Klance one-shots

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Que no, que el morenito se negaba a aceptar eso, acepto porque le podía tocar con Allura, pero como no tenía suerte le tocó con Keith.

Si, ese Keith, Keith Kogane, el chico de melena negra y ojos de otro mundo.

Con esa piel clarita de porcelana y sin ningún tipo de granito, ni nada, solo alguna que otra cicatriz por el cuerpo, la única que había visto era la de la mejilla, y le quedaba bien.

¿A quién demonios le quedaba bien una puñetera cicatriz?

-¿Irás a entrenar?,_la peliblanca estaba en la terraza, tomando el sol con la italiana, esperando al chico que le gustaba y los increíbles batidos de Hunk.

-Prometí ir a ayudar,_Keith tenía esa bolsa del equipo colgada a un hombro, y esa ropa de entrenar que usaba cuando no era necesario el uniforme.

-Oye, nada de llegar muy tarde y cuidado con el hombro,_Shiro salió, que ese renacuajo de ahí era su hermanito, y lo conocía.

-Que son solo dos horas o tres, tranquilo, y no, no llevo tabaco,_si, le había costado pero había dejado de fumar, no es que se hubiera enganchado mucho, pero que empezaron a caer dos o tres cigarros por necesidad, y él no quería depender de nada.

-Vale, vale, que me preocupo por ti,_Shiro se acercó a revolverle el pelo y a acompañarlo a la puerta.

Hay ciertas cosas que esos dos se decían solo en privado, o en japonés o coreano, cosas de hermanos que todos respetaban, a fin de cuentas su madre trabajaba lejos, su padre murió cuando eran unos críos, se cuidaban y organizaban solos.

-Dan envidia,_murmuró Pidge.

-¿Por qué dices eso?, tú también te llevas bien con tu hermano,_la medio regaño Allura.

-Pero es diferente, esos dos, están solos prácticamente, apenas se pelean y con mirarse saben que algo va bien o no, no sé como no chocan con ese carácter que tienen,_la italiana los miraba con admiración.

-En eso te doy toda la razón,_Hunk entró con batidos,_los hice sin lactosa por Keith, ¿sabéis cual es su sabor favorito?, hice de chocolate, de fresa y de vainilla.

-Fresa,_saltó Lance sin pensar, que había ido a ayudar a Hunk con los vasos y las jarras.

Que todos se lo habían tenido que pensar, hasta Shiro, pero el cubanito lo tenía más que claro.

No es que se fijase en Keith, para nada, o eso decía él.

-¿Cómo lo sabes?,_le preguntó la chica castaña, con una sonrisa pícara.

-No le gusta la vainilla porque dice que sabe demasiado dulce, el chocolate lo odia, además siempre pide el de fresa cuando vamos a algún sitio, a Keith le gusta la fruta, no le gustan las cosas muy dulces, por eso le gusta el de fresa, no es tan dulce,_explicó el morenito.

-¿Tú estás seguro de que te llevas mal con mi hermano?,_preguntó Shiro aguantándose la risa un poco.

-Si, me llevo mal, pero soy observador,_le respondió algo sonrojado, que había dicho eso en voz alta.

Os confirmo que esa tarde fue un coñazo para el cubanito, porque habían estado con el cachondeo, menos mal que llegó por fin Keith y se terminó, al menos en gran parte.

-¿Y el hombro?,_Shiro se acercó al chico de melena con un vaso enorme de batido de fresa, que sabía lo que era entrenar.

-Bien, he tenido cuidado y todos saben que estoy recuperándome de la lesión, gracias,_esa carita de crío de tres años al coger el vaso y sorber no se la quitaba nadie.