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Continuación cap 113

Eran dos mocosos, dos niñatos a esas altura, habían crecido y ahora eran menos inocentes, unos críos eso sí, pero sabían perfectamente lo que hacían.

-¿Estás celoso?,_a Lance le encantaba picarlo, ver cómo fruncía el ceño y se le arrugaba la nariz, como lo miraba mal desde lejos disimuladamente.

-Ya te he dicho que no, que hagas lo que quieras,_Keith había sido un niño dulce y adorable, aún no era en el fondo, pero tenía un carácter horrible y era un rebelde.

-Mientes, sé perfectamente cuando mientes,_el cubanito se colgó de su espalda,_¿vas a entrenar hoy?,_el azabache asintió,_¿hoy es largo o corto?,_le pregunto dejándose arrastrar por su hermanito menor, que para su mala suerte era más fuerte que él.

-Lance, nunca es corto, suelta, tengo que bajar a las taquillas, como nos caigamos con tus tonterías por la escalera mamá me mata, ya la han llamado dos veces los de dirección esta semana,_eso iba enserio, y el ojiazul se soltó y bajo a su lado.

Lance no era muy bueno con sus notas, pero iba aprobando, muchas veces por los pelos, algunas veces suspendía, pocas, que Keith se ocupaba de eso, pero no se metía en líos.

Keith no, Keith era un alumno brillante, no solía bajar del sobresaliente, a eso le sumamos que estaba en el equipo de fútbol, si, si, con su beca y todo, pero es que se metía en líos, nada de peleas, que Lance estaba encima de él cuando lo calentaban, era automático, pero era contestó con algunos profesores.

La señora McClain por suerte era estricta y lo encaminaba, pero muchas veces defendía a su hijo, algunos profesores eran unos prepotentes y se pasaban, que no es que el azabache saltase por todo.

-¿Me avisas cuando salgas?,_ahí estaba la culpabilidad del más alto, que observaba a su hermanito menor, un título que no le agradaba a ninguno de los dos.

No eran hermanos de sangre, se gustaban, ¿tan malo sería eso de salir por ahí los dos juntos en plan pareja?, pues sí, a la vista de la sociedad lo era.

Solo había dos personas que sabían de su relación, una era Shiro y la otra era Pidge, y porque ambos los pillaron enrollándose, que sino ni eso.

-Puedo ir a casa solo, no me va a pasar nada, además Rachel entrena hoy con las animadoras, así que seguramente termine volviendo con ella, igual salimos a tomar algo después de entrenar, por si llego tarde, tú tienes que estudiar, en dos días es tu recuperación,_le respondió dejando libros y cogiendo su bolsa antes de cerrar la taquilla.

Lance asintió, que en el fondo Keith tenía razón y tenía que volver a casa, comer y estudiar, no podía por mucho que quisiera quedarse a ver a su chico, porque eso era para él el chico de ojos violetas.

-Está bien, pásalo bien y no lleguéis muy tarde, y vigila a Rachel, que no se le pegue ningún tipo,_le dijo para revolverle el pelo antes de emprender camino.

-Que si, yo la vigilo, no te preocupes,_el menor subió las escaleras, ahí estaba su hermana mayor, el demonio personificado.

-Keith, ¿así que te quedas toda la tarde conmigo?,_Rachel se cogió del brazo de su hermanito, que el coreano era jodidamente popular.

-No me queda otra,_suspiró y la dejó guiarlo hasta el comedor.

Esa era una rutina que hacían dos días por semana, los otros tres días iban a entrenar más tarde y les daba tiempo a ir a comer a casa. Las animadoras en su mayoría se derretían por el azabache y a Rachel le encantaba presumir de hermano.

La tarde de entrenamiento fue tan dura como siempre, y entre descansos, con la excusa de ver a su hermano, Rachel iba a ver al resto de los chicos, con alguna de las animadoras.

Klance one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora