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Lance se había pasado la mañana ayudando con la limpieza en su casa, en casa de sus padres, que habían sacado y tirado todo lo que sobraba del trastero.

Todo a la basura o a donaciones.
Casi todo, que Lance se había llevado ropa que creía perdida y un juego de cuando era un crío.
Para jugar con Keith, que su chico no había tenido la mejor infancia.

Krolia se mataba, real que estaba visitando a su hijo cada vez que podía, invitándolos a cenas o almuerzos, y obvio Lance les daba tiempo a solas.
Que esos dos se merecían darse cariño.
Esa mujer era admirable, y su pequeñajo también.
Lance en concreto lo adoraba.

-¡Ya estoy en casa!,_anunció el morenito, miro a todos lados esperando el puff de Cosmo, que lo aplastaba para recibir mimitos.

-Bienvenido a casa,_el azabache asomó por la puerta, que se acababa de duchar, que había estado limpiando su casita, la que compartía con Lance.

-¿Y nuestra bebé?,_preguntó algo preocupado.

-En el jardín, he regado el césped así que ya sabes, nadie existe si hay hierba fría para jugar a la croqueta,_el cubanito no pudo evitar reír y abrazarlo.

-He traído una cosa para jugar, no puedes decir que no, ¿has jugado alguna vez al Twister?,_le preguntó y por la carita que le puso.., tuvo más que claro que no.

-No sé ni lo que es, mientras no arruine las horas que he pasado limpiando me parece bien,_Keith tenía una toalla en la cabeza y otra atada en la cintura, la de la cabeza era una evita regañinas, porque su pelito aún goteaba.

-No te preocupes, sólo hay que correr la mesa,_Lance sonrió y empezó a explicarle de que iba el asunto, además de secarle el pelito con la toalla.

Keith asintió le explicó el juego como prueba, que más de una vez había entendido las cosas más, que seguía respondiendo Voltron, en lugar de tron.

-Para, ya está,_se quejó, apartando el cepillo de su cabeza, que ya estaba desenredado.

-Vale, vale, estás guapo con el pelo así, te tienes que peinar,_le dijo con una sonrisita, que sabía de sobra que su chico odiaba eso de llevar el pelo echado hacia atrás.

-Que no, me visto y jugamos,_el azabache llevaba todo el rato con la toalla en la cintura, atendiendo los caprichos de su chico.

-No hace falta que te vistas, así estás bien~,_así a los ojos del cubanito estaba mejor que bien.

Que esas gotitas de agua aún le resbalaban hacia el pecho y la espalda, que tenía el pelito largo, precioso, y no nos engañemos no tenía ganas de perder la buena vista.

-¿Seguro?,_le preguntó alzando una ceja, a veces Keith no era consciente de lo malditamente sexy que era, en palabras del cubanito.

-Venga, vamos a empezar a jugar, pero si te parece mal, puedo quitarme yo también la ropa,_le dijo y Keith tragó duro, porque sabía que era capaz.

-N-No hace falta, así estás bien, pierde el que se equivoca y cae, ¿no?,_le preguntó el azabache para cambiar de tema.

El ojiazul asintió, saco el suelo del juego de la caja y la ruleta, joder, tenía que cambiar tal vez algo, porque se estaba poniendo cachondo de ver a Keith, que se le iba a poner dura de solo verlo en x posturas.

Que llevaba puesta una toalla en la cintura y otra ahora en su cuello, maldita sea, que iba a ver cada uno de sus músculos marcados en cada movimiento.

Quería que su chico sufriera un poquito con él, que tenía ganas de que pasase algo más, no de quedarse con las ganas y ya.

-Vale una norma más, quien falle se quita una prenda,_le dijo poniéndose de pie, que iba a empezar la cosa.

Klance one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora