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Bueno, haber publicado el capítulo ayer me inspiró en escribir este. Oficialmente estamos en la mitad de la historia. Estoy muy emocionada por lo que se va a venir, en verdad he tenido planeado todo este desde hace semanas. Jamás creí que llegaría hasta aquí. Creo que es una de las pocas cosas buenas que he hecho en esta cuarentena. Espero poder terminar antes de que acabe la pandemia. Muchas gracias a todos por leer. ¡Los amo!



Hay cosas que Sirius no logra entender por más que lo intente. No logra entender el gusto de Peter por los ratones. No logra entender el reciente interés de James por seguir a Evans en todas las redes sociales existentes. Y, más que entender, no encuentra una razón lógica o coherente de porque Remus Lupin estudia UN MES antes para unos exámenes de PRUEBA. Debería ser considerado un crimen hacer algo así.

Es un jueves que Remus le notifica a Sirius que no podrán verse hasta que los "exámenes" hayan terminado. Lo cual sucederá exactamente 30 días después. Sirius no acepta, no se niega, no puede hacer absolutamente nada ya que Remus le ha asegurado que no lo verá aunque incendie a todo Reino Unido. La situación sería solo UN POCO más pasajera si Remus no lo ignorara también en sus mensajes o llamadas. Es prácticamente como si el chico no existiera; un sueño del que Sirius ha despertado y que ahora no puede superar.

No es hasta que James toca el tema que un nuevo problema se agrega al constante martirio de Sirius. Las solicitudes de beca están por cerrar.

—¡¿QUÉ!? — Grita Sirius en pleno receso. Los tres chicos están en las áreas verdes del colegio, aprovechando uno de los casi inexistentes días soleados de mitades de noviembre. James le ha preguntado a Peter sobre cómo va con la renovación de su beca, y este le ha respondido que ya la ha terminado. "No quiero que cierren la convocatoria y quedarme fuera".

—Se cierran un par de días antes que los exámenes, Sirius. Aún queda tiempo. — Trata de calmarlo Peter sin mucho éxito. Claramente renovarla es más fácil y rápido que solicitarla por primera vez.

Sirius considera que ha sido lo suficientemente paciente con Remus. No le sorprendería ser canonizado en cualquier momento. Lo merece. No le ha vuelto a preguntar ni una sola vez desde que Remus le dijo que pensaría sobre su plan maestro. Ni siquiera una indirecta sobre el asunto. Demasiada libertad lo ha llevado a la necesidad de tener una respuesta. La incertidumbre más la falta de Remus en su vida lo están destrozando lentamente.

El tiempo consume a Sirius con parsimonia. Extraña a Remus, anhela su compañía. Se conformaría con solo oír su voz o recibir algún mensaje de él, aunque fuera por error. Le duele el pecho, le duele el corazón. Le duele donde creyó que siempre estaría a salvo y nunca le dolería. No sabía que existía un dolor tan vacío hasta ese momento. Es como si algo dentro de él haya sido apagado. Despierta por inercia, come por inercia, vive porque no tiene de otra. James le asegura que no es normal que se sienta así, el dolor empieza a notarse en su físico. Sirius no lo admite pero tiene miedo de que en verdad se trate de algo malo dentro de su cabeza. ¿Todos los enamorados se sienten así? Qué horror. Lo único que vale la pena es Remus y no el sentimiento. Además de muy confundido y afligido, Sirius se siente desahuciado.

Acostumbrado a ser impulsivo y estúpido, Sirius toma una decisión. El mayor problema de su sufrimiento es la falta de Remus por el estudio. Si Remus estuviera en la misma escuela que él, estudiaría juntos. O al menos Sirius estaría ahí para verlo estudiar. El chico no le da una respuesta, pero, Sirius lo ha pensando con detenimiento, la decisión de cambiar de colegio no depende de Remus, sino de su tutor; en este caso: su madre. Así que, aferrándose al último atisbo de esperanza, Sirius se salta el entrenamiento, se sube a su motocicleta y se dirige al hospital en el que Remus le ha dicho trabaja Hope.

Lo primero que hace al poner un pie en el hospital es preguntar por Hope Lupin. Le pregunta a una de las enfermeras que pasan cerca de él. Sirius usa su encanto para obtener la información. Sabe como seducir por conveniencia y obtiene el piso en el que se encuentra Hope. No tarda mucho en dar con ella. Un grupo de señoritas estudiantes de enfermería. le han dado la información.

Hope se encuentra revisando unos papeles cuando Sirius la llama por su nombre. La mujer se gira y la sorpresa inunda su rostro al verlo. El gesto la hace lucir mucho como su hijo, lo cual genera una pequeña punzada dentro de Sirius. Su sonrisa flaquea un poco, aunque su voz suena firme cuando pide poder hablar con ella. Hope parece confundida. Pregunta sobre si Remus está bien y Sirius, con cierto malestar al decirlo, asegura que no ha visto a Remus en semanas, pero que su plática es sobre él. Hope le pide lo espere por unos minutos y Luego lo lleva a un consultorio vacío.

Sirius le explica la situación a Hope. Le cuenta sobre la escuela, sobre la beca, sobre la propuesta que le ha hecho a Remus y sobre la respuesta por parte de este. Enfatiza los detalles. Asegura que él se encargará de los gastos que no cubran la beca y menciona los requisitos que se necesitan para obtenerla. Hope lo escucha en silencio. No da rastro de no haber estado enterada, pero tampoco de haberlo estado. Su neutralidad resulta algo exasperante para Sirius.

—¿Qué quieres con Remus? — El tono no es tosco. Los ojos son amables con una expresión seria. Es una pregunta pura, llena de sinceridad y verdadera intriga.

Sirius se desmorona. Han sido días, semanas sin ver a Remus. No lo puede aguantar más. Ya no le importa nada. No le importa no poder tocarlo, no probar sus labios, no sentir su cuerpo, su calor. No le importa que Remus no lo ame, que no tenga interés en él, que sus sentimientos no sean recíprocos. No le importa que Remus solo lo considere como un amigo, o por lo menos como alguien con quien poder conversar. Lo único que a Sirius le importa es poder estar a su lado. Solo quiere verlo, oír su voz. Saber que existe, que alguien como Remus es real. La sonrisa de Remus le daría mil años de vida y agradecería a quien fuera por haber sido capaz de presenciar un acto tan hermoso como ese. Le gustaría poder estar junto a él en momentos malos, en los buenos; ayudarlo con sus inseguridades, con sus temores. Hacer todo lo posible siempre y cuando Remus se lo permitiese. Aunque sea solo como un amigo. Y si no, como un conocido. Y si no, como alguien que vela por su felicidad. Es lo único que pide. ¿Es acaso demasiado?

Con los ojos fijos en los de Hope, Sirius deja que su corazón hable. Lo tiene en su mano y se lo entrega a esa mujer que se parece demasiado a la persona que ama. No se guarda ni un solo pensamiento. Cuando termina, se siente más ligero, un poco mejor.

—Hablaré con Remus. El domingo ven a la casa. Sirve también para que la cara de demacrados que se traen tú y Remus se vaya. — Hope se ríe. Hay esperanza en el sonido. — Gracias, muchachón. Por los sentimientos tan bonitos que tienes por mi Remus.

Siriussale del hospital y es recibido por el frío aire que entumece su rostro. Sesube a su motocicleta y se dirige a casa de James. Está dispuesto a celebrarcomo se debe. 

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