Capítulo 68

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Venus se quedó en silencio tratando de asimilar todo lo que estaba pasando. ¿Acababa de pedirle salir a Alejo? Sí, eso parecía. Bueno, en realidad ella lo que había planteado era darse una oportunidad, no salir, pero finalmente parecía que eso era lo que le había propuesto. ¿Y él le había dicho que sí? Efectivamente, eso había pasado. O sea, que ahora tenía novio y no era Damián. 

Suspiró. ¿Por qué tenía que seguir pensando en él hasta en ese momento?, ¿por qué no podía sacárselo de lo más profundo de su ser? Debía alejarse de él. Lo había decidido. Él le había dejado claro que no la quería en su vida de esa forma y ella debería aprender a vivir así.

—¿Vas a decir algo o esto es lo normal para ti? —provocó él buscando una reacción de ella.

Venus sacudió la cabeza.

—Sí, eh, lo siento, estaba a otra cosa.

—Pues empezamos bien —respondió él entre risas.

—Lo siento —repitió ella.

—No te disculpes —le dijo volviendo a coger sus manos —, tan solo bromeaba —añadió acercándose más a ella—. Y tranquila, sé que no has olvidado al otro chico, así que iremos despacio. Al ritmo que necesites —ofreció.

¿¡Cómo podía ser tan tierno!? Venus sentía unas ganas terribles de besarlo, pero no sabía si era por que él era tan bueno con ella que se sentía en la obligación o si era porque en verdad deseaba besarlo.

No importaba. 

Avanzó hacia él y lo besó con furia pillándolo desprevenido. Alejo correspondió el beso con ganas y una sensación parecida a un cosquilleo recorrió el estómago de la chica. Venus sonrió para sus adentros. Estaba claro, deseaba ese beso tanto como él.

La chica pasó una de sus manos por el cabello de Alejo y comenzó a besar su cuello mientras con la otra mano iba desabrochando la camisa de él.

Alejo tomó algo de distancia.

—Espera, ¿estás segura? —preguntó.

—Chhss —mandó callar ella mientras se colocaba encima de él y proseguía desabrochando la camisa del chico.

—¿Afrodita? —articuló como pudo.

Alejo deseaba seguir con eso más de lo que jamás había deseado estar con nadie, pero no quería aprovecharse de la situación o de ella. Quería que ella estuviese completamente segura.

—Calla —pidió ella en un susurro.

Venus solo quería disfrutar del instante. No pensar en nada. Aprovechar el momento.

Alejo no estaba muy seguro, pero su cabeza ya no tenía el mando. Su cuerpo correspondía cada beso y caricia de ella, y sus manos ya habían comenzado a quitarle la blusa a la chica.

Venus sonrió y mordisqueó el lóbulo del chico tirando levemente de él mientras dejaba caer su blusa en el sofá.

Alejo terminó de quitarse la camisa y miró los pechos de la chica resguardados en un sujetador blanco de encaje.

La agarró por la espalda y la colocó boca arriba en el sofá utilizando su propio peso para aprisionarla.

Después volvió a besarla a la vez que deslizaba sus manos hasta la falda de la chica y se la quitaba con evidente soltura.

Venus lo miró. Siempre lo había visto guapo, pero hasta ahora no se había fijado en lo atractivo que realmente era con esa pícara sonrisa, esos hoyuelos y sus azules y cristalinos ojos llenos de deseo hacia ella.

Sonrió algo agitada. Su pecho subía y bajaba con cada respiración de forma violenta.

Él se acercó un poco más y las puntas de sus narices se rozaron. Sentían la respiración desenfrenada del otro, pero ambos parecían contenerse.

Venus ladeó levemente la cabeza dejando su cuello al alcance de los labios de Alejo. Y él no lo dudó ni un instante. 

Venus sentía la humedad que iba dejando la boca del chico en su piel y como un calor intenso se apoderaba de todo su cuerpo.

Quería más. Necesitaba más. Arañó la musculada espalda del chico, como si así pudiese dejar escapar todo el cúmulo de sentimientos que le invadían.

Se giró tratando de ponerse sobre él, pero el sofá no era demasiado grande y ambos calleron al suelo.

—Quítatelos —ordenó ella señalando sus pantalones a la vez que repasaba el torso desnudo del chico con la yema de sus dedos sin perder detalle.

Era delgado, pero estaba definido. Sus abdominales estaban bien marcados. Venus deslizó sus dedos siguiendo su V, pero enseguida él volvió a subirla a su altura y a colocarla bajo su peso sin demasiada resistencia por parte de ella.

Las manos del chico comenzaron a bajar lentamente hasta el tanga de encaje de la chica y una sensación electrizante recorrió todo su cuerpo. No pudo evitar soltar un pequeño gemido de placer al sentir ese contacto tan cerca de su zona íntima.

Pronto notó la erección del chico en su entrepierna. Sentía cómo el miembro de él hacía presión en su cuerpo y una ola de deseo comenzó a consumirla. Sabía lo que él quería. Lo que ambos querían. Lo que estaba a punto de pasar. Cerró los ojos y decidió dejarse llevar y disfrutar del momento. 

Alejo sonrió al verla así acarició de forma lenta la parte interior de su muslo mientras volvía a besarla.

Poco a poco Venus sintió cómo él se iba deshaciendo de su ropa interior y acercaba su miembro hacia ella. Se mordió el labio inferior y entonces una imagen vino a su mente. Una imagen que congeló y tensó su cuerpo.

—Para —pidió.

Alejo lo hizo de imediato. Se sentía confuso y excitado, pero no pensaba desobedecer en algo así.

Venus lo apartó y comenzó a vestirse a toda prisa evitando a toda costa el contacto visual con el chico. Una vez lista abrió la puerta y salió corriendo de la casa.

Él se dejó caer sobre el ahora frío suelo mirando la puerta y con un calor en el cuerpo que ella ya no aliviaría.

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