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—¿Y es eso algo malo?

Remus vuelve a apretar los labios. Siente como su mente se empieza a invadir de todos esos pensamientos que siempre trata de mantener a raya con tanto esmero. Está agotado de que la mitad de sus fuerzas se utilicen para controlar su mente, y la otra para detener sus impulsos. Su mente grita, se queja, exige libertad. Remus tiene miedo de escuchar todo lo que ha mantenido oculto, de que sus miedos se oigan y se vuelvan realidad.

—Sirius no es gay. — Cuando habla, su mente se remueve gustosa. Remus suspira, y lo suelta todo. Habla y habla hasta que se queda vacío. — Siempre ha estado con mujeres. Estoy seguro que ni siquiera ha tomado de la mano a otro hombre que no sea James. Es imposible que se haya fijado en mí. O al menos que tenga un sentimiento romántico. Estoy seguro que está confundido. Él suele ser muy impulsivo y no piensa antes de hacer las cosas. Además, es... muy guapo y bastante popular. En todo caso que, en verdad, le "gustaran" los hombres, hay chicos mil veces mejores que yo, más atractivos. En la escuela sobran. ¿Por qué yo? Las chicas siempre hablan de él, se embelesan cada que Sirius está cerca. Y el es heterosexual, no hay duda de eso. Al final se aburrirá de este tonto juego que tiene conmigo, o simplemente se dará cuenta que no soy lo que quería y se irá con una mujer. O con cualquier otra persona. Estoy seguro que solo siente lástima por mí. — Remus se queda en blanco. Ha hablado demasiado rápido y le duele un poco la cabeza. Nunca la ha tenido tan en silencio como en ese momento. Las palabras que ha dicho resuenan en la habitación, como un eco. Albus lo mira con esos ojos azules analíticos y Remus siente una vergüenza enorme. Baja la mirada y se queda en silencio.

Su mente siempre lo ha traicionado. Desde su infancia lo ha venido engañando y mintiendo. Y Remus ha tratado de luchar contra ello. ¿Cómo ganarle a algo con lo que vives siempre? Remus sabe que Sirius siente algo por él. Sabe que le gusta y que ese sentimiento de amor crece día con día. Remus lo ha visto, Sirius se lo ha demostrado en más de una ocasión. Y aun así, aún con todas esas pruebas, Remus no puede evitar pensar que todo es una vil mentira; que es lástima, que es aburrimiento y que Sirius lo hace solo para matar el tiempo. Odia tener que repetirse a sí mismo que no es verdad. Pero más odia tener que escuchar que sí es verdad. Es una pelea que no está seguro poder ganar. No sabe cuánto más podrá aguantar.



Cuando la cita con el psicólogo termina, Remus se dirige a The London Library puesto que ha quedado para estudiar ahí con Lily. La cabeza aún le duele cuando llega con su amiga, y la sonrisa que pone es tan pobre que Lily se alarma en seguida.

—¿Estás bien? ¿Te pasó algo? — Remus la tranquiliza y le dice que acaba de salir del psicólogo, nada de qué preocuparse. Ella saca de su mochila una pequeña barra de chocolate y se la entrega. — Siempre la meto, aunque ya no estudiemos juntos. — Ahora la sonrisa de Remus luce con más vida. Su corazón se enternece ante la bondad de Lily, y toma el chocolate que le está extendiendo.

—Aun así nos vemos casi todos los días. — Lily le devuelve una sonrisa radiante y le da un ligero empujón cuando Remus termina de sentarse junto a ella.

El resto de la tarde transcurre tranquila hasta que Remus toma su celular y lo enciende. No son los cincuenta mensajes que Sirius le ha enviado, sino las casi cien llamadas perdidas que le ha hecho el chico lo que preocupan a Remus. A su lado, Lily frunce el ceño mientras mira su propio teléfono.

—Creo que Black te está buscando. — Lily le muestra los mensajes que también le ha enviado a ella, mucho menos de los que le ha enviado a él.

—¿Cómo es que tiene tu número?

—Me lo pidió esa vez que fui a tu casa a estudiar y ahí estaba él, metido como humedad.

—¿Por qué se lo diste? — Remus no encuentra la razón de por qué su amiga le daría algo tan privado a una persona que le molesta tanto. Lily se encoge de hombros.

—Me dijo que sería conveniente tener el contacto del otro por si algo llegase a pasar. También tengo el de él. — Lily dirige la mirada a su celular cuando este vibra. Remus ve de reojo que ha recibido un mensaje, el cual ella responde con un monosílabo. La chica hace el amago de decir algo, pero el timbre de llamada del celular de Remus se lo impide. Es Sirius quien lo llama. Responde no muy seguro de lo que está sucediendo.

—Dios Santo, creí que te habías muerto. ¿Dónde estás? ¿Por qué no contestas mis mensajes ni llamadas? — Más que sonar molesto, Sirius suena bastante preocupado. Remus se debate entre responder que no tiene por qué dar explicaciones, o simplemente decirle la verdad. No está muy seguro qué le estaría permitiendo con la segunda opción, o si la primera crearía cierta barrera entre ellos. Al final opta por la más simple.

—Tenía el celular apagado.

—¿Por? ¿Fuiste al cine o algo?

—Estoy en la biblioteca, Sirius. Estudiando. — El sonido de un claxon le indica a Remus que Sirius se encuentra manejando mientras habla con él. No puede evitarlo y lo regaña. — No estés en llamada mientras estás manejando

—¿Dónde estás? Voy para allá.

—Aún no termino de estudiar. — Otro claxon. El corazón de Remus empieza a latir intranquilo. — Sirius en verdad deja de hablar. Voy a colgar.

—No me hagas recorrer todas las putas bibliotecas de la ciudad, Lupin. — Remus suspira, derrotado.

—The London Library.

—Va. Te caigo en una hora, para que tengas tiempo de terminar de estudiar. — Remus cuelga la llamada de inmediato. Fija la mirada en el celular, con el corazón aún acelerado y el estómago revuelto.

—Para no ser novios, Sirius actúa demasiado como uno. — Comenta Lily alaire. No tiene ni idea del huracán que eso ocasiona dentro de Remus.

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