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Dónde Lance es actor y Keith acróbata.

La convivencia era la que era, al principio Lance creía que ese chico rebelde iba a matarlo al vivir juntos en un espacio tan reducido.

Pero es que se llevaban mejor que bien, joder que se gustaban, que salían juntos, más o menos, que eran etiquetas.

-¿Día duro?,_le preguntaba el cubano, estaba en su cama, encima de la del azabache, normalmente estaban en la del de tez clarita.

-Mucho, ¿qué haces arriba?,_el acróbata lo observaba que se conocían de sobra a esas alturas.

-Estudiar el guión, he terminado por ponerme aquí,_le dijo con algo de vergüenza, que no quería que lo pillase en su cama, oliendo la parte de la cama que olía como el azabache.

-¿Y te vas a tirar ahí todo el día amargado o te apetece salir?,_Lance ya lo estaba mirando con carita de cachorro, que llevaba cinco minutos esperando a que saliera de la ducha para que le hiciera caso,_me tomo eso como un salir, anda baja de ahí.

-Keith, cógeme,_le pidió, con esa carita de crío que tenía, salpicada en pequitas.

Y se lanzó al vacío, si Keith estaba ahí, no había ningún problema, siempre podía confiar en él.

-Eres un crío, ¿si te dejo caer qué?,_le preguntó, que lo había cogido al vuelo, como una princesa.

-¿Me dejarías caer?,_le preguntó hinchando las mejillas.

-No, tendrían que contratar a otro actor si te lesionas, y tendría que cuidarte, además de soportar a un actor que podría parecerse a Lotor, está claro que prefiero darte tu capricho,_le dio un besito en la frente, fue caminando con el cubanito en sus brazos.

-Oh~, ¿un príncipe por un día?,_le dio un piquito suave una vez que cerró la puerta.

-Algo así, evito que pierdas tiempo arreglándote ahí dentro, hoy tenemos coche, así que no necesitas ponerte ninguno de mis monos,_le dio un beso ahogando sus quejas, si estaba guapísimo, para hacer que se derritiera cualquiera.

-¿Y si me reconocen qué?, estaré feo,_le dijo con un puchero en el rostro.

-No, estás, feo,_le aseguro abriendo la puerta del copiloto y metiéndolo dentro del coche,_venga princesa, que solo vamos a dar una vuelta,_le dijo con una sonrisa.

Y es que esa sonrisa joder, que si le sonreía así, el resto no importaba, si alguien como Keith lo veía guapo, que le dieran al resto del mundo.

El camino en el coche fue cojonudo, sobre todo si tenemos en cuenta que Lance pudo trastear la radio, que encontró sintonía latina, que era una pasada, cantaba canciones y el azabache no le decía nada.

Y es que le encantaba verlo así de alegre, con la carita de pena y de estrés que tenía cuando lo vio encaramado en la litera, como para decirle algo.

-¿Creía que íbamos a por batidos?,_le preguntó extrañado, que cuando llegaron los anuncios tras varias canciones, sorpresa, entraban en la autopista.

-Y vamos a por batidos, pero a un sitio que conozco, confía en mi,_y eso fue lo que hizo el morenito, eso y cantar, que eso era una maravilla, estar con su chico y poder ser él mismo.

Poco a poco se alejaron hasta perderse por unos caminos, no había nadie por ahí, solo ellos, la música que Lance ya tarareaba y tras una curva el mar, el puñetero mar, el mar que el pecoso adoraba.

-¡El el mar, Keith, el mar!,_le dijo con entusiasmo, olvidando seguir el ritmo de la canción.

-Lo sé, lo sé, vamos ahí abajo, aún no se ve, es un pueblecito costero, tienen un puesto en el que venden los mejores batidos del mundo, o eso dice Shiro, yo solo puedo tomar los de leche de soja, y según mi hermano en comparación son horribles,_le explico mientras tomaba un desvío a un camino diminuto y remoto.

El pueblo era diminuto y pintoresco, Keith dejó el coche aparcado cerca del puesto, lejos de la gente y al lado de la playa.

Salieron del coche, Lance le cogió la mano automáticamente, que es que le encantaban esas salidas, eran casi como citas, bueno eran citas, pero que querían ir despacio, así que eran salidas.

En el puesto no lo reconocieron por suerte, cosa que les vino realmente bien a ambos, un par de batidos y crepes, que había de esas con azúcar y algo de canela, cómo para decirle al morenito que no le iba a comprar uno.

-¿Vamos a pasear por la playa?,_le preguntó bajito, es que se quería lanzar a correr a la orilla.

-¿Para qué te crees que te he traído?,_el azabache lo miraba con esa calma, con esa carita de bobo enamorado, es que desde que se habían bajado del coche su chico no había dejado de sonreír.

-Enserio, eres el mejor,_le dijo, dándole un besito en la mejilla, es que le encantaba, que era muy Dulce con él.

Y listo se sentaron en un banco, de esos blancos, desgastado, el olor a salitre y gotitas del mar impactaban contra ellos, pero es que les daba igual, estaban riendo, mirándose, robándose algún que otro beso, bebiendo batidos y en ese momento no había ni más personas, ni ninguna obligación.

-Que sepas que el mío está más rico,_le dijo el ojiazul, y Keith le robó un beso, mezclando el sabor a vainilla de la boca del cubano con el sabor a fresa de la suya.

-Mmm, no sé yo que decirte,_murmuró contra sus labios después de robarle el aire.

-Tramposo,_le contestó, le quitó el batido, tiro ambos envases, que estaban prácticamente vacíos, después de eso le revolvió el pelo y salió corriendo hacia el agua.

-¡Oye!,_que la idea del azabache era estar tranquilito y dándose besos,_¡Lance, espera!,_lo sabía, si tenía que correr detrás de alguien, era de ese chico cuyos ojos se comparaban al mar.

Y mientras corría el morenito se las apañó para quitarse los zapatos y calcetines, para correr por la orilla, Keith lo imitó, que sino luego iba a joderse fuertemente para conducir.

Maldito fuera Lance, ya estaba medio mojado por correr sobre el agua, y por fin lo consiguió atrapar, cargándolo sobre su hombro como si fuera un saco.

-Te vas a enterar, al agua que vas,_lo amenazó, y es que no lo podía tomar enserio, que se estaban riendo los dos, que si se caía de su agarre sería porque le fallaba la fuerza de reír.

-Ñooo~, si sabes que te quiero, venga Keef,_le pedía entre carcajadas, es que no podía parar de reír tampoco.

-Que no me llames así,_un movimiento rápido y otra vez estaba entre sus brazos, modo princesa,_debería de soltarte,_le dijo para darle un piquito suave en los labios, que sabían a batido de vainilla y sal.

Y ahí estaban los dos, profundizando el beso y de espalda al mar, mala idea, pésima, porque las olas no eran pequeñas y estaban más cerca de lo que creían de la zona de la que rompía, así que terminaron por caer y mojarse enteros.

-Lance, ¿estás bien?,_le preguntó preocupado el ojivioleta.

Pero el cubano estaba tumbado a su lado, riéndose sin parar, es que echaba de menos un montón estar en el mar, y ahora estaba ahí y con él, le daba igual que las olas lo hubieran tirado y arrastrado.

-Mejor que nunca,_le dijo tomando sus mejillas y besándolo, ahora sabían a sal.

Lo divertido no fue ir en el coche con toallas en la cintura y chaquetas de promoción que Shiro había dejado en el maletero, no, lo divertido fue encontrar sus calcetines y sus zapatos.

Que los habían lanzado a saber donde.

Si queréis continuación de esta o cualquier otra historieta, os espero en los comentarios.
Mil gracias por leer mis movidas.
Squire White 💕

Klance one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora