Todos comían y conversaban de forma animada, pero las botellas seguían llenas. Lo único que faltaba era lo que Anisa había ido bebiendo.
—¿Pero qué mierda de fiesta es esta? —preguntó gesticulando en exceso—. Se acabó, aquí va a empezar a beber todo el mundo —anunció acercando varias de las botellas y repartiendo vasos de chupitos a todos—. Bien, ya sabéis como funciona esto. Yo digo algo y el que lo haya hecho bebe.
—¿En serio? —preguntó Venus algo aburrida—. ¿Qué tenemos, 12 años?
Adhara se rio. Coincidía con su amiga. Además, no es que estuviese muy abierta a compartir con esos desconocidos detalles íntimos sobre su vida.
—Ja, ja, ja. Que la pija se cree muy buena como para jugar a esto —provocó—. ¿Tienes algo que esconder?
—Soy un libro abierto —mintió con una forzada sonrisa.
—A mí me parece bien —intervino Lucía.
—A mí también —apoyó Sergio.
—Yo debería irme, se me ha hecho muy tarde —dijo Alejo.
Él tenía asuntos pendientes en casa. Había prometido que solo saldría para cenar.
—Venga ya —se quejó Anisa—. Quedaros todos a dormir, será por habitaciones —exclamó señalando el piso de arriba.
—Mañana tengo cosas que hacer —respondió tratando de no dar demasiadas explicaciones.
—Yo creo que lo que pasa es que no quieres que conozcamos tus sucios secretos —provocó Venus.
—¿Es que acaso tienes interés en conocer mis sucios secretos? —preguntó él con voz seductora remarcando el "sucios".
—A ver, par de tontos, pasadme vuestros vasos para que los llene de tequila.
Alejo fue a protestar, pero estaba claro que el resto ya había decidido. En ese caso se iría por la mañana a primera hora.
—¡Empiezo! Yo nunca me he tirado a un chico que tuviese novia —dijo Anisa.
Adhara bebió, pero todas las miradas se fijaron en Venus, quien no tomó ni un trago.
—¿Hola? —preguntó algo confusa mientras el resto desviaban la mirada tratando de disimular que habían pensado que sí que lo había hecho. Todos menos Anisa.
—La verdad es que tienes cara de hacerlo —le dijo ni corta ni perezosa.
—Gracias...
Venus iba a defenderse cuando vio cómo Lucía se llevaba su vaso a la boca y se tragaba el líquido.
Todos se quedaron sin palabras.
—¡Qué fuerte! ¿Quién?, ¿lo conozco? —preguntó Anisa en plan maruja activado.
Lucía se encogió de hombros. Una cosa era admitirlo y otra muy diferente desvelar quién era el misterioso chico.
Venus se quedó en silencio pensativa. Su círculo no era tan extenso. Seguramente ella lo conocería. ¿Quién sería?
—Pero la pregunta es injusta porque ellos no pueden jugar —se quejó Lucía.
—¡Cierto! Reformulo, yo nunca me he tirado a alguien con pareja.
—Eh —se quejó Sergio.
Esa frase le tocaba de pleno.
—Mi casa, mis normas —explicó Anisa.
ESTÁS LEYENDO
Mírame
Teen Fiction¿Qué ocurre cuando lo que más deseas te lleva por un camino que no deberías recorrer? Venus sabe muy bien lo que es recorrer esa obscura senda en la que no puedes evitar perderte y arrastrar al resto en tu caída. Y es que, cuando algo reluce demasi...