16

2K 319 62
                                    

Cuando Remus y Sirius regresan a la alberca, se encuentran con James y Peter debatiéndose a muerte en una guerra de pistolas de agua. En cuanto Remus se pone el traje de baño, sin quitarse la camisa, se les une; y después de media cajetilla de cigarros, Sirius también les hace compañía. No se siente con los ánimos suficientes para divertirse por completo, pero el cazar a Peter con la pistola de agua prácticamente por toda la casa lo ha cansado lo suficiente para no pensar en el primer rechazo que ha tenido en sus dieciséis miserables años de vida.  

La hora del té la toman en el jardín. Comer las galletas de Hope, más la nicotina en su cuerpo y la cara de desesperación de Peter en su memoria, le levantan el humor considerablemente a Sirius. Es hasta ese momento que se fija en Remus de nuevo y, cuando este lo voltea a ver, un sentimiento extraño le inunda el pecho. Los ojos de párpados caídos sonríen llenos de paz; emanan una alegría de la cual Sirius se contagia, incrédulo de que algo tan simple como una mirada que baja con timidez le haga saltar el corazón dentro del pecho y olvidar la promesa que ha hecho un par de horas atrás. No está seguro de poder darle "tiempo" a sus sentimientos.




—He sido rechazado. — Es hasta la madrugada que Sirius le marca a James para contarle de su desgracia.   

—¿QUÉ? — Sirius le explica a su amigo todo lo sucedido con Remus durante la tarde. Hay un largo silencio por parte de James. — Si eso te pasó a ti, ¿qué podemos esperar nosotros los mortales? — El recuerdo del rechazo de Remus hace mella de nuevo en Sirius. No quiere volver a sentir esa sensación desagradable en el pecho, pero si no lo deja salir siente que explotará en cualquier momento. James es su chaleco salvavidas en el mar del desamor.   

—Nunca creí que algo así me pasaría. Se siente peor que una patada en los huevos. — James no sabe muy bien qué decirle. Cree que las palabras de ánimo sonarán muy escuetas y vacías, así que decide que el silencio hable por él. — Gracias por haberme escuchado. Me tengo que despertar temprano, así que ya me voy.   

—¿Por qué no mejor faltas a tu trabajo y salimos por ahí? Para que te despejes un poco. 

—¿Y perderme un día para ver a Remus? ¿Estás loco?   

—¿En verdad quieres algo serio con él? — Es cierto que Sirius es un alma libre a quien el compromiso le parece algo agobiante. "Querer algo serio" implica esfuerzo, responsabilidades, acuerdos... cosas de las cuales Sirius no quiere tener que preocuparse. Con pasar un buen rato es más que suficiente para él. Es fácil. Es menos problemático. Pero cuando piensa en Remus y en lo que quiere con él, todo parece complicarse más en su mente. Le resulta difícil poner en orden sus pensamientos. Jimmy le ha hecho una pregunta muy difícil de contestar.   

—Sé que no quiero lastimarlo. Me importa lo que siente. Quiero coger con él y permanecer más tiempo en la cama, a su lado. No pondría alguna excusa para deshacerme de él, o tampoco estaría pensando en como hacerlo. También quiero que salgamos juntos. Quiero poder ayudarlo cuando pone una expresión triste; saber qué es lo que le duele. 

—Prácticamente quieres ser su novio. — La palabra suena amenazante para Sirius, le impone, lo incómoda. No está seguro de que novio sea el término correcto. — Sabes, creo que Remus tiene razón al querer conocerte mejor. ¿Cómo puedes estar seguro de querer todo eso con él si apenas llevas conociéndolo dos semanas? Ni Jesús te quiere tanto en ese tiempo, hermano. Además, ¿no me dijiste que le ha ido mal con otros batos? Ha de estar traumado el pobre.   

—Ya lo sé, Jimmy. Simplemente es lo que siento. Es la primera vez que me gusta alguien así, ¿vale? Hago lo mejor que puedo. Está vez estoy tratando de pensar con la cabeza correcta. — James está seguro de que Sirius sigue pensando con su otra cabeza. Pero trata de creerle. Así como Sirius trata de creer en sus propias palabras.   

—¿Cómo es que ha pasado, que te guste alguien de esa manera? — Sirius no responde hasta después de unos segundos. 

—No lo sé. Simplemente sucedió. — Sirius no quiere decir en voz alta que tiene miedo de lo que siente. Siempre se ha dejado llevar por su instinto, sin pensar mucho en el por qué de su actuar. Jamás se ha detenido a analizar seriamente sus emociones, sentirlas y convivir con ellas. La vida le ha enseñado que si lo hace, habrá dolor, incertidumbre. Evadirlas e ignorarlas es más fácil. O lo había sido hasta ese momento. Remus no solo causa deseo dentro de él; hay emoción, éxtasis, miedo, temor, alegría... un huracán de sentimientos en el cual Sirius se ve arrastrado y  obligado a soportar. No le gusta. Sentir tanto en tan poco tiempo lo ha dejado desorientado. Quiere hacer algo, y quiere hacerlo ya. Detesta esperar, lo odia. Pero no sabe qué hacer. Amar nunca había sido tan complicado para él. 

EspressoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora