⭐️190⭐️

177 14 7
                                    

Continuación cap 188.

-Que me dejes verlo,_insistía el cubanito, por séptima vez.

-Que no es nada, solo un golpe, ya te lo he dicho, que no hay nada roto,_el azabache había empezado a andar en dirección a su cuarto, tenia que coger ropa y darse una ducha.

Las cosas entre esos dos habían cambiado.., mucho, Lance ya ni intentaba coquetear con Allura, cosa que la alteana agradecía, y sería raro si no estuviera todo el tiempo con el chico de ojos violetas.

Y Keith no se quejaba por su compañía, al contrario, a parte de Shiro, Lance se había convertido en su confidente, le había dado esa confianza suficiente como para contarle sus problemas o dejarlo dormir en su cama.

-Que te he visto, que te has dado una buena ostia,_el chico de ojos azules no iba a dar su brazo a torcer, joder que ese maldito robot lo había lanzado por los aires y había caído mal.

-Peores ostias me he metido, joder que cabezota te pones,_en ese punto el azabache ya estaba algo cabreado, que había tenido un fallo y se había hecho daño, él y su orgullo.

Shiro sonrió al verlos en el pasillo, conocía a Keith, su carácter de mierda, su carita de pocos amigos, su independencia que rozaba la estupidez a veces, su manía de no querer ayuda hasta que la situación era extrema, y sobre todo lo mucho que le gustaba el cubanito.

Los saludó al pasar, y fue derechito a evitar que los espiasen, Pidge ya había manipulado las cámaras de la nave demasiadas veces, que necesitaban privacidad.

Necesitaban hablar y confesarse lo mucho que se gustaban, y Pidge les había dado una semana antes de intervenir, no aguantaba a Lance hablando de Allura, menos aún de Keith que se había convertido en un hermano mayor para ella.

Nadie mejor que el azabache para ayudarle a hacer de sus maldades con su habilidad de infiltración.

-No tan cabezota como tú, deja de ser tan tú, relájate, Keith, que soy yo,_Lance sabía que a las malas y a la fuerza no iba a conseguir revisarlo.

Keith no estaba acostumbrado a las muestras de afecto, a los abrazos, al contacto, a eso que al chico de pecas le resultaba tan natural para el ojivioleta era un mundo, y le aterraba.

Le aterraba la idea de que le diesen cariño, porque en su vida el cariño había sido algo que desapareció de golpe, volvió de formas esporádicas y desapareció.

El cariño le daba miedo, porque lo había visto desaparecer muchas veces.

Y le aterraba perderlo otra vez más.

Sobre todo el de Lance, y por mucho que se estuviera abriendo ante él, su defensa y caparazón aparecía más de una vez.

Como al niño al que pegan que se cubre al tenderle la mano.

-Que ya sé que eres tú,_suspiró algo frustrado, su mente era un hervidero, Lance lo sabía.

-Keith, ya,_el cubanito lo abrazó sin más, ese contacto bastaba, era suficiente.

Se le empezaba a hacer casi rutinario, que Lance hiciera eso a lo natural y disipando sus miedos, pero le daba una vergüenza increíble, se tensaba y se sonrojaba un poco.

-Lo siento.., te lo prometí,_le susurró eso bajito, provocando que Lance se sonrojase y sonriera, aún sin soltar el abrazo y notando como el chico de tez clarita correspondía.

Se quedaron un poco así, al más alto le resultaba muy tierno ese comportamiento por parte de Keith, que se suponía que era rudo, rebelde y tosco.

Klance one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora