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Dos Medea seguidos, ese era el tiempo que el medio galra iba a quedarse en la tierra del tirón.

Se estaba encargando de todo, y todo era todo: hacer la comida, hacer los recados y limpiar la casa, estaba de vacaciones, y era eso y entrenar, sino se subía por las paredes.

-Bueno chica, esto está rico, ¿verdad?,_Hunk escribió un libro de cocina, y le regaló un tomo a Keith, si era capaz de cocinar algo con él, se aseguraba su éxito.

La loba olisqueó y probó un poquito, y como no puso mala cara ni escupió lo tomo como algo positivo.

Que el azabache era un desastre en la cocina, pero con mayúsculas.

Sabía hacer algunas cositas, pero no era sano comer siempre lo mismo, así que intentaba innovar.

En sus innovaciones murió el horno, pasaron a mejor vida tres microondas y se incineraron dos ollas y cinco sartenes.

Por eso el libro era su aliado.

Faltaba una media hora para que Lance llegase, lo echaba de menos, como para ordenar y limpiar la casa, despertarse antes entrenar y preparar el desayuno.

Ocupar la mente.
Ocuparse de la casa.
Ocuparse de Cosmo.
Ocuparse de recogerlo del trabajo.

Y mierda que ya llegaba tarde, Cosmo prometió portarse bien, tras el soborno de un peluche con forma de delfín.

-Hola, soy Keith Kogane, vengo a recoger a mi esposo,_la chica que atendía al azabache no estaba prestándole mucha atención, joder que guapo que era el chico con pintas de macarra.

Pero es que ya lo conocían, por ser una leyenda, por ser un paladín, un salvador del universo, el líder de Voltron, un líder innato.

También por ser un rebelde, un indisciplinado y un liante.
Y por casarse con Lance McClain.
El mejor profesor de vuelo.

-Oye, ¿puedo pasar o no?,_la chica susurró un haz lo que quieras, así que Keith se alejó.

Recorrió los pasillos, en ese momento poco transitados, saludó a algunos colegas de la Garrison, que se conocían ya.
Tres semanas de idas y venidas para recoger o llevar a su chico.
Al final te quedabas con algunas caras.

Lance por fin apareció, y eso que Keith llegaba unos minutos tarde.

-Hola mi bebé lindo,_el cubanito se abrazó a él, dejándose caer un poco, eso significaba día duro.

-Hola,_Kogane aguantó un sonrojo y un quiero estar contigo, que a veces se pasaba un par de semanas en el espacio,_¿listo para ir a casa?,_el ojiazul asintió y emprendieron la marcha a la salida.

-Si, ¿cómo consigues entrar siempre?,_le preguntó con curiosidad, que se distaba en lo guapo que estaba su chico y lo rico que olía.

-Creo que le caigo bien a la chica que vigila,_Lance mantenía las formas en su trabajo, no iba a morrearse con su chico en el pasillo.

Joder que Keith no usaba los guantes para ponerse su anillo de casado.
O era ciega.
O era tonta.
Porque el medio galra no iba a dejar a su cubanito.

-Algo así,_Lance se aguantó la risa, que Keith no sabía ni cuando ligaban con él,_vamos a casa necesito un baño relajante y la comida rica que me prepara mi chico.

-Hoy hice la cosa esa de verduras que te gusta,_le dijo, y que no soltaba la mano del ahora más bajito.

-¿Enserio?, eres el mejor,_Lance aferró el agarre y se subió en el coche.

Si llegar a casa era lo más sencillo, Keith le contaba acerca del orden, que había visto un programa y había ordenado toda la puñetera casa.

Y cuando decimos toda, es toda.
Hasta el temido trastero.

Lance por su parte tenía problemas con uno de sus alumnos, al parecer era igual de indisciplinado que Keith durante su época de estudiante.

-¿Quieres que vaya?,_el azabache se sorprendió, Lance adoraba hacerle exhibiciones a sus alumnos, era un modo de demostrar que con esfuerzo se podía lograr.

-Si, necesito que seas tú el que pilote, igual si te ve a ti pilotar aprende que necesita tener calma,_el cubanito le dio al mando que abría el portón de su casa.

-Pídeselo a Shiro, a él se le da bien eso de "la paciencia ayuda a la concentración",_ambos estallaron en risas, joder, es que se le había quedado grabado.

-Lo hice, y me dijo que sería bueno que lo hicieses tú, además.., dijiste que ibas a trabajar como instructor, te seleccionaron para alumnos avanzados, Keith, podrías ver que se siente durante un día y decidir si te gusta o no,_el ojiazul le dio un piquito, admiraba el esfuerzo de su chico por asentar la cabeza, sobre todo ahora que las cosas en el espacio estaban mucho más calmadas.

-Está bien, ahora vamos a comer, me he roto el culo para hacer la comida,_Lance río, el culo podría estar roto, pero eso era cosa de sus noches, y esa vez fue en el estudio, no en la cocina.

Comieron en paz y en calma, como era costumbre, que por lo menos respetaban las comidas, esa norma la impuso el cubano, que después de leer que tú chico  pierde kilos y no coge peso, pones normas.

Se comía y se entrenaba, punto, y se comía bien.
Que el azabache comía de cualquier forma.
Y ese no era un plan de vida.

-Cada vez cocinas mejor,_Lance le sonrió, ayudándolo a poner el lavavajillas.

-Porque paso más tiempo en casa,_le respondió,_ya terminó yo, ve a darte un baño, arme el mueble así que las toallas están por fin en su sitio,_le dijo consiguiendo besos en el cuello.

El pecoso acarició a Cosmo durante su trayecto al baño, cogió su pijama para hacer el vago en casa y dormir un poco, su ropa interior.

Fue a buscar sus cosas y nada, en ninguna parte, reviso todo el baño, hasta llegar al armario, iba a matar a Keith.

-¡Keith, ven aquí ya de ya!,_ahi estaba el Lance dramático que todos conocemos y amamos,_¿me explicas que es esto?,_le preguntó, apuntando al nuevo armario, donde el ojivioleta puso toallas y las cosas de su chico.

-Ya te lo he dicho el armario, si lo compraste tú, lo armé esta mañana,_el de tez clarita se acercó,_¿está descolgándose o algo?

-Keith, ya sé que es el puñetero armario, ¿dónde está lo que falta?,_señalo a los dos estantes llenos de "potingues".

-Lo tiré, o olía feo o estaba caducado, había cosas que no usas y se pusieron feas,_le explicó,_además había como cinco o seis champús distintos, deje solo un par, los que más usas, básicamente tiré lo que sobraba, igual que en la cocina,_le respondió calmado, como si nada.

-Yo te mato, no puedes simplemente tirar estas cosas a lo loco, son importantes, Keith,_le regañó, que eran sus "potingues".

-Lance, esas cosas no sirven, guarde un par de cada zona del cuerpo, de las manos, de la cosa de debajo del ojo, tranquilo,_vale, no esperaba que su chico se pusiera a ese nivel de histeria.

-¿Qué no sirven?, desnúdate, ya de ya, te vas a enterar tú de si sirven o no,_el cubanito estaba mosqueado, si usaba algo era por un motivo, que Keith tenía una genética muy buena, y una piel estupenda, pero él no.

Y el medio galra obedeció, y se pasaron parte de la tarde haciendo rituales de belleza, usando productos de baño especiales, nada del puñetero tres en uno del azabache.

Y al menos le hizo ponerse tres mascarillas, en el pelo, el las manos y una pegajosa en la cara, si señor.

-¿Aún no me la puedo quitar?,_el de tez clarita ya preguntaba con miedo, que eso no era agradable.

-No cariño, quedan aún dos horas más,_el morenito sonreía y acurrucaba a su chico, iba a enterarse ese de lo que costaba arreglarse.

Ese día Keith aprendió tres cosas:
1) Nunca tires productos de belleza de tu marido.
2) El olor no tiene que ver con la caducidad.
3) Nunca tocar nada de Lance y así evitar "castigos" o "torturas".

Klance one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora