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El sonido de los nudillos contra la puerta saca a Sirius de su ensimismamiento. Ha estado tanto tiempo en silencio que tiene que carraspear un poco antes de responder al llamado. La puerta se abre y un James un poco preocupado se hace presente.

—¿Tienes hambre? — La voz de James es baja. Sirius puede ver el esfuerzo que hace su amigo por lucir tranquilo. Y la gratitud que siente por él no hace más que incrementar. No sabía a dónde ir. Pensó en ir con Remus, pero no quería preocuparlo y arruinarle el día también. Así que James se hizo presente en su mente y sin dudarlo se fue directamente a la casa del chico.

—Sorpresivamente no. — Sirius se levanta de la cama en la que ha estado sentado por un tiempo y se acerca a James. Sus miradas se encuentran por unos segundos. El tiempo suficiente para saber que esos ojos miopes siempre estarán para él, pase lo que pase, contará con su apoyo.

—¿Quieres que te deje solo o algo así? — James hace lo que Sirius ha aprendido a punta de golpes en el tiempo que lleva conociendo a Remus. Debe admitir que a su amigo se le da muchísimo mejor que a él. Agradece que al menos uno de los dos este bien emocionalmente.

—Solo por un rato. — A Sirius nunca se le ha dado bien pensar. Pensar en lo que siente, en cómo se siente y en la causa de por qué se siente así. Le es más fácil evitarlo, distraerse con lo que sea; no quedarse a solas con su mente porque podría ser peligroso, podría hacerlo sentir. Ahora se burla de la ironía de la situación. No es que quiera pensar en lo sucedido, sino que le es difícil no hacerlo. Se siente cansado, fatigado, y tal vez dormir un poco podría ayudarlo, aunque deteste dormir.

Regresa a la cama de la cual se ha levantado y observa el techo blanco que hay sobre él. Las fotos de Remus y él se hacen presentes de nuevo. ¿Qué significa esto, Sirius?" La rabia se vuelve a hacer presente dentro de él. Es mi vida privada así que no te entrometas. El rostro aristocrático de Walburga se desfigura en una mueca de horror. El grito que da aún perfora los oídos de Sirius. ¡UN HOMBRE! ¡UN HOMBRE SIRIUS BLACK! Su madre no deja de gritar. Grita tan alto que la servidumbre ve la escena sin discreción. Es tanto el escándalo que hasta su padre sale de su oficina. ¡UN POBRETÓN Y DESDICHADO! ¡UN DON NADIE! ¡UNA ESCORIA! Sirius aún siente la frialdad del rostro de su madre sobre la palma de su mano. Aún escucha a las mucamas ahogar una exclamación de sorpresa. Todo el odio y el desprecio casi inhumano de Walburga traspasa a Sirius cuando su madre le devuelve la bofetada. La fuerza de la mujer lo toma por sorpresa. El silencio sepulcral de la casa es palpable. Y entonces llega. Sirius toma la decisión antes de que esta se haya materializado por completo. Lo ha estado deseando durante mucho tiempo. Esa no es su familia, nunca lo ha sido.

El celular de Sirius suena y se ve obligado a regresar al presente. Es un mensaje de Remus. Sirius aún no está seguro de comentarle lo sucedido en ese momento, o si debería de comentárselo al día siguiente. Tampoco sabe cómo decirlo. Oye, Lupin. ¿Qué crees? Mi madre es una maldita acosadora y sabe que somos novios. Le di su buena bofetada porque se expresó de la mierda sobre ti y me salí de mi casa. Ahora vivo con los Potter, pero los papás de James aún no saben que estoy en su casa porque se encuentra de viaje. Parece una buena opción. Pero siempre lo que a Sirius le parece bien nunca lo es. Así que se resigna. Le contesta el mensaje a Remus y sale de la habitación.

Sirius baja a la cocina y se encuentra con James. Este se encuentra sentado en el comedor, con un plato de comida a medio comer y absorto en algún punto de la pared. Sirius lo observa por un rato antes de acercarse a él. Recuerda el rostro de confusión y preocupación de su amigo al verlo en la puerta de su casa.

Necesito quedarme contigo por un tiempo.

El que necesites.

No hubo más información. James no necesitó de más para abrirle las puertas de su casa. Ah, el bueno de Jimmy. Sirius está seguro jamás podrá regresarle todo lo que ha hecho por él.

—¿Pensado en mí, Potter? — James se sobresalta al escuchar a Sirius. Voltea para mirar a su amigo, y esos ojos detrás de los lentes cuadrados lo miran muy serios.

—En realidad, sí. — Sirius no se sorprende ante la respuesta. Está más que claro que James se preocupa por él, y es muy probable que el chico se pregunte por qué Sirius está tan distante.

—Lo siento, Jimmy. Pero le soy fiel a Remus. Y ya te he dicho que no eres mi tipo. — James sonríe. Aunque no es la sonrisa que Sirius esperaba ver.

—¿Por qué siempre rechazas mi amor?

—Es lo que un hombre fiel hace, Jimmy. — Sirius se sienta en frente de su amigo. Mira su plato y lo señala antes de preguntar: — ¿Vas a comerte eso? — James se ríe entre dientes, se nota un poco más relajado qué antes. Le pasa el plato a Sirius y este empieza a comer. No tiene mucha hambre, pero al menos puede distraerse con los diferentes sabores qué llenan su boca.

Hay un largo silencio entre los chicos. Sirius está enfocado en su comida, dispuesto a evitar cualquier signo de incomodidad. Pero, claro, James es James. Y Sirius es Sirius. Se conocen desde que tienen pañales. Le ha confiado sus secretos, sus alegrías, sus problemas. Siempre que no tiene a dónde ir, sabe que James lo recibirá, lo escuchará y hará todo lo posible por ayudarlo o hacerlo sentir mejor. James es su familia. Es la familia que escogió y, joder, es la mejor maldita decisión que ha tomado en la vida.

Sirius le cuenta a James todo lo ocurrido. Le dice los detalles en los que ha evitado pensar. Le cuenta lo que sintió y en las emociones que no pudo callar. Trata de no sonar tan serio. No quiere que signifique nada. Otra discusión con su madre, qué va. James dirá algo como qué mala onda o salgamos a algún lugar para que se te pase el mal rato. Así será.

—¿Piensas volver? — Pero James sí se preocupa; James sí lo ve como algo serio. Sirius tiene ganas de darle un zape a James. Y al mismo tiempo de abrazarlo con demasiada fuerza.

—No lo sé, Jimmy. ¿Tú regresarías a un lugar que nunca ha sido tu hogar? — James no responde.

Esa noche Sirius duerme en el cuarto de invitados de la casa de los Potter. La cama no es tan grande y suave como la que hay en la casa de los Black. La habitación no es tan grande y espaciosa. No están sus guitarras, no está su televisión, no están sus videojuegos. No hay nada  en ese cuarto de lo que Sirius tiene en la casa de los Black. Y, sin embargo, Sirius no se siente como un extraño ahí. 

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