Capítulo 19

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Venus, dejó pasar el tiempo mientras pensaba en lo que había pasado entre Damián y ella el día anterior. Había sido tan intenso. Si cerraba los ojos aún podía sentir cada caricia, sus dedos recorrieron su cuerpo, introduciéndose en ella con tanta pasión...

Sacudió la cabeza. Esos pensamientos la estaban excitando y no era una buena idea que eso pasase en medio de clase.

Trató de pensar en otras cosas.

—Venus, ¿te vienes?

La voz de Mateo le sacó de sus pensamientos.

—¿Eh? —preguntó confusa.

—Que si te vienes a la cafetería —repitió él.

Venus miró el aula. Comenzaba a vaciarse. Al parecer ya había sonado la campana, pero ella ni la había escuchado. 

—Eh, sí, ahora voy —dijo dirigiéndose primero al baño.

—¿Cómo estás?

La voz de Adhara le resultó tan reconfortante. Últimamente esperaba durante todo el día esos escasos minutos para estar con ella y dejar de pensar. 

Venus sonrió y ambas se metieron al batículo.

Adhara fue a sacar un cigarrillo, pero esa vez Venus negó con la cabeza.

—¿Vendrás a la fiesta? —preguntó la castaña.

Adhara la miró algo extrañada. Ellas no se veían en público. No se invitaban a cosas.

—Va a venir todo el mundo —añadió a toda prisa.

Adhara se encogió de hombros. 

Bastante era soportar a esa panda en el instituto como para ir a sus fiestas.

—Será divertido. Será una fiesta de disfraces de personajes ficticios o históricos —le animó.

Adhara se rio.

—Déjame que adivine, ¿Morgana?

Venus desvió la mirada. Había querido disfrazarse de Morgana, siempre lo había querido, pero finalmente nunca lo hacía.

—No, Irene Adler, pero la versión moderna —respondió fingiendo tono seductor.

—¡Uhhh! —Se rio—. Te pega —afirmó.

—Entonces, ¿te animas?

Venus no podía decirlo en voz alta, pero le encantaría que Adhara estuviese ahí. Contar con su apoyo y mirada cómplice aunque fuese desde la distancia.

—No creo —reconoció.

—¡Venga ya!, ¿tienes algo mejor que hacer?

—Yo siempre tengo cosas interesantes que hacer —se burló haciéndose la interesante.

Venus se rio.

—Como quieras, pero va a ir todo el mundo. Deberías venir.

No insistiría más. Si la chica quería ir, perfecto, pero si no quería, ella ya no haría más.

—¿Irás con el chico misterioso? —preguntó curiosa.

Venus desvió la mirada.

—Emmm, no, no creo.

Sí que iría con él. Damián y ella incluso habían buscado disfraces a juego, pero eso no podía confesárselo.

—En serio, ¿algún día me dirás quién es?

—No.

—¿Pero lo conozco?

—No creo.

En verdad no estaba mintiendo. Adhara y Damián jamás habían cruzado una palabra. Ambos sabían quién era el otro, pero no se conocían en absoluto.

—Dios, tiene que ser muy bueno en la cama para que soportes tanto —dijo Adhara casi sin darse cuenta.

Ella había estado con cada lágrima de Venus. Cada vez que ella estaba desolada y necesitaba explotar. Con el resto no podía mostrar cómo se sentía, pero con Adhara sí. Ella no sabía que el susodicho era Damián y tampoco preguntaba.

Venus se atragantó al escuchar esas palabras y se quedó en silencio.

—¡No!, ¡no me jodas! —Comenzó a reírse y Venus le pidió que bajase la voz—. Pero, lleváis... —Comenzó a hacer la cuenta.

—Es complicado. No estoy lista —dijo en voz baja.

Adhara abrió los ojos lo más que pudo. ¿Había entendido bien?, ¿Venus era virgen? No se lo esperaba para nada.

Sus caras la delataron y ofendieron a Venus.

—Claro, porque Venus Cahué no puede ser virgen. No ella...

—No, no es eso, pero no sé... no pareces.

—Sabes, todos somos mucho más de lo que los demás ven en nosotros o de los que nosotros queremos mostrarle al resto —dijo algo dolida.

Estaba acostumbrada a que los demás la prejuzgasen, a que diesen por hecho de que era de una manera, que le gustaban un tipo de cosas y todo eso. Pero que fuese precisamente Adhara quién lo hiciese le dolía. Y no solo porque fuese su confidente, sino porque ella mejor que nadie tenía que saber cómo te sentías cuando te lo hacían.

Adhara se quedó en silencio sin saber muy bien qué decirle.


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