🍑40🍑

390 19 4
                                    

-Keith, hazme caso,_le insistía el cubano, y no, que el medio galra no estaba por la labor.

-Lance, no empieces, estoy intentando traducirle esta cosa a Pidge,_le insistió, que en esos añitos su madre le había enseñado el vocabulario y alfabeto galra, y no era experto pero algo conseguía traducir.

-Que lo ponga en uno de sus programas,_le dijo hinchando las mejillas.

-Dice que no, que lo intente yo a ver si lo consigo,_suspiro cansado, que el cubano a veces era un crío.

-A ver, estas estresado, vamos a quitarte ese estrés,_esa sonrisa pícara, que lo conocía, que sabía de que iba, encima se había puesto ese aceite de coco.

-Lo que vas es a qué estás cachondo, no me mientas,_le dijo apartándolo, con toda la voluntad que pudo reunir.

-Vale, vale, pues ya me encargo de mi, yo solo,_y tal cual se empezó a quitar la ropa.

Vaya cuerpo hecho para el delito.
Que piernas más infinitas, que pequitas más bien colocadas y que abdomen más bien marcado.
Flaco pero tonificado.
Lance era fuego, fuego del que quemaba, y Keith, Keith iba a arder sin remedio.

Primero bajo la luz del cuarto, consiguiendo un gruñido, menos mal que la oscuridad no era problema.

Pero que el ambiente lo estaba creando.
Ahí estaban los dos en la cama tirados, el ojivioleta con unas hojas, un boli y un cuaderno.
El cubano ardiendo.
Ardiendo y provocando, las dos cosas.
Que hacerte una paja delante de tu novio, sin cortarte en posturitas y gemidos, tiene delito.

-De verdad, de verdad que te odio por esto,_y si señores, ya había llegado a su límite, si es que se le había puesto dura hasta el punto de dolerle.

-Mi-Mientes,_que lo estaba dando todo, todo o nada, y ahí estaba su premio.

La ropa voló junto a las hojas y el boli, eso era un remolino en el suelo, al que más tarde se le unirían unos condones.

El que provoca asume consecuencias, así que el azabache iría arriba, pero sin prisa, que lo iba a hacer sufrir un rato aunque le doliera.

Primero los besos lentos, para entrar en ambiente, que no eran unos salidos, bueno si lo eran, pero apetecía un poco de calma.
Que la calma dura lo justo, y esos besos les hacían arder, sobre todo si Keith se entretiene con los pezones del cubano, o con darle besitos en el cuello.
Sin marcarse, bueno Lance si que lo marcaba.

-Las cortinas no están corridas,_le dijo en azabache que ya le había metido el segundo dedo con lubricante, lo que tenía no querer ir abajo, que costaba entrar.

-Keith, vivimos en un ático,_alargo la última vocal al sentir el juego de los dos dedos en su interior, adoraba ir arriba, pero cuando tenía un chico que era tan cuidadoso y a la vez tan salvaje, era genial.

-Joder, es verdad,_tranquilos, que la parejita se había mudado hace poco, sin esconderse de nadie, que se querían y se terminarían casando.

Unas risas más y un tercer dedo, más masaje, sin prisa, pero el medio galra iba a explotar, que hacía mucho que no estaba arriba.

El cubano se derretía bajo esas manos pálidas y ese cuerpo tan bien trabajado, que tenía la carita con algunas manchas de tinta, que se veía seductor y adorable.
Que quería que se lo comiera.
Y comérselo.
Todo a la vez.

-Keith, venga~,_alargo la última vocal, estaba mucho más que dilatado, y eso ponía aún más al azabache.

-¿Tantas ganas tienes?,_ladeo la cabeza, inocentemente, pero sin inocencia.

Unos besos más para robarse el aire y se terminó, con un movimiento rápido pero calculado, Keith, lo puso en posición, y menuda posición, a cuatro y con buenas vistas.
Algo más de lubricante, condón puesto, y al lío.

Primero se introdujo despacio, sin dejar de besar la cicatriz de la espalda de su chico, que era preciosa, subió poco a poco hasta su boquita, mientras el interior del cubano se acostumbraba.

-Que dulce eres cuando quieres,_le dijo con una sonrisa Lance,_venga, muévete,_esa carita de suplica y de bobo pudo con él.

La luz floja de la luna colándose, el vaivén de la cama, los sonidos nada inocentes por parte de ambos.
Sudor, saliva, gemidos y suplicas.
La piel de ambos chocando, los labios rojos por tanta succión.
Que se estaban comiendo, y de qué forma.

-Justo ahí, otra vez,_suplicaba el ojiazul, que Keith había encontrado su punto dulce y no veas como estaba acertando, que puntería.

-Que ya, que ya, Sssh,_lo besó callando otro de los tantos gemidos,_voy a terminar Lance.

-Y yo igual,_suspiro, ahogando otro gemido contra sus labios,_Keith, más rápido.

Y esa orden era una delicia.
Obediente hizo que sus pieles chapotearan más rápido, y que la estabilidad de la cama fuera de todo menos segura.

-T-Te quiero,_murmuro contra sus labios el que antes era más alto.

-Yo a ti más,_le contesto el azabache, dando las últimas embestidas, poniendo fin a ese placer carnal.

Un par de espasmos ahí abajo informaron al medio galra de que su cometido estaba hecho, esa estrechez a la vez que se corría, no había nada como terminar a la vez.

El olor del coco se cambió por el del sexo, ambos necesitaban una ducha, y cambiar las sábanas, que estaban llenas de sudor.

-Ha estado bien,_el cubano había terminado con su chico acurrucado en su pecho.

Si, el que empotra recibiendo mimos, aquí no hay ni seme ni uke.
Solo placer y ganas.
La posición depende de las ganas de cada uno.
Y siempre había ganas.

-Si, pero no traduje eso,_le recordó, hizo un globito con el condón y se levantó, le dolió hacerlo, que estaba bien cómodo.

-Oye precioso, voy contigo,_Lance se colgó de su brazo, que en nada estaría de nuevo para poder correrse, y bien agusto dentro del de piel pálida.

-No vamos a hacer nada, que la última vez nos caímos,_si señores, salidos y con demasiado jabón, así no se podía.

-Pero en el otro baño, en este no,_esa carita de suplica.

-Ya veremos,_Keith suspiró, si, no le quedaba otra, esa noche sería más larga de lo que pensaba, pero mucho menos estresante.

Si queréis continuación de esta o cualquier otra historieta, os espero en los comentarios.
Mil gracias por leer mis movidas.
Squire White 💕

Klance one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora