Lo miraba, llevaba observándolo tanto tiempo que le parecía una eternidad, o un sólo instante, no estaba seguro, lo que sí sabía es que era precioso.
Se había dejado crecer el pelo, y joder, menos mal que no lo corto cortito, menos mal que su chico rebelde no le hizo caso, porque con el pelito largo estaba guapísimo.
-Keith, buenos días,_le murmuró para acercarse y darle un piquito suave, de esos ñoños, que era la primera noche que pasaban juntos, después de unas tres semanas.
-Sí que son buenos,_le respondió medio adormilado el azabache, buscando otra vez sus labios, besándolo otra vez.
-Tú pelo es un desastre, te dije que te hicieras una trenza para dormir,_hablaban bajito, como si se murmurasen secretos, pero no tenía nada que ver, simplemente los rodeaba su propia paz.
La paz que siempre habían querido, y que por fin tenían.
-Un desastre que tú siempre arreglas, ¿qué te apetece hacer hoy?,_le acariciaba el pelito, le acunaba las mejillas con sus manos, le daba algún que otro piquito, era una monada.
-¿Qué me propones?,_Lance intentaba ordenar en la cama los largos mechones de su chico, no era algo que importase demasiado, adoraba ese lado cariñoso de su chico.
-Bueno, podíamos quedarnos todo el día en la cama, o podríamos entrenar un poco, o quizás ir a dar una vuelta por la ciudad, lo que me pidas,_Keith se acurrucó un poco más, adoraba las caritas de aprobación y desaprobación de Lance.
-¿Al centro de la ciudad?,_que el cubanito adoraba ir a pasear, recorrer las antiguas calles de piedra, entrar a alguna cafetería, a una de esas que tienen cosas dulces y riquísimas, y lo que más le gustaba es que iban cogidos de la mano.
Keith no lo soltaba nunca, y siempre le compraba alguna tontería que le gustaba en los puestos ambulantes de la calle, una bolsa de té, una vela que huele rico, lo que sea.
-Si, vamos al centro de la ciudad,_se estiró sobre la cama y miro a la puerta de su habitación, estaban decidiendo en ese entonces si era el momento o no de adoptar.
-Cosmo está con Pidge,_le recordó, la italiana estaba haciendo un estudio sobre las nuevas habilidades de la loba, y todo el mundo sabía que Cosmo adoraba a la menor y no le haría nada, al contrario, era muy buena, calmada y obediente con ella.
-Es verdad, venga, vamos a desayunar algo y a espabilarnos un poco,_el castaño lo miró y asintió, que quería cuidar un poquito a su chico y hacerle algo rico.
Una vez abajo Keith ayudaba en la cocina, Lance se encargaba de todo, un desayuno rico, una ducha entre risas y pompas de jabón y olores ricos que se hacían más que familiares.
El centro de su ciudad actual era maravilloso, aún no se habían establecido en una casa fija, pero esa ciudad estaba genial, y cerca de la estación espacial en comparación a otras.
Ni siquiera tenían que coger el coche o la moto, para nada, simplemente tenían que bajar y coger un tranvía que los dejaba en el centro, y Lance adoraba ir en el transporte público con la protección que suponía su chico, a veces los reconocían, pero con esas pintas y sin uniforme, era más complicado.
-¡Mira, mira!,_el cubanito era como un niño de cinco años, maldita su suerte,_Keith, sales ahí,_le murmuro eso bajito, para que nadie se enterase.
-Si, otra vez lo están emitiendo,_apretó la manita del cubano un poco,_que vergüenza, Shiro se estuvo burlando de lo formalito que salgo un montón de tiempo.
-Sales bien, además hablaste muy bien, con estas pintas no te van a reconocer, vamos,_le dio un piquito, como si nada, porque no pasaba nada por eso, nadie lo vería como algo raro.
-Voy bien, me has arreglado tú,_la risita de azúcar tinta del cubano estalló en sus oídos como una melodía, haciéndolo sonreír al instante.
-Cierto, se podría decir que te he dejado muy guapo,_el cubanito entrelazaba sus manos con las de su chico, no había miedo, no había miedo a perderlo, porque se quedaba con él, porque estaban juntos.
La ciudad se teñía con los colores del invierno, con el frío, los adornos en tiendas de copos de nieve, los tonos de azul, rosa, y violeta, ese era su color desde siempre, la mezcla de rojo y azul.
El sonido de los coches quedaba en segundo plano, iban caminando sin prisa, sobre los adoquines, parando en alguno que otro puesto de los tantos que había.
Ese pequeño mercado era una explosión de sorpresas, colores y aromas exóticos, a ambos les encantaban esos momentos.
Se sentían completos, en paz, era su forma de andar por el mundo.
Iban andando, alejándose de ese ajetreo, en busca de alguna cafetería, algún sitio para descansar, que ese día Keith lo había mimado un poquito más, que le había dejado comprar todas las cremas y mascarillas que le había dado la gana, además de prometerle dejarlo ponerle alguna.
-¿Qué tal esa de ahí?,_el cubanito señaló una cafetería de apariencia sencilla, con su terraza y su tranquilidad, adornada con miles de imágenes triviales.
-Me parece bien, esa misma,_el medio galra cargaba con las bolsas, pero no, no soltaba las manos de su chico.
Se pusieron en marcha, caminando, pasando por la plazoleta, escuchando el sonido de los niños jugando y riendo de fondo,
Si queréis continuación de esta o cualquier otra historieta, os espero en los comentarios.
Mil gracias por leer mis movidas.
Aka 💕
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Klance one-shots
FanficKeith, de piel clarita, ojos violeta, carácter imposible y coladito por el cubanito. Lance, morenito, ojos como el mar, completamente alocado y coladito por el medio galra. Son como el fuego y el agua, como el gato y el perro. Pero todos los polos o...