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Lance sabía que su chico siempre, bueno, casi siempre estaba ocupado, sino en una cosa en otra.
Lo solía observar de lejos, revisando papeles mientras acariciaba la cabecita de Cosmo, que si, que la peque se llama Cosmo, nada de no ponerle nombre.

Ese día hacía calor, para no variar, habían puesto el aire para no morirse derretidos.
Por eso y por Cosmo, que el calor y ella no se llevaban bien.

-¿Has terminado ya?,_el ojiazul se acercó por detrás, dándole un besito en la mejilla.

Keith siempre se despertaba muy temprano, salía a correr con la loba, entrenaba algo más en casa, una ducha y papeleo.
Era su rutina.
Eso y estar con Lance.
Lo último era su parte favorita.

-Casi, necesito que me revisen una cosa que he mandado, si me hacen esos cambios, todo listo,_le contestó,_hice café hace un rato, estará frío como te gusta.

-Gracias, mi amor,_el cubanito fue hasta la cocina y su chico no tardó mucho en seguirlo.

Keith adoraba estar con él, y joder, que estaba libre, aunque fuera verlo, hablar, respirar el mismo aire, o porque no, quitárselo, le bastaba.

-A ver, a ver, ¿has salido así a correr?,_le preguntó haciendo que el de tez clarita asintiera, creía que iba a venir la charla del desayunar tan poco,_Keith, tu pelo está muy largo ahora, no sé cómo aguantas sin recogerlo, es más cómodo,_le dijo, poniéndose detrás de él.

El desayuno no le corría prisa, no tanta, iba a hacerlo para los dos, que Keith estaba en un plan de no comer que lo desesperaba.
Que se iba a quedar en los huesos y no.
Le iba a hacer algo rico de comer.

-Pero si ese es tu trabajo, te encanta recogerlo y hacerle cosas,_le recordó con una sonrisa suave.

-No, no, no, lo siento mi amor, pero tengo trabajo en la Garrison y me encargo de la cocina y las compras, creo que es suficiente,_le dijo, tocándole la punta de la nariz con el dedo, consiguiendo que cerrase los ojos con el toque.

Ojito, que Keith ayudaba en casa con todo cada vez que estaba, pero había veces que le tocaba irse a atender asuntos en persona, algunas sin Lance, que hasta lo pasaba mal.
Y no, Lance no iba a dejarlo hacer nada, cuando llegaba agotado y mimoso, cuando pasaba eso sólo quería estar con él, a solas, fundiéndose en uno.

-Bueno, supongo que entonces tendré que cortarlo corto otra vez,_le dejó caer a su chico, que seguía concentrado en hacerle una tranza bonita y analizar lo que decía.

Repaso el mensaje varías veces, y no, quizás en otro punto de su vida habría cogido las tijeras y se lo habría cortado el mismo, como pasó antes de su boda. Pero no, a su chico la melena le pegaba. Además que tenía el pelo súper bonito y suave.
Ni de coña.
Punto.

-Ni se te ocurra,_le soltó para darle un beso,_y ahora vamos a desayunar rico, sin peros, que esta mañana no has comido nada.

-Sabes que no me entra nada, ademas tú cocinas más rico,_el azabache se acomodó en la isla de la cocina para observarlo, aún les quedaba mucho por arreglar de la casa, que los muebles eran caros y encontrarlos bonitos muy difícil.

Lance iba de aquí para allá, que si tostadas, fruta picada, un zumo de esos de varias frutas, que estaban demasiado ricos como para no convertirse en un vicio.

Café sólo para él, Keith ya había tenido su dosis, así que un zumo como si fuera un crío y listo.

La paz momentánea fue interrumpida por el cartero y Cosmo poniéndose en calma, con la carita de buena que tenía y el miedo que podía dar en ese plan.

-No, no, aquí peque,_Keith la llamó y le acarició su cabecita,_¿esperas algo?,_le preguntó y su chico asintió.

-¿Vas tú?, yo estoy feo, no me he vestido,_le pidió más que preguntó el cubanito.

-Tú no has estado feo en tu vida,_Keith le dio un piquito y Cosmo lo teletransporto a la entrada, que del intruso no se fiaba.

No fuera, que haciendo eso habían mandado al hospital a un señor de reparto del susto.
Se desmayó, nada serio.
Pero se armo un espectáculo.
Así que solo un puf hasta la puerta del muro.

Pero daba igual lo que hicieran, porque sólo de verlos el pobre hombre casi se infarta, no todo el mundo aparece así, con una loba enorme y de otro mundo a recibirlo.

-Paquete para Lance Kogane McClain,_anunció el hombre con cierto temblor en la voz, el cubanito estaba atento a lo que respondiera Keith, en el pasillo, que con la puerta de casa abierta por la peque se escuchaba todo.

-Es mi esposo, ¿te lo firmo?,_le preguntó y el hombre murmuró un por favor,_muchas gracias,_Keith le sonrió y cogió la caja, era algo grande y pesaba más de lo que se esperaba, Lance no le dijo que había pedido nada.

El pobre cartero se alejó rápido de la vaya de la propiedad, Cosmo volvió a hacer puf para aparecer en la cocina, Lance no disimuló nada, imitó a Keith para sonrojarlo.

-¿Qué has pedido?,_le preguntó para cambiar de tema, dejar de hablar de lo supuestamente mono que se veía diciendo que Lance era su esposo.

-Cosas para nuestro cuarto, sábanas, fundas para los cojines, una manta suave, grande y bonita para Cosmo y una tontería para ti,_le dio un piquito, la tontería era un peluche grande de hipopótamo, de color morado.

Y si, hacerle fotos a Keith dormido y abrazado a el no tenía precio, iba a ser su fondo de pantalla nuevo.

Terminaron de desayunar y se entretuvieron en abrir el paquete y revisarlo todo en el sofá, con Cosmo reclamando ver lo que era para ella y siendo una mimosa, que el cubanito la consentía mucho.

Estaban en su armonía y en su burbuja, así eran sus mañanas, tranquilas, en calma y buena compañía.

Si queréis continuación de esta o cualquier otra historieta, os espero en los comentarios.
Mil gracias por leer mis movidas.
Aka 💕

Klance one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora