DÍA 45 PARTE III

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-Al acercarme a la mesa en donde se encontraba el pequeño cuerpo de la niña, mis piernas me temblaban y me estomago me comenzó a dolor tan fuertemente que necesitaba salir de allí lo antes posible-. Necesito salir de aquí-. Antes de que me detuvieran salir corriendo hasta el jardín trasero que había en la oficialía, sentí muchas ganas de vomitar, estaba tan mareado que sentía que me iba a desmayar; termine vomitando en el pasto-.

-Señor Gabbani, ¿se siente bien?-.

-El oficial me dio unas suaves palmadas en la espalda, me ofreció papel y una botellita de agua-. Gracias-.

-No hay nadie más que pueda reconocer a la pequeña en su lugar... su madre por ejemplo-.

-No, ella me pidió el divorcio hace seis meses, ahora vive en Inglaterra con su futuro esposo-. Cosa que nunca se lo iba a perdonar, porque yo estaba aquí apunto de reconocer el cuerpo de mi pequeña bebé y ella estaba muy feliz preparando su boda en Inglaterra-. Estoy solo en esto-.

-Bueno señor Gabbani, cuando usted me lo indique podemos regresar a la morgue para que reconozca el cuerpo-.

-¿Donde encontraron el cuerpo-. Pregunte conteniendo las ganas de volver a vomitar-.

-En una zanja cerca de la carretera principal de Milano-.

-Pero es imposible, ella se perdió aquí en la Toscana-. Mi bebé no podía haber aparecido tan lejos de su hogar, era imposible. Estuvimos unos minutos más afuera en el jardín, tomando el aire fresco-. Creo que ya podemos regresar-.

-Sígame por favor-.

-No hacia falta que me indicara el camino a la morgue, lo seguí caminando detrás de el a paso muy lento y con la mirada clavada en el piso, entramos a la morgue y me dirigí directamente a la mesa en donde estaba ese pequeño cuerpo frio y solo-.

-Se quiere sentar señor Gabbani-.

-Me dijo el oficial arrimando una silla bastante alta de color plateado hacia mi. El quito la sabana blanca con mucho cuidado. Mis labios dejaron escapar un grito ahogado cuando la vi bien: Pantalón de mezclilla, playerita color rosa pastel, zapatitos negros de los que se abrochan con velcro y en su cabello traía una diadema color rosa. Traía la ropa tal cual la había vestido ese día, pero algo no me cuadraba, seque mis lagrimas-. Me gustaría revisar... su pierna derecha... quiero ver... si tiene el lunar-. El oficial se acerco, se puso unos guantes de látex y con mucho cuidado desabrocho el pantalón de la pequeña, lo deslizo con lentitud y luego se alejo. Pude ver un lunar en el mismo lugar en donde mi hija tenia el suyo pero la forma que tenia el de esa pequeña no era igual al de mi hija-. No... no es... no es mi Sofí-.

-Señor Gabbani, tenga en cuenta que el cuerpo ha estado en refrigeración dos días en lo que nos contactamos con usted, el cuerpo humano puede sufrir alteraciones-.

-Si, entiendo eso, pero yo conozco a mi hija a la perfección y no es ella-. Mire de nuevo el lunar, si era un corazón algo deforme pero no era ella, estaba seguro de eso, ella no era mi hija, mi hija seguía viva-.

90 DÍAS CONTIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora