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Especial 21k muchas gracias a todos por leer todo lo que escribo y por darle a la estrellita.

Había sido el mejor, nadie se extrañaría que volviese, pero habían pasado dos años y se esfumó, Keith había sido fuego, el chico del coche rojo, el número 13, llamaba la atención, tanto por ser el más joven en ganar el campeonato mundial como por su humildad.

Sería un niñato, pero no era un creído, ni mucho menos, cuidaba a los de su equipo, tenía un hermano mayor con el que se lo solía ver antes y después de entrenar y una madre, Krolia, la misma que le llenaba la carita de besos y lo aplastaba en un abrazo antes de cada carrera, sin fallar ni una sola.

El azabache estaba en la cima, era insuperable por otros pilotos, era el mejor de su generación.., y luego pasó eso, unos echaron la culpa al piloto, otros a ingeniería, se habló de manipulaciones en el coche, pero a Keith casi le cuesta la vida.

Estuvo casi dos meses en coma, perdió peso, músculo, se ganó una cicatriz en la cara, otras cuantas a lo largo de los brazos y la espalda, también en las piernas, no perdió ningún miembro. Tuvo varias fracturas en las costillas, la clavícula derecha, y un esguince grave en el pie izquierdo, la peor parte fue la contusión y el derrame.

-Mi niño,_Krolia le sonrió, le apartó el pelito de la cara,_no seas flojo, que hoy es tu gran día y te preparé un desayuno rico, o te espabilas o tu hermano se lo come,_le dijo antes de levantarse de su cama.

-¡Shiro, ni se te ocurra!,_le gritó desde arriba,_buenos días mamá, gracias,_el menor de la casa, sin contar a Cosmo, la abrazó.

Era genial verlo tan positivo, llevaba casi un año y medio entrenando, Keith era él mismo con un volante en sus manos y la adrenalina en sus venas, era imposible de cambiar, y su madre no estaba dispuesta a cortarle las alas.

Eso nunca, jamás.

-Que no te he tocado nada, buenos días,_el mayor le revolvió el pelo,_comes, te duchas, te vistes y nos vamos, Pidge lo tiene todo preparado,_le informó.

El ojivioleta asintió y casi se medio atraganta al darle los buenos días al mayor, su vida estaba empezando otra vez, estaba feliz, se le notaba, algo nervioso por su vuelta a los circuitos, pero muy feliz.

Los circuitos en sus dos años de ausencia habían sido dominados por un cubano de piel morena, ojos azules y sonrisa embriagadora, Lance McClain, era bueno, muchos lo comparaban con Keith.

Pero Keith estaba a otro nivel, su récord no fue superado por nadie, y la verdad, en ocasiones machacaban a Lance con el que si compitieran Keith no lo dejaría ganar.

El cubanito dio el paso en los circuitos de carreras gracias a la inspiración de Kogane, pero.., su ídolo se había convertido en su mayor enemigo, hasta la imagen que tenía del piloto estaba distorsionada.

-¿Todo listo, Hunk?,_le preguntó el ojiazul, era sólo una carrera de exhibición, pero tenía que darlo todo igualmente, esa era la primera pelea por patrocinadores, que todos los años tenían que firmar contratos según oferta.

-Si, todo está en orden, este año hay varios pilotos nuevos, así que ten cuidado con la competencia, no sabemos nada de ninguno,_le informó algo temeroso, le importaba mucho la seguridad de su amigo.

La seguridad era mucho más controlada desde el accidente de Keith, algunos incluso aseguraron que había muerto, cosa que Krolia negó, además de más de una denuncia que les hicieron ganar dinero, mucho.

-Tranquilo Hunk, no hay ninguno que me pueda, y si me disculpas voy a vestirme, vendrán a por el coche en poco, asegúrate de que tratan bien a mi Lady Blue,_le pidió y su amigo asintió.

Klance one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora