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La fricción producía calor, pero es que era imposible que subiera aún más la temperatura.

No les había servido de nada el aire acondicionado, no cuando estaban en llamas sobre la cama.

Que su fricción era fuego.

Ese cuarto olía a pecado, a lujuria, a sexo, y también a alcohol y tabaco, pero sobre todo sudor y sexo.

-N-No pares,_le pidió el cubanito, que no le gustaba poner el culo, o eso decía, porque ahora suplicaba por más.

-No tengo pinta de querer parar,_se lo susurró con esa voz sexy y ronca, con el pelito pegado a la cara por el sudor.

Que guapo era y que borracho estaba.
Se suponía que eran enemigos.
Que no se llevaban bien.
Y ese era el efecto su segunda botella de vodka.

Eso era un afrodisíaco y lo demás tonterías.

-V-Ve más rápido,_Lance, a cuatro, suplicándole, con sus mejillas rojas y sus piernas medio fallando por los calambres.

Por supuesto que le daría más rápido, si hasta le había crecido la erección aún más con eso.

Keith era pecador y malvado, que eso de tirarse al cubano no había sido cosa suya.
No quería, ni le gustaba.
Pero en ese momento y con esas insinuaciones.
Le dio igual.

Solo se escuchaba el chapoteo de sus pieles, los muelles del colchón de ese hotel cualquiera, y el cabecero estrellarse una y otra vez.

Madre mía, que noche, que madrugada y que mañana iban a tener.

Otra vez comiéndose la boca, sin dejar de moverse.
Que no había tiempo para quedarse parados, menos cuando sus hormonas estaban alteradas y, estaban llegando al clímax.

El cubano le dejó el cuello hecho un auténtico desastre y la espalda llena de arañazos, que adoraba ver cómo se marcaba todo en esa piel pálida.

Todo es todo, sus marcas, sus músculos y sus chupetones, al ojiazul eso lo prendía.

Y el azabache bueno, adoraba esa versión del cubano, y eso que no lo soportaba, bueno, más o menos, ahora estaba teniendo una concentración total para dar en ese punto dulce, hasta usaba condones y todo.

Con todo lo que tenía arremetió contra el morenito, cogiendo su erección y haciéndose cargo de ella, mientras Lance ahogaba gemidos contra sus labios, es que tanto placer junto.., era una locura.

Un par de estocadas más y listo, se corrieron casi a la vez, al buen rato Keith salió del interior del chico que "no soportaba", hizo un nudo al condón y lo lanzo al suelo, el ojiazul lo imitó, haciendo lo mismo con el suyo.

Que se habían corrido, y bien agusto.

-Oye, ¿a ti todo te da vueltas también?,_el chico con pecas lanzó esa pregunta al aire, pero el coreano ya estaba dormido,_joder, no te duermas hombre,_le regañó, pero es que él también se moría de sueño.

Menudo tercer polvo de la noche, que estaban ya los dos secos.
Secos y agotados.
Así que a dormir y que el día siguiente no tuvieran mucha resaca.

Klance one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora