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Especial 2k y 300 <3
Dónde Lance es policía y Keith un bailarín.

La noche era lúgubre, llena de charcos donde se reflejaban las luces de neón de un garito o de otro, de figuras de chicas con largas piernas, o simplemente carteles, dónde los niños duermen y los no tan niños pecan.

¿Cuánto duraba la infancia?, ¿cuánta decencia quedaba en el mundo?, siempre se preguntaba lo mismo, no recordaba ser un niño, y quitando a Allura y a su hermano, no conocía más decencia que formase parte del mundo, y a su hermano hacía años que no lo veía, que decían que estaba muerto, pero él se negaba a creerlo.

-Keith, te toca, tienes cinco minutos,_le recordaba la peliblanca, refrenando bien su ropa y asegurándose de que su maquillaje seguía en su sitio, la admiraba, él no era capaz de mirarse al espejo con tanta soltura.

-¿Enserio tengo que salir yo?,_que no, que no tenía ganas de actuar esa noche, no después de la anterior, que odiaba vender su cuerpo, pero tampoco es como si tuviera más salidas, sin papeles, sin empleo más que ese, el Cabaret Altea era su clavo ardiendo, y sabía que debía agarrarse a él, sobre todo si quería encontrar a Shiro.

Depravación e información iban cogidas de la mano, eran amigas, íntimas, como sus encuentros con más de un agente de la ley, y un par de copas y un cuerpo al que agarrarse, funcionaba mejor que cualquier tortura e interrogatorio.

-Keith, a mi tampoco me gusta, pero esta noche necesito que sustituyas a Romelle, se cayó por las escaleras y se ha torcido un tobillo, por favor Keith, tengo un cliente importante ahora,_la diosa de ébano como era conocida la peliplateada movió sus pestañas y puso carita de cordero degollado.

-No olvides que tus encantos no sirven conmigo y que no estoy enfocado a las chicas, anda salgo, da igual,_Allura hizo una manifiesta y le dio varios besitos antes de desaparecer.

Por otro lado, en concreto del otro lado del escenario estaba él, cubano, de buen ver, con dinero de sobra, buen empleo, pero sin compañía ni nadie que le llamase la atención.

-Venga no pongas esa cara, hemos venido aquí para despejarnos, decías que te apetecía marcha,_ahí estaba él, su amigo, mentor y ladrón de ligues, que era muy difícil ligar con ese chico al lado, Shirogane Takashi, más conocido como Shiro, inspector general de homicidios.

-Lo sé, lo sé, si ha sido idea mía, te he arrastrado y todo, pero es que no veo a esa chica,_Lance se dejó caer sobre la pequeña barra que había frente al escenario.

-Lance, para esa chica somos clientes, no ligues, todo lo que vas a ver ahora tiene precio, podrás permitírtelo dependiendo del que sea,_lo animó lo mejor que pudo, pero es que esa diosa de tez oscura y piernas infinitas iba a ser inolvidable.

Las reglas de ese local de casi lujo, eran muy específicas, se mira pagando la entrada y algunas se las puede tocar, y sólo a las que se pueden tocar se tocan si pagas el precio, que algunas vendían su cuerpo y otras solo su baile.

También trabajaban algunos chicos, no solo chicas, había para todos y para todas, era el Eden, el paraíso, pero sin la diosa de piernas infinitas perdía la gracia para el ojiazul, que estaban envueltos en un caso complejo, y quería una noche loca, con esa chica en concreto.

-Shiro, igual ves alguno que te gusta, este espectáculo es de baile, todos los bailarines están a la venta menos una tal Romellel, al parecer es famosa por sus bailes,_ahí estaba algo más animado el cubano, que ver unos cuerpazos haciendo movimientos eróticos con ropa que dejaba poco a la imaginación animaba a cualquiera.

Klance one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora