Venus se bajó del coche y caminó hasta la puerta de su casa acompañada por Mateo. Le miró tiernamente y enrolló sus brazos en el cuello del chico.
—Gracias por acompañarme —le dijo con una sonrisa que él devolvió.
—Siempre lo hago —respondió restándole importancia.
Era cierto. Siempre que salían, y Damián no iba con ellos, Mateo le acompañaba a Venus hasta la puerta de su casa. No importaban las horas o lo cansado que estuviese, siempre iba hasta la entrada y esperaba hasta que veía encenderse la luz del cuarto de la chica.
Venus le miró con una tierna sonrisa.
—¿Seguro que eres gay? —preguntó poniendo morritos.
Este se rio.
—Completamente.
—¿Seguro, seguro?, ¿ni una duda? —insistió Venus a su mejor amigo.
—Ni una —respondió entre risas sin romper el contacto visual —, pero te prometo que si alguna vez me da curiosidad, serás la primera en saberlo —bromeó mientras la agarraba de la cintura y ambos comenzaban a reír.
—Qué fácil sería todo contigo.
Mateo le besó la frente de forma tierna.
—Cariño, lo nuestro es fácil y funciona a la perfección precisamente porque no hay deseo sexual —le dijo abrazándola con fuerza.
Y Venus sabía que era cierto. Ella era incapaz de ver a Mateo de esa manera. podía reconocer que era atractivo, no había duda de ello, pero no podía mirarlo con esos ojos.
—Lo sé —aceptó fingiendo estar apenada —, pero seríamos una pareja brutal.
—Bestial —corrigió el besando la punta de la nariz de la chica—. Tú y yo somos una pareja bestial, no lo olvides.
Venus le sonrió.
—Siempre —aceptó recostando su cabeza en su hombro—. Por cierto, gracias por venir.
—No ha estado tan mal, son curiosos —reconoció divertido—. Bueno, todos menos el Alejandro ese.
Venus notó como Mateo no ocultaba el tono de desprecio en su voz.
—Mateo...
—Es verdad, se ha pegado toda la tarde callado y con cara de amargado.
—¿Por qué habrá sido? —preguntó Venus separándose un poco y mirándolo como una madre lo hace con su hijo pequeño cuando ha hecho algo malo.
—¿Y yo qué sé? —inquirió él con carita angelical—. ¿No estarás diciendo que ha sido culpa mía?
Venus se rio y golpeó su pecho.
—¡Eres lo peor!
—¡Mentira! —se defendió él volviendo a abrazarla con fuerza.
—Si le dieses una oportunidad sé que te gustaría.
Entonces mateo la soltó y comenzó a tensarse. Para él eso era incómodo. Damián era su mejor amigo, Venus no podía pedirle que le diese una oportunidad a su rival. Eso no era justo y ella lo sabía.
La chica enseguida notó por dónde iban los pensamientos de su amigo.
—Tranquilo, lo sé —dijo con una sonrisa—. De todos modos, muchas gracias por haber venido. ha sido muy importante para mí.
Mateo acarició su mejilla de forma dulce.
—Ya sabes que lo que necesites y ahora vete para casa antes de que llame tu madre a la mía diciendo que te he vuelto a secuestrar —dijo medio en broma, aunque no era la primera vez que ocurría.
Venus comenzó a reírse junto a él al recordar ese momento.
—Fue un buen día —dijo entre ellas y él la miró tratando de volver a ponerse serio.
—¡A casa! —ordenó tratando de sonar firme y autoritario.
Venus besó su mejilla, lo abrazó y entró a casa mientras indicaba a Mateo que no se esperase en la puerta en esa ocasión, que él también podía irse.
Mateo la miró no del todo convencido, pero le hizo caso al escuchar ruidos del interior. Parecía que había bronca en casa y no quería hacerla sentir incómoda.
Así, comenzó a andar hacia el coche e indicó al chófer que lo llevase a casa.
Durante el trayecto sacó el móvil y busco el contacto "Chico nuevo". Sonrió y comenzó a escribirle un whatsapp.
*Ey, creo que tú y yo tenemos algo a medias. ¿Tienes planes para esta noche?*
Después, volvió a introducir el móvil en el bolsillo del pantalón con total naturalidad e hizo el resto del trayecto en silencio a la espera de que el aparato comenzase a vibrar. Ese chico había llamado su atención y no se le iba a escapar.
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Mírame
Teen Fiction¿Qué ocurre cuando lo que más deseas te lleva por un camino que no deberías recorrer? Venus sabe muy bien lo que es recorrer esa obscura senda en la que no puedes evitar perderte y arrastrar al resto en tu caída. Y es que, cuando algo reluce demasi...