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Este cap ocurre en el castillo de los leones, antes de que se hicieran novios.

Era tarde, muy tarde.
Como las tres de la mañana.
Aunque cualquiera sabría eso, si vivían en un mundo donde la noche y el día era artificial.
Donde lo único permanente que les rodeaba era el cosmos.

Donde todo se veía oscuro y vacío, salvo las estrellas que se autoconsumían.

Lance echaba de menos su casa, echaba de menos la tierra, su familia, la comida de su madre, las peleas con sus hermanos, cuidar a sus sobrinos.

Y por eso no podía dormir.
Y por eso estaba en uno de los grandes ventanales del pasillo, mirando al infinito, nunca pensó que fuera tan abrumador y cautivador.
Él no quería ser un héroe en el fondo, solo quería volver a casa y que otro salvase el universo, pero por ello no era un cobarde, no del todo.

Y mientras el cubano miraba por la ventana, su rival, ese chico de ojos violetas y cabello oscuro se mataba entrenando.

Si, a las tres de la mañana, porque Lance no era el único con problemas, Keith también los tenía, y también se los callaba.

Todas esas malditas pesadillas habían vuelto, no podía dormir, al tercer intento, a la tercera vez que se despertó con un grito y cubierto de sudor, se fue a entrenar, y eso pasó a las una de la mañana.

Ya llevaba dos horas, y no había podido dormir nada, menos aún comer, y eso que Hunk era un buen chef.

Ya era tarde, y si era sincero su cuerpo no iba a soportar mucho más, así que corto y se fue a las duchas, igual el cansancio y el agua arrastraban todo y así podía dormirse.

Apestaba, tanto o menos que su vida, porque menuda suertecita la suya, pero el jabón y el agua hacen milagros, agua fría, que era lo mejor después de tanto golpe.

Y con una toalla en la cabeza se dirigió a su habitación, pero ahí estaba él, otro de sus tantos dolores de cabeza, mirando el espacio, como si fuera a descifrar algo, a descubrir algo, bañado por la luz de todas esas estrellas.

-¿Qué haces fuera?,_es que se lo tenía que preguntar, que el ojiazul tenía obsesión por su ritual de belleza, no tenía puesta ni la mascarilla.

-K-Keith,_se le escapó su nombre a modo de chillido, casi lo mata del susto, ¿cómo era tan sigiloso?,_pues les enseño a las estrellas a brillar,_le soltó hinchando el pecho, como el presumido de siempre.

-Sabes que no cuela, pero si no quieres hablar no pasa nada,_se encogió de hombros, a fin de cuentas el cubano lo odiaba.

-No cuela, no cuela, ¿y tú que haces despierto a estás horas?,_le preguntó,_nadar imposible,_ambos soltaron una pequeña risilla cómplice al recordar cuando se quedaron encerrados y la piscina alteana.

-Entrenar,_respondió con simpleza, seguía estando de pie, frente al más alto, esa luz del cosmos le sentaba que ni pintado a su piel pálida, por lo hablar de sus ojos.

-La echo de menos,_confesó con un hilito de voz el cubano,_quiero volver a la Tierra Keith, a casa, ¿tú no?

-Yo, no lo sé, a veces si, pero.., da igual, terminaremos con Zarkon y volveremos, ya lo verás,_no, Keith no le iba a decir que a él en el fondo le daba igual, que no tenía a dónde volver, que todo lo que tenía era a Shiro y seguramente reharía su vida con Adam al volver y él, él no quería formar parte de ese plan, solo apoyarlo.

-No da igual, ¿qué harás cuándo volvamos?,_le preguntó curioso el cubano, palpando el sitio a su lado, para que se sentase y él más bajito obedeció.

-No lo sé, supongo que ver cómo está la tumba de mi padre,_le contestó, de todas formas Lance sabía que era huérfano y no lo iba a juzgar por ello.

-¿Lo echas de menos?,_esa pregunta era estúpida, pero a Lance no se le había ocurrido otra, Keith asintió,_se me ocurre otro plan para ti.

-¿Otro plan?,_el ojivioleta ladeó la cabeza sin entender nada.

-Seguro que no lo has pensado, pero podrías cortarte esas greñas,_le revolvió algo más el pelo con la toalla.

-Que obsesión con mi pelo,_aparto las manos del ojiazul pero no le dejo,_Lance, para.

-Que no, anda, si no te lo has secado nada, te vas a resfriar,_le regaño un poco más y lo convenció.

Después de eso hablaron de cosas absurdas, con más o con menos sentido, alguna que otra confidencia, algún que otro miedo, y se dieron consuelo.

Ahora eran las cinco de la mañana, apenas quedaban un par de horas de noche artificial, y ellos seguían frente a la ventana, tapados con una manta, abrazados y acurrucados entre ellos.
Encajaban a la perfección.

Nunca se supo quien se durmió primero, quien abrazó a quien, si fue la calor que irradiaba el moreno, o el olor rico a frutas del azabache.

Pero esa noche fue solo la primera de muchas otras en las que durmieron juntos.

Si queréis continuación de esta o cualquier otra historieta, os espero en los comentarios.
Mil gracias por leer mis movidas.
Squire White 💕

Klance one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora