DÍA 44

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-Eso es todo por el momento, el sujeto será procesado a juicio. Necesitamos que ambos nos brinden unos datos para poder notificarlos en cuanto se tenga una fecha para la audiencia de juicio-.

-Ninguno de los dos dijo palabra alguna, solamente seguimos al oficial en silencio, ella no había soltado mi mano en ningún momento y aunque eso me agradaba me hubiera gustado tomarla de la mano en otra circunstancia. Nos llevaron a un pequeña oficina; una joven muy agradable y de dulces gestos nos recibió-.

-Necesito que me brinden un sus nombres completos, una dirección, un numero telefónico y una copia de su identificación-.

-Disculpe pero ella...-. Como decirlo sin sonar grosero-. No le puede proporcionar ninguno de esos datos-.

-¿Porque?-.

-Lo que pasa es que yo...-. Estaba a punto de decir que yo vivía en la calle y que con mucho esfuerzo sabia que mi nombre era Sofía; cuando vimos que Francesco y Fiorella caminaban en dirección a la pequeña oficina-.

-Esta bien con que uno de los dos me proporcione los datos-.

-Yo con mucho gusto lo hago-. Llene una hoja con todos mis datos y después nos dejaron salir-.

-Ella se veía tan desconcertada y su cuerpo temblaba-. Ven cariño, ya paso lo peor-. Le dije mientras abría mis brazos y ella prácticamente corrió hacia mi, yo la abrace con fuerza y cubrí su cuerpo frágil con el abrigo que era de su "padre"-. Vámonos a casa-.

-Salimos todos juntos de la oficialía-. Pero a donde nos vamos, aquí no es seguro para ella y en la Toscana no es seguro para Fiorella-.

-Yo estaré bien en verdad-. Dije para que mi problema con Marco no fuera un problema para los demás-.

-Podrían quedarse todos en mi casa-. Hablo Ignazio-. Mientras no sea todo Sanremo, creo que cabremos bien. Vengan tengo mi camioneta estacionada atrás-.

-Ignazio iba manejando, Piero iba de copiloto, Sofía, Fiorella, Francesco y Ermal iban en los asientos traseros y yo... bueno... yo iba en la cajuela "bastante cómodo"-.

-Pasen, voy a ordenar algo para cenar-. Marco el teléfono y pidió unas pizzas en la pizzería de su hermana-.

-Muchas gracias por la pizza y por el alojamiento temporal-. Le dijo Francesco-.

-Por cierto Fran, muchas felicidades por el Sanremo-.

-Ya hasta lo había olvidado, muchas gracias-. Estábamos tan cansados, que en cuanto Ignazio nos dijo que ya estaban arreglados nuestros cuartos para dormir, los cinco caminamos o más bien dicho arrastramos los pies hasta llegar a la cama y caer rendidos, por fin cada quien dormía en una cama, sin abrazar a nadie, sin estar "tirados en el suelo", todo el espacio era para cada uno, estaba a punto de dormir cuando escuche que alguien tocaba mi puerta con suaves golpes, me levante y abrí-. Fiorella-. Ella no dijo nada, me tomo por el cuello, me beso lentamente, me abrió la camisa del pijama y yo cerré despacio la puerta tras de mi. Me quite el pantalón y le comencé a quitar la "poca ropa que traía puesta", nos acostamos un momento en la cama para después ponerme encima de ella y penetrarla suavemente, bese su cuello con lentitud y comencé abajar por sus senos dando pequeñas mordidas a sus pezones-.

-Podrías por favor ir un poco más rápido-. Me estaba encantando como lo hacia Fran pero ya no teníamos 20 años como para hacerlo con "ternura", así que lo bese con más fervor para excitarlo lo más que se pudiera, me levante de la cama completamente desnuda, me recargue en la puerta del baño, le sonreí y la abrí lentamente, se levanto de la cama con una erección bastante fuerte, me siguió hasta la ducha, abrí la llave del agua caliente y sentí como su cuerpo se acercaba a mi por atrás-.

-Estaba recargada en la pared del baño y yo comencé a penetrar con fuerza, cada vez más rápido, sentía como sus manos arañaban mi espalda con fuerza y sus gemidos de placer se incrementaban con fuerza, mis piernas se empezaban a cansar pero no quería terminar, no aún, regresamos a la cama, tropezando y golpeando todo lo que estaba en nuestro camino, ella se puso sobre mi y comenzó a hacer movimientos bruscos, la erección había regresado "gracias a Dios" o más bien "gracias a Fiorella"-.

-Ahora era yo quien había tomado el mando en el acto sexual. Su cara de excitación me provocaban ganas de reír y es que parecía que se estaba muriendo-. Si te estoy haciendo daño, solo dímelo y me detengo-.

-No por favor no pares-.

-Fran necesito detenerme ya, ya no puedo más-. Cuando sentí que mis piernas ya no me daban para más, me tire a un lado suyo-. Fue increíble-. Y nos quedamos recostados, desnudos en la cama-.

***

-Santo Dios, al menos ya se callaron-. Decíamos todos, que habíamos salido de nuestras habitaciones ya que la de Fran era la habitación que estaba justo en medio de todas y el ruido se escuchaba en todas las demás-.

90 DÍAS CONTIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora