Capítulo 49

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Ninguno de los alumnos prestó demasiada atención a la clase. La querella estaba en boca de todos. Nunca había ocurrido nada así. Todos cuchicheaban acerca de lo ocurrido. Lanzaban rumores sobre la quiebra económica de la familia de Paula. Sobre asuntos turbios en los que estaban metidos, que no podían salir a la luz y que por eso se había ido de la clase a toda prisa. Que la presión de que todo aflorase había podido con ella.

Venus se sentía satisfecha. Había devuelto el golpe y retomado el mando de la situación. Estaba deseando ir a la cafetería y hablar con Nisa y Adhara para planear el siguiente golpe, pero entonces Damián la agarró del brazo y le obligó a quedarse en el aula cuando el resto fueron saliendo.

—¿Era necesarios echarme a mí por tierra y a toda nuestra familia exponiendo todo el tema económico para vengarte de Paula? 

Estaba furioso. 

—¿En serio? Llevamos días sin hablar y lo primero que me dices es eso. ¿¡Me hablas de ella!?

Venus también estaba molesta. 

Estaba claro que ese distanciamiento no había enfriado las cosa, más bien las había calentado mucho más. Ambos estaban furiosos con el otro por no luchar por lo suyo y enfadados consigo mismo por no seguir peleando. Era mucho más fácil odiar y sentir el odio y la furia que el dolor de la realidad.

—Esto no tiene nada que ver con Paula. Tiene que ver con tu egoísmo a la hora de llevar a cabo tus acciones —Se quejó él—. ¿Querías joderla? Perfecto. ¿Pero de verdad tenías que llevarte por delante a tu familia? — Damián trataba de tranquilizarse, pero en esas ocasiones le costaba entender la actitud de Venus—. ¿Era necesario?

Venus sabía que había obrado mal en ese sentido, pero se sentía furiosa y no podía pensar con claridad. Llevaba días sin hablar con él y estaba llena de ira y dolor. Solo quería discutir con él, chillarle.

—A mí no me vengas tu con perfecta imagen de hijo ideal porque nos conocemos muy bien —espetó ella.

—Joder, Venus, es que ya no sé qué hacer contigo. Todo te parece mal. Ya nunca hago nada bien. Crees que soy el malo de toda esta historia y no es así. Lo sabes. No es justo —Sus palabras sonaban desgarradoras. 

Parecía completamente roto.

—No he dicho que seas el malo de nada —respondió ella en un susurró apartando la mirada.

—Pues actúas como si lo sintieses.

Venus se quedó en silencio mirando al suelo.

—No es verdad. Eres tú el que actúas como si yo fuese el peor de todos los males —Esa vez volvió a mirarle a los ojos—. Primero desconfías de mí, después te juntas con la persona que trata de hacerme la vida imposible y escuchas todo lo que te dice sobre mí sin darme ni una sola oportunidad.

—No es así.

—Sí lo es. Piensa en qué tienen en común todas nuestras discusiones. Cuál ha sido el factor que las ha desencadenado. Ella —suspiró—. Pero tú no quieres verlo —tragó saliva—. Siento que me culpas de algo que es lo que tú sientes. Que me acusas de algo para no hacer frente que eres tú al que le pasa eso. 

Era duro reconocer eso en voz alta para Venus.

—¿Qué?

Damián estaba descolocado. No entendía a qué se refería.

—Que lo del otro día de Alejo no fue más que una excusa para alejarme porque tú sientes algo por..

—No —interrumpió él—. No lo digas porque sabes que no es así— Sus palabras eran sinceras, pero Venus no podía creerlas—. Si insisto es porque siento que te estoy perdiendo.

—No, a mi ya me has perdido —respondió ella con lágrimas en los ojos.

—¿Qué? —dijo él tratando de acercarse a ella, pero a cada paso suyo ella iba retrocediendo.

Damián debía sentirse bien. Había logrado lo que quería. Necesitaba alejar a Venus por su propio bien. Entonces, si estaba haciendo lo correcto ¿por qué dolía tanto?

—Empezaste a perderme cuando no confiaste en mí el día de la fiesta; cuando corriste a ayudarla a ella en vez de a mí; cuando me acusaste de cosas que no eran verdad; cuando creíste sus frases envenenadas y me enfrentaste sin darme una oportunidad —Hizo una pausa para coger aire. Sentía las lágrimas agolpadas en sus ojos, pero esa vez no permitiría que ni una sola cayese—. Y me terminaste de perder cuando el otro día me empujaste fuera de tu vida sin derecho a réplica.

Nunca unas frases habían sido tan devastadoras y a la vez habían estado tan equivocadas.

Era cierto todo lo que Venus había dicho, pero también había otra versión de la historia. Damián había corrido hacia Paula en la fiesta, sí, pero lo había hecho a sabiendas de que si esta montaba un escándalo o llamaba a sus padres Venus podría estar metida en un gran lío. También era verdad que se había enterado de las quedadas de Venus y Alejo por Paula, pero a él no le había importado la fuente, solo el hecho. Y de hecho, había acudido a Venus para aclararlo. Y lo del otro día... lo había hecho por ella. Para que pudiese tomar libremente sus decisiones, para que no se sintiese aprisionada, para que fuese feliz... Pero claro, eso no podía decírselo. No podía hacerle eso.

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