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Iba a matarlo ya está, en cuanto abriera un ojo, le iba a regañar hasta el cansancio, toda la noche en vela por culpa suya.

Toda la santa noche ardiendo de fiebre, toda, apenas conseguía que le bajase un poquito, le volvía a subir, encima medio delirando y medio consciente, por lo menos ahora estaba bien y dormía tranquilito.

-La última vez que vas al trabajo nevando,_le dio un besito en la mejilla, que tenía que haberse quedado en casa, no ir a su trabajo de medio tiempo, que era navidad.

-Buenos días,_el cubanito se acurrucó sobre su chico,_te traje esos pastelitos que te gustan, y tenía que ir, prometí ayudar,_le abrazó apretándolo un poquito.

-Lance, tú salud va antes que nada,_le beso con suavidad su frente, comprobando su temperatura,_te he cambiado de pijama cuatro veces, ese que llevas es mío, los tuyos ya deben de estar secos, los deje en la secadora,_lo abrazó atrayéndolo, que con esas pequitas en sus mejillas y esa carita.., que ya está, poco había tardado en perdonarlo.

-Mmmh, mi chico es muy responsable me parece a mi,_una risa suave, de esas de fresa, de esas que hacían que el pecho del azabache temblase un poco,_muchas gracias por cuidarme,_Keith lo miro algo extrañado, como si fuera una broma.

Que lo amaba, que lo cuidaría siempre, que no tenía que darle las gracias por nada, que el cubano habría hecho lo mismo por él, sin importar nada.

-Aprovecha ahora y date una ducha, te haré algo rico de desayuno,_le dio un besito en la mejilla y lo dejó, es que estaba con su ropa, y joder que le quedaba algo grande y eso lo hacía aún más adorable.

-¿Es tu forma de decirme que apesto?,_Lance se cruzó de brazos e hincho las mejillas, el ojivioleta rió con ganas, joder, se iba a casar con un crío.

-No apestas, pero has estado sudando a mares, tienes que estar incómodo,_le dio un besito suave sobre los labios,_deja el drama y hazme caso.

El cubanito le soltó unas maldiciones, le tiró una almohada que no le dio por los pelos y sonrió en cuanto salió por la puerta, que lo había estado cuidando, que tenía ojeras de no dormir, que se suponía que se había quedado con "el chico malo", con el macarra.

El macarra que había dado un par de cabezadas en toda la noche, el mismo que lo había vestido y desvestido cuatro veces, con mimo para que no se despertarse, le había dado medicina, le había puesto paños fríos y no se había movido de su lado.

Se levantó con cuidado, que su cuerpo no estaba precisamente perfecto, pero su corazón se salía de su pecho cada vez que recordaba la carita de preocupación de su tipo duro.

-No hay más, ya habéis comido las dos,_dos gatitas miraban desafiantes al azabache desde uno de los taburetes de la barra de su cocina, el coreano estaba en la isla, picando fruta.

Otro par de maullidos, que ellas eran así, querían su premio de la mañana y sus mimos.

-Lance está malito, así que ir con él, tengo que centrarme en esto,_los dos bultitos de pelo seguían esperándolo, observando cada uno de sus movimientos.

Keith termino de cortar fruta, preparar las tostadas y puso en marcha la cafetera, esas dos gatas eran el demonio, con lo buena que era Blue, y ahí estaba, dejándose arrastrar a los caprichos y artimañas de Red, esa bola de pelo adorable que a veces era peor que el mismo demonio.

-Eres mala,_le dio un toque en la nariz a la gatita de pelaje anaranjado, sin dejar que atrapase su mano, si eso pasaba, tendría que ir a por el botiquín,_y una mierda te voy a dejar la mano, aprende de Blue y se buena,_le revolvió el pelaje esquivando sus patitas y llevándose un bufido,_venga Red, vamos a ser amigos,_movió esa cajita que las gatitas conocían, Blue maulló y puso esa carita de buena, que era un encanto de gatita, y obtuvo su premio.

Klance one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora