Capítulo 23

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Venus caminaba algo distraída hacia su habitación cuando vio a Paula cerca del cuarto de Lucía.

—¿Qué haces? —la encaró.

Esta retrocedió y se disculpó.

—Lo siento, estoy algo perdida. Buscaba el baño.

Venus rodó los ojos. La excusa más vieja del mundo. ¿De verdad se pensaba que era tan tonta como para creérselo?

—¿Y no se te ha ocurrido ir al que está al lado de la puerta o no sé, preguntar? 

—¿No te caigo muy bien, verdad?

¿A qué venía esa pregunta?

—Yo, sé que no hemos empezado con buen pie, pero.. —trató de decir la chica mientras seguía retrocediendo.

Venus la siguió casi sin ser consciente de ello.

—Conmigo no tienes que actuar. No soy ninguna santa y tú tampoco —advirtió.

Paula sonrió.

—Puede que tengas razón.

—Sabes, no me gustan las personas como tú y voy a hacer que todos te vean como lo que eres.

Paula sonrió más.

—Perfecto, quitémonos las caretas entonces —respondió con una divertida sonrisa mientras se acercaba más y más a las escaleras con Venus siguiendo sus pasos.

—No, Venus, no, por favor —chilló con voz desconsolada.

Esta fue a preguntar a qué se refería. ¿Se había vuelto loca? pero entonces ocurrió algo que Venus jamás se hubiese imaginado y que lo cambiaría todo para siempre.

La chica se dejó caer por las escaleras con los brazos extendidos hacia adelante como si quisiese agarrarse a Venus.

Por su parte, Venus se quedó inmóvil san saber qué hacer desde arriba del todo mientras veía cómo Paula caía rodando por las escaleras.

Todos se giraron. Sentía la mirada de todos los presentes sobre ella, pero Venus tan solo veía a la de Damián. Parecía decepcionado.

Él corrió y cogió a Paula en brazos para llevarla al médico.

Venus bajó peldaño a peldaño aún consternada. No terminaba de entender qué acababa de pasar.

—Tía, eso ha sido muy bajo.

La voz de su mejor amiga fue como cientos de puñales de hielo atravesando su cuerpo. ¿Es que acaso creía que ella le había empujado? Pronto se dio cuenta de que Elisabeth no era la única que lo creía, todos la miraban fijamente. 

—Yo, no he sido —balbuceó casi sin fuerzas.

Silencio. Nadie dijo nada, pero ella sabía que no le creían.

—¡Que yo no he sido, joder! —chilló con todas sus fuerzas.

El grito sonó desgarrador. Como un grito de auxilio.

Mateo se acercó a ella y le cogió del brazo.

—No hagas esto aquí, Venus. En serio, vamos a otro sitio.

Quizá él era el único de la fiesta que le había otorgado el beneficio de la duda. La conocía demasiado bien y confiaba ciegamente en su palabra. Venus podía ser muchas cosas, pero nunca había dañado físicamente a nadie.

Venus se soltó del agarre de su amigo.

— ¡Suéltame! —explotó ella saliendo de la casa.

Si había alguien a quien necesitase en eso momento era a Damián. Escuchar de su boca que le creía, que todo estaba bien, pero él no estaba ahí. Él parecía haber escogido otro bando.


—Joder cómo se las gasta tu hermana —comentó Anisa aún recuperándose de lo que acababa de pasar.

—Ya ves... —respondió Lucía molesta.

—Ella no ha sido —la voz de Adhara sorprendió a todos.

Nadie se había percatado de cuándo había llegado a la fiesta.

—No trates de defenderla. De verdad que no la conoces, ella siempre tiene que ser el centro de atención de todo. No puede evitarlo. Y si no lo es ya acabas de ver lo que pasa.

Adhara negó con la cabeza. Lucía estaba muy equivocada. Después se giró hacia Alejo en busca de ayuda, pero no consiguió su respaldo.

—Genial —suspiró la chica—. O sea que eso es todo lo que querías de Venus, ¿no?

Alejo fue a hablar, pero Adhara no se lo permitió.

—No, resulta que para tratar de follartela sí que te esfuerzas. Te preocupas por qué disfraz escoger, qué frase decir, pero cuando ves que tiene problemas la dejas en la estacada —Sonrió algo cansada—. Todos sois iguales. Dais mucho asco —Levantó las manos y apretó los puños tratando de concentrar toda su ira ahí—. Sabes, pensaba que te importaba. Sé que no la conoces casi, pero creía que habías visto algo en ella que los demás no podían ver. Parece ser que estaba equivocada, que lo único que te importaba era echar un polvo con la reina, como a los demás. Pues entonces te diré que estabas muy equivocado cuando creías que ella era solo eso. Venus es mucho más que una cara bonita, solo necesita alejar a la gente como tú que no sabe ver más allá y tener cerca a personas que le digan todos los días lo mucho que vale.

Las lágrimas estaban a punto de desbordarse por su rostro y le picaba la garganta de contener su llanto, pero es que se sentía tan frustrada de que los demás no lo viesen. De que nadie fuese capaz de darle el beneficio de la duda si quiera... 

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