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Continuación capítulo 60 dedicado a @LaurelYUNO

Unos pasitos por el pasillo, que iba con cuidado y de puntillas, Cosmo detrás, que era fin de semana y sus padres dormían, pero le habían prometido ir al teatro de su mejor amiga el sábado, porque papá libraba.

-Sssh, no podremos darles unas sorpresa si hacemos ruido, así que tenemos que abrirla con cuidado,_la loba ladeó la cabeza, no entendía del todo el plan, pero sin duda iba a ayudarlo.

Ya habían pasado dos años, y obviamente los dos adultos vivían juntos con el peque, en la casa que habían decidido comprar, en un mejor barrio.

Con su jardín y su piscina pequeñita, que el cubano adoraba nadar, y se lo había pegado a Shiro, a su hijo, que adoraba decir eso, que era su niño, su pequeño, que se le ensanchaba el pecho al presumir del crío.

La puerta se abrió despacio, sin hacer ruido, dejando que la luz del pasillo se filtrase, que estaba todo a oscuras, persianas cerradas, cortinas corridas, y sus padres estaban acurrucados.

Papá como si fuera una bolita y papi abrazándolo, era eso o al revés, modo cucharita.

-Vale, a la de tres saltamos,_la loba lo miró, dispuesta a seguir a su cachorro,_una, dos y tres,_le susurró para coger impulso y saltar en la cama, con cuidado de no darle a sus padres, Cosmo detrás.

-¿Qué hora es?,_se medio quejó el azabache.

-Son las nueve y media,_le informó Shiro que saltaba anunciando que ya era hora de levantarse.

-Tan pronto y con toda esa energía, ven aquí,_Lance lo atrapó entre sus brazos, consiguiendo que el menor riera.

-Papi suelta, no, no, ¡cosquillas no!,_se medio quejó, que le encantaba,_papá ayuda,_miro con ojitos suplicantes a su otro padre, el que lo había criado desde que tenía recuerdos.

-Tienes razón, papi no sabe hacer cosquillas,_el ojivioleta se unió al juego, consiguiendo más carcajadas dulces del menor, ese era otro tipo de felicidad.

Eso lo iban a recordar siempre, era otro tipo de rutina más divertida, más agradable, jamás se molestarían por despertarse con los saltitos emocionados de su niño, mucho menos con su risa.

Que ponía una carita de travieso que era adorable.

Con la respiración más calmada y Cosmo pidiendo comida bajaron abajo.

-Lo cuidas muy bien chica,_Keith acariciaba a su buena chica, estaba ahí antes de Shiro, ella fue su primera familia, por decirlo de alguna forma.

-¿Hoy no salís a correr?,_le preguntó el cubano extrañado.

-No, hoy no, aún se está recuperando de la lesión, por la noche cuando haga menos calor la llevamos a dar un paseo, ¿verdad que si?,_ya comiendo Cosmo alzó su cabecita y movió la cola, como si entendiera todo, que en gran parte lo hacía.

-¿Podemos ir a pasear a la playa?,_pregunto el peque de la casa, comiéndose solito su desayuno, que era una cucada de cinco años, ya era mayor, que al año siguiente empezaba la primaria.

-Esa es una muy buena idea,_el azabache le revolvió un poquito el pelo, mierda no sé lo quería cortar como papá, Lance los terminaría obligando a los dos a cortarse el pelo de forma decente.

-A Cosmo le gusta mucho la playa,_se justificó el menor, sacudiendo la cabeza para apartar algún que otro mechón rebelde.

-Es una fase,_le murmuro al morenito Keith.

-Pues como le dure más meses te vas a meter bien a fondo la tijera y la maquinilla,_le advirtió, a lo que tragó duro, que no iba de coñas.

Terminaron de desayunar, y mientras Keith le daba una vuelta a Cosmo para que hiciera sus necesidades Lance se vestía y arreglaba y ayudaba al menor.

Klance one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora