplemente no se había dado. Así que la idea de seguir adelante era mucho más que llamativa, _____ necesitaba pensar en el futuro para no quedarse atascada en el pasado.
—Te amo —murmuró ella contra los labios de él.
—Yo te amo más.
El sonido de disparo tras disparo los hizo tirarse al suelo en busca de refugio.
Steve puso una de sus manos sobre la cabeza de _____ con el fin de protegerla, todo su cuerpo, o l mayoría de este, cubriendo el de ella.
—¿Qué demonios? —masculló _____ con la respiración agitada.
Los globos de helio volaban por el cielo hacia Dios sabe donde, mientras los pétalos de las rosas caían al suelo de la azotea, cubriéndolo casi por completo.
¿Acaso los problemas no se acaban? Pensó Steve antes de besar la frente de ____ y arrastrarse hacia la mesa, la cual contenía un pequeño bote de metal con uña champaña en su interior. Steve levantó el mantel rojo que la cubría, y pasó su mano por debajo del vidrio de esta hasta que sus dedos se encontrar con el arma que estaba buscando.
_____ había sacado su teléfono desde el interior de su bota y marcaba el número de Tony con la garganta seca y las manos un poco temblorosas.
—Habla el hombre más guapo de planeta —contestó Stark haciendo que ____ rodara los ojos y soltara un bufido.
—Tony, emboscada en la azotea. Manda al equipo, no tenemos armas —dijo ____ un poco hiperventilada.
Pero Anthony del otro lado de la línea escucho algo como: To... bos...da... la.... tea... al... equipo... mos.. ar.
—¡¿Tony?!
Los disparos llegaron de nuevo y ____ tuvo que cerrar los ojos con fuerza para no gritar. Era una agente entrenada, se supone que debería tener un poco más de autocontrol.
—Quédate ahí —dijo Steve hincándose a un lado de la mesa, sus ojos escaneando lo otros edificios con el fin de encontrar a quien fuera que estuviera tratando de matarlos.
—¿Qué vas a hacer? —chilló _____ abriendo los ojos como platos.
La puerta de metal color verde por la que habían entrado se abrió hasta chocar con la pared. Cinco personas vestidas de negro de pies a cabeza ingresaron a la azotea.
_____ se puso de pie olvidándose del francotirador, para lanzar golpe tras golpe. Steve le gritó que no lo hiciera, pero en menos de dos minutos, los cinco agentes estaban tendidos en el suelo, ____ estaba de pie a un metro del borde de la azotea, su cabello ondeando al viento y sus ojos buscando a Steve.
Hasta que se le nubló la vista.
Steve tomó la bandeja de metal debajo de la cubeta, sin importarle que esta cayera al suelo, y avanzó hacia _____, protegiéndose con la lata en caso de que comenzaran a llegar los disparos otra vez.
—S-Steve, no... —murmuró _____ buscando con sus manos donde sujetarse.
Steve avanzaba hacia ella, sus ojos escaneando lo edificios a los alrededores. No había nada. No entendía como...
—No siento las... —_____ levantó su mano derecha en frente de ella para mantener el equilibrio, y ahí fue cuando vio el líquido azul viscoso que recubría sus dedos.
—¿Qué rayos? —preguntó Steve volteándose a verla.
Sus ojos captaron el momento justo en que los pies de ____ tantearon el terreno a su espalda, el momento en que sus ojos se cerraban y su cuerpo caía al vacío. Steve trató de correr, pero no fue lo suficientemente rápido como para alcanzar a sujetarla.
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