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En verano hacía calor, por suerte en lo que viene siendo el castillo, la temperatura siempre era agradable, y eso era jodidamente genial.

Nada de un frío horrible y una calor insoportable, siempre una buena temperatura.

Pero el verano se echaba de menos, al menos por parte del cubano.

-Keeeeef,_el cubanito se aferró al cuello del que era su chico, desde hacía un par de meses.

-Pesado, ¿qué quieres?,_que lo quería, lo quería mucho, pero que en el fondo para esas cosas era muy tímido.

-Estamos en verano, quiero una copa enorme de helado,_le susurró bajito.

Los chicos se habían acostumbrado un poco a ver a esos dos acaramelados, era lo normal, eso o una pelea tonta en la que ninguno se aleja del otro, y terminan en besos y abrazos.

Al principio se metían un poco con ellos, solo un poquito, para ver como se sonrojaban.

-¿Cómo lo sabes?,_le preguntó curioso, cogiéndolo en brazos, porque es que no le quedaba otra, Lance estaba en ese plan.

-Me lo dijo Pidge,_le respondió con una sonrisa.

-¿Tu cumpleaños no era en verano?,_el ojiazul asintió,_que me lo sé el 28 de julio,_y un besito en la mejilla.

-Pidge dice que estamos en verano, pero que no sabe calcular el mes y el día exacto aún, necesita datos de algo raro, en la tierra hace calor en julio, pero aquí siempre es igual,_Lance se aferró un poquito más a su chico, solo un poco más.

-Lo sé, la echas de menos, yo no echó de menos el calor, en el desierto no es agradable,_el chico con pechas rió contra su cuello.

Hace unos meses no se podían ni ver, claro que no, o eso decían, pero las visitas furtivas al cuarto del otro, el jiji jaja, las miraditas, las sonrisas, vaya que tuvieron que terminar confesando que estaban juntos.

-Supongo que no, pero en la playa se estaba genial, no hemos visto ningún planeta con playa,_suspiró contra el cuello de su chico, provocando que una corriente eléctrica recorriese su cuerpo.

-La Tierra es única,_le dio un par de besitos en la mejilla que no había nadie,_pero quizás podamos escaparnos un par de horas y encontremos helado, Pidge y tú encontrasteis video consolas y una vaca, puede que haya,_el azabache sonrió, y pocas veces pasaba eso, joder, muy pocas, aunque habían aumentado últimamente.

Las sonrisas de ambos, unas menos falsas y forzadas por parte de Lance, y unas, unas más mucho, mucho más frecuentes por parte de Keith.

-En realidad no quiero helado, quiero estar contigo, tú y yo,_le susurró bajito.

-Vale, vale, pero tengo que entrenar,_lo dejó en el suelo y de morros.

Lance odiaba suplicar, no le gustaba estar suplicando atención, ya le había dicho lo que quería, sino quería estar con él pues nada, a esperar las dos malditas horas de entrenamiento y diez minutos en volver a ducharse, secarse, vestirse y tocar la puerta de su habitación.

-Te espero,_le respondió cabizbajo, no le quedaba otra, era lo que había, le dio un besito en la mejilla y fue a su cuarto a esperar.

-Anda, acompáñame,_le pidió con una sonrisa, no podía negarse a eso, Lance no.

Cogió la mano que el ojivioleta le ofrecía y se dejó arrastrar, ni siquiera miraba a donde iban, solo dejó que esa mano pálida y cálida lo llevase a dónde demonios quisiera su dueño, mientras su mente se perdía.

Recordó cuando empezó a fijarse en Keith, en su carita perfecta, en esos ojos que eran de otro mundo, en las miles de expresiones que era capaz de hacer, en como empezaron poco a poco a hablar más, a conocerse más, a gustarse y a amarse, mucho, muchísimo.

Recordaba las noches en las que su chico frío, tosco y malhumorado le acariciaba el pelito y le decía que todo iba a salir bien, o cuando Keith tenía pesadillas, que iba su cuarto, que se dejaba proteger.

Adoraba esa confianza que tenían, ese roce de sus pieles, esos besos tontos y largos antes de las misiones.

-Keef, te quiero,_le dijo de la nada, mirándolo con cierta timidez, como un niño esperando a ser juzgado.

El medio galra se sonrojó totalmente, que Lance era un cursi, joder, que era demasiado ñoño y cariñoso, que él no estaba acostumbrado a eso, que se derretía por dentro de tanto amor para su persona.

-Yo a ti también, te quiero, mucho,_le susurró completamente rojo.

Puede que esa tarde Keith mandase el entreamiento a la mierda.

Que Lance se saliera con la suya.

Que los dos se pasasen la tarde con videojuegos, risas, y tal vez, solo tal vez escapasen en rojo para ir a uno de esos mercados espaciales a por un helado.

Si queréis continuación de esta o cualquier otra historieta, os espero en los comentarios.
Mil gracias por leer mis movidas.
Aka 💕

Klance one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora