N/A: ¡FELIZ NAVIDAD A TODOS! Les deseo una feliz Navidad y que tengan un bonito día mañana. Gracias por leer Espresso y por seguir aquí después de tanto tiempo, y también gracias por haberle dado una oportunidad y decidido leerlo. Felices fiestas y muchos besos y abrazos de mi parte <3
He vuelto como les había prometido. Terminé de escribir la historia que tenía pendiente, pero justo al terminar tuve que operarme la nariz y eso me impidió escribir por unos días. También empecé mi tratamiento para la ansiedad y aún estoy acostumbrándome a ello, así que no sé qué tan seguido estaré escribiendo, pero seguiré. Gracias por su paciencia y en serio, por leer Espresso. Me hace muy feliz. Les deseo lo mejor y nos leemos pronto.
Los días pasan y Remus ya se ha ambientado lo suficiente para reanudar sus sesiones de estudio con Lily. Ha tenido que sacrificar algunas horas de sueño, pero nada que no valiera la pena para volver a ver a su amiga.
La escuela, aunque al principio un tanto receloso, es de gran agrado para Remus. Tanto sus instalaciones como el nivel educativo son cosas con las cuales en verdad solo habría podido soñar. Siempre que ve a los compañeros de su salón holgazanear o quejarse de las tareas, no puede sino pensar en lo privilegiados que son sin que ellos estén tan siquiera conscientes de ello. Y es curioso que piense exactamente lo mismo hacia Sirius. A pesar de no ser los mejores estudiantes, James y Peter hacen su intento por aprovechar lo que se le ha dado. Pero Sirius parece estar en una huelga constante por esa ventaja. Y aunque se empeña en ser malo, Remus nota que no lo es. Es bastante inteligente y apto para sacar notas pasables sin siquiera prestar atención a la clase. En más de una ocasión Remus ha querido darle su opinión respecto al tema, mas no se siente con el derecho de decirle nada. Solo son amigos. O al menos eso intentan. Además, no es el único que tiene esos pensamientos.
—Hombre, no sé cómo le haces para no reprobar y nunca abrir el maldito libro. — Es la hora del desayuno y el día está lo suficientemente agradable como para no congelarte alguna extremidad; así que los chicos han decidido salir al jardín y tomar un poco de aire invernal. James luce afligido por la nota que hay en rojo sobre su examen de prueba. No son exámenes que tengan algún valor curricular, y más bien sirven para evaluar los conocimientos adquiridos. Sin embargo, eso no quita el pesar que causa sobre esos a los que no les ha ido tan bien.
Sirius se encoge de hombros antes de responder.
—Es parte de ser un Black. A Remus también le ha ido bien.
—Pero Remus se la pasa toda la tarde en la biblioteca ESTUDIANDO. — Recalca Peter, a quien le ha ido tantito peor que a James.
—Ahora ya sabes porque sacaste ese 35.
—Un par de puntos más y apruebas, Pete. Es cuestión de que estudies más seguido, puedes estudiar conmigo y con Lily. — James, quien ha tenido todo el rato la vista fija en su examen, parece despertar de un trance al escuchar el nombre de Lily y sus ojos se iluminan de inmediato.
—Yo también quiero. — Remus sonríe ante la idea de estudiar con Lily y sus amigos, aunque a esta última podría no agradarle mucho las nuevas compañías.
—Oye, tranquilo Edipo. Es para estudiar, no para coger. — Remus hace un esfuerzo sobre humano para no echarse a reír en ese mismo instante. No logra contenerse muy bien, y una risa escapa por su nariz, logrando contener el resoplido a tiempo. James frunce el ceño y mira a sus amigos confundido.
—¿Edipo?
—Por el complejo de Edipo. — Semanas desde el comentario y Sirius aún lo recuerda. Remus no puede creerlo.
—¿Y ahora yo por qué? — James luce realmente confundido. Remus se apiada de su pobre alma y, con pequeñas risas mientras habla, explica:
—Bueno, tu mamá es pelirroja y Lily también. — La expresión de James no tiene precio. Remus y Sirius intercambian una mirada antes de reírse a carcajadas. Es lo más que se ha reído Remus con alguien en su vida. Se siente tan feliz que podría reírse infinitamente, con la risa de Sirius haciéndole compañía, para siempre...
—¿Entonces a ti te gusta tu papá, Remus? — Es la voz de Peter quien lo regresa a su realidad. Y está ahí, rodeado por tres chicos que lo miran con verdadera curiosidad. Remus ya no ríe, no recuerda cómo hacerlo.
—¿Cómo es él? — Pregunta James intrigado. Sirius también lo mira, él más que ninguno. Lo mira y Remus se cohíbe; se llena de vergüenza y su futuro se vuelve incierto. Ha llegado lejos, más de lo que ha llegado nunca antes. Ha sido feliz, y atesorará esos momentos como oro en su corazón. Mentirá, como siempre lo ha hecho, y la amistad que ha creado se fracturará. Remus odia las mentiras. Y odia que sea lo que más diga. Odia que la intriga de James sea tan pura, la curiosidad de Peter despojada de prejuicios, y, por sobre todo, odia, detesta que Sirius lo mire. Son esos ojos grises, tan intensos, llenos de preguntas, lo que lo desarma. Remus no debería, no debe, pero lo hace. Sabe que no puede hacerlo si esos ojos grises lo miran. No puede mentir si Sirius lo está mirando. A él. Solo a él. Siempre a él.
—Él...está en la cárcel. — Remus mira sus manos. Las tiene entre sus piernas para mantenerlas calientes. Lucen algo rojizas debido al frío. Hay un silencio desagradable que lo inunda todo. Remus no se atreve a mirar a ninguno de sus amigos, así que sus ojos están fijos en el suelo. Son las tres primeras personas a las que les habla sobre su papá. Son los tres primeros a los que les dice la verdad. Esos tres chicos, que no dicen nada, que Remus no se atreve a ver por miedo al rechazo que tan bien conoce. Podría soportar que James y Peter se vayan, pero Sirius... si Sirius se va, Remus no lo está seguro de poder sobrellevarlo. Su padre lo marcó en su pasado, lo sigue marcando en su presente, y lo marcará en su futuro. Está maldito.
—Por eso te gustan los chicos rudos, eh. — La voz de Sirius rompe el silencio, desgarra a Remus y lo obliga a mirar a los tres chicos que le devuelven la mirada sin que algo haya cambiado en ella. Siguen siendo James, Peter y Sirius. Como han sido durante los últimos meses. Siguen ahí, con él. Es imposible.
—Ahora ya sé por qué no le haces caso a Sirius. — Es la risa de Peter lo que derrumba a Remus. Son las quejas de Sirius sobre "lo rudo que es" lo que lo desmoronan. Lo que ve es algo que nunca imaginó pasaría, algo con lo que solo había soñado. Aceptación.
Remus se tiene que morder un labio para no llorar. Siente como sus ojos se humedecen, como el nudo en la garganta se va formando y como su nariz empieza a picar. James bromea con él. Le dice que Sirius promete ser rudo y que salga con él de una buena vez. Sirius se queja con una sonrisa en el rostro. Y Remus no puede sino imitarla. Es una sonrisa que jamás olvidará en su vida. Es la sonrisa que marca un después en su vida. Ni James, ni Peter, ni Sirius lo saben, pero Remus les ha entregado su amistad y fidelidad para la eternidad, hasta lo que dure su vida y más.
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Espresso
FanficRemus trabaja enfrente del trabajo de Sirius, el cual no puede evitar caer perdidamente enamorado de él. Portada hecha por: @JORGEAKUANDOMNGUEZ