Una apuesta, una tonta, pero tonta de cojones, por ver quien tenía menos vergüenza.
Por desgracia para el azabache, el que menos tenía era su chico.
Que lo besaba de la nada, le decía cosas ñoñas sin que le temblase la voz, nada, que le salía solo y de puta madre.-No eres capaz,_el cubanito llevaba toda la tarde con el maldito cachondeo.
Y venga hacerlo preguntar gilipolleces, o hacer x o y, todo para demostrar que ya no tenía vergüenza, al menos no tanta.
Sentido del ridículo hay que tener, aunque sea un mínimo.-¿Qué no?,_el tonito de su voz era ya de fastidio,_entramos los dos y te compro lo que te de la puta gana,_le respondió.
-¿Estás seguro?,_le preguntó el ojiazul.
-Mucho, pero para que lo uses, así que si se te pasa una muñeca hinchable, que sepas que vas a ser su amante por gilipollas muchas noches,_le dejó en claro, que lo conocía.
-Vale, vale, tranquilito, que teniéndote a ti, como voy a comprar eso, algo para jugar contigo~,_le respondió el moreno arrastrándolo.
Esa tienda era otro mundo, un mundo lleno de erotismo, de lujuria y pecado.
Encima era grande, en plan como las tiendas de ropa que les gustaba al cubanito.Eran un par de niñatos, de jiji jaja por toda la tienda, que si un juguete, luego los malditos trajes de cuero ajustados, mira, mira, que si Keith no fuese de palabra ya se habría largado.
Enserio, que las dependientas habían ido a preguntarles un par de veces si querían algo en especial.
Cosa que no colaba, que Lance quería explorar, eso y reírse un poco más de Keith, que como viera otro puto consolador de formas estrambóticas iba a explotar.-Keith, sé que has visto los que tienen forma de pistola, pero.., ¿has visto los que tienen forma de cuchillo?, son geniales~,_le dijo con una sonrisita pícara.
-Sigue así y te hará falta uno, porque te dejo a dos velas,_le respondió el ojivioleta.
-Vale, vale, perdón, ya paro,_el cubanito se colgó de su brazo y siguió dándole vueltas a los pasillos.
Vieron ropa comestible, de gelatina, de caramelos o algo así, pero es que en la cama no iban a distraerse con eso, sin contar que Keith no soportaba una mascarilla, algo pringoso menos.
-Lubricantes de sabor,_Lance miro por detrás, la etiqueta, a ver si tenían algo a lo que Keith fuera alérgico.
-¿Tanta vuelta para comprar un lubricante?,_lw preguntó extrañado.
-No, no, esto no cuenta, que en casa lo gastamos, aquí hay más sabores, elige el que quieras,_le dijo con una sonrisa.
Keith pasó la vista por todos, algunos eran muy, muy empalagosos, podían hasta probarlos, pero sin ponerse cachondo.., que le daba un asco que flipas.
-Que tal este, sabe a melocotón, ¿tú quieres algún sabor?,_Lance echo un vistazo, mango y papaya, ese era el suyo.
-Vale, estoy porque hace falta, ahora seguimos, ¿si compro un traje no te lo vas a poner?,_le preguntó, con esa carita de cachorro suya.
-Obviamente no, te dije que te compraba lo que sea, pero para que lo usases,_le respondió, ese trato le había empezado a dejar de gustar.
Que hacer a su chico ponerse ropa picante.., con esa carita sonrojada, esos ojitos brillantes, joder, que él quería eso.
Pero no, sabía de sobra que el azabache no iba a colaborar, por mucho que suplicase.
Así que paso sus ojitos azules por distintos juguetes hasta que uno le llamó la atención, unos dados, un juego simple pero eficaz, y para los dos.
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Klance one-shots
FanfictionKeith, de piel clarita, ojos violeta, carácter imposible y coladito por el cubanito. Lance, morenito, ojos como el mar, completamente alocado y coladito por el medio galra. Son como el fuego y el agua, como el gato y el perro. Pero todos los polos o...