—Ey, ¿qué te pasa?
La voz de Lisi sobresaltó a Venus, quien se secó rápidamente la lágrima que resbalaba por su mejilla y forzó una estupenda sonrisa.
—Uff, ya sabes, la alergia en esta época se pone horrible —mintió.
La rubia le miró con cara de pocos amigos.
—Es finales de noviembre, así que no insultes mi inteligencia —Hizo una pausa—. Ahora bien, ¿quieres que finja que me lo he creído y que no se trata del rollo raro que te traes con el nuevo y con Damián?
Venus suspiró. Su mejor amiga le conocía demasiado bien. Habían estado un tiempo separadas a causa de las acciones de Paula, pero aún así, como siempre, Lisi lo sabía todo. Así que decidió relatarle todo lo sucedido.
—¿Y bien?, ¿le vas a dar otra oportunidad?
—Es complicado —comenzó Venus.
—No, no lo es —corrigió su mejor amiga—. ¿Estás enamorada del nuevo?
La pregunta tomó por sorpresa a la joven de cabello castaño.
—Enamorada no —respondió con sinceridad—, pero me gusta estar con él. Me agrada cómo me siento cuando estoy con él. No sé, me siento libre, bien —sonrió.
—Muy bien, eso es lo que te gusta de ti con él, pero ¿qué te gusta de él?, ¿por qué él y no otro? —insistió.
Venus se quedó unos segundo meditando la pregunta. Nunca se lo había planteado la verdad. Quizá simplemente el chico había aparecido en el momento indicado y le había aportado lo que ella tanto necesitaba. ¿Era eso ser egoísta? Quizá, pero ¿el amor en cierto modo no era así? Buscas a alguien que te de aquello que tan ansiadamente deseas.
—Es guapo, divertido, sincero —Comenzó a enumerar pensativa.
Lisi suspiró exhasperada.
—¡Por dios! Mi primo también es todas esas cosas y no me acostaría con él.
—¡Lisi! Ugg.
—¿Qué?, ¿guapo, divertido y sincero?, ¿en serio?
Venus cogió aire. Entendía el punto de su mejor amiga.
—No sé, es jodídamente sexy. En serio, tiene una mirada que —Se mordió el labio inferior—. Y unos labios carnosos que te invitan a besarle una y otra vez. Y no me juzga, o al menos no lo hacía. No le importaba quién era yo o quién dicen todos que soy. Le importaban los momentos conmigo. No me presionaba. Siempre sonreía y me contagiaba su felicidad —Sonrió—. Me hacía ver la posibilidad de una vida fácil junto a él. Una vida feliz.
Lisi medio sonrió de forma triste al escucharle.
—Una vida que nunca podrías tener con Damián —sentenció y Venus desvió la mirada.
—Supongo.
—¿Y qué sientes cuando estás con Damián?
—Todo —respondió casi sin darse cuenta—. Quiero decir que con él todo es intenso. La felicidad es absoluta, la siento en cada poro de mi piel, pero el dolor también es así. Es agotador y abrumador al mismo tiempo. Siento cómo está dentro de mí tratando de ser liberado y cómo gasto cada fuerza de mi mente y de mi cuerpo para retenerlo. Algo que me va desgarrando con cada intento. Con él todo es intenso, lo bueno y lo malo, pero también es algo momentáneo porque no hay futuro posible para nosotros.
—Porque nunca lo hará público.
—Sí.
Admitir eso en voz alta era devastador para ella. Llevaba toda la vida engañándose a sí misma. Fingiendo que sí que llegaría un día en el que ambos podrían quererse sin miedo a que los viesen. Sin embargo, ahora sabía que ese día no llegaría.
Lisi miró a su amiga seria. Sabía que estaba a punto de entrar en un terreno pantanoso del que quizá no saldría muy bien parada, pero era el momento de ser sincera y decirle lo que tantos años llevaba guardando en secreto.
—¿Y nunca has pensado por qué no quiere dar ese paso?
Venus miró a su amiga sin saber muy bien a dónde quería ir a parar.
—Por mi madre y su marido. Supongo que no quiere decepcionarlos. Sé que para él es más complicado que para mí.
—Puede que haya parte de eso, pero ¿no crees que hay algo más?
Venus entrecerró los ojos algo confusa.
—Si quieres decir algo dilo.
—Venus, te quiero, pero no eres fiable. Siempre huyes cuando las cosas se ponen feas. Te vas con tu padre y nunca sabemos si volverás.
—Siempre vuelvo —se justificó ella.
—Sí, todos confiamos en que volverás, aunque ninguno tenga la certeza ni sepa cuándo lo harás, porque durante ese tiempo finges que no existimos. Pones nuestras vidas en pausa y al volver le vuelves a dar al play. Esperas que paremos nuestras vidas en tu ausencia y que cuando vuelvas todo siga como antes —trató de explicar—. ¿Cómo ha de arriesgarse sabiendo que lo puedes abandonar después?
Venus giró la cabeza algo molesta.
—Está claro de qué lado estás —comentó a la defensiva.
—No es eso, te quiero, Venus, pero formar parte de tu vida es agotador. Todos nos dejamos la piel porque te queremos, pero aún así nunca parece ser suficiente —Hizo una pausa—. Nunca te quedas. Nos abandonas una y otra vez.
Las últimas palabras sonaban rotas. Se notaba que Lisi llevaba guardando todo ese dolor demasiado tiempo y estaba a punto de desbordarse.
—Lo siento.
Eso fue lo único capaz de decir Venus mientras abrazaba a su amiga. Jamás se había puesto en ese lugar.
Estados Unidos era su lugar seguro. Su espacio a donde huir cuando todo iba mal. Su tiempo de libertad, de no dar explicaciones, de no ser Venus Minerva Cahué. Sin embargo nunca se había imaginado que sus idas y venidas hiciesen tanto daño a la gente que quería. No quería dañarlos, nunca había sido con esa intención. Solo necesitaba respirar.
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Mírame
Teen Fiction¿Qué ocurre cuando lo que más deseas te lleva por un camino que no deberías recorrer? Venus sabe muy bien lo que es recorrer esa obscura senda en la que no puedes evitar perderte y arrastrar al resto en tu caída. Y es que, cuando algo reluce demasi...