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Le di vueltas a este capítulo como no tienen idea. Lo tuve en mi mente como por una semana pero no me animaba a escribirlo, siento que llevo mucho tiempo sin escribir cosas candentes y me está costando un poco de trabajo. Gracias por su paciencia y por leer Espresso. Siempre me sacan una sonrisa sus comentarios ❤. Es muy probable que no esté publicando semanalmente durante estos dos meses por un acontecimiento que les contaré en el próximo capítulo, jijiji. 

Espero les gusto este cap y que sigan leyendo Espresso. ¡Los amo! ❤


Remus se observa en el espejo. Aún no se acostumbra a verse en el nuevo uniforme; sin embargo, ahora este le queda un poco más grande y se siente mucho más cómodo en él. Las dos semanas de descanso le han sentado bastante bien, aunque está seguro el mérito se lo lleva el acontecimiento que pasó un día antes de que estas empezaran. Su madre se despide de él con un abrazo muy suave y lleno de amor. Remus sonríe, lleno de dicha. Toma su mochila, se viste el gran abrigo beige junto con su bufanda gris, se despide de su madre, y sale al helado aire invernal de principios de enero.

Lo primero que Remus ve es la motocicleta negra, el chico que está recargado sobre ella viene después. Ambos chicos se sonríen, caminan por inercia hacia el otro y se detienen cuando quedan de frente. Se miran directo a los ojos, Remus revive el beso en la habitación de Sirius. Lo siente en esos ojos grises que brillan con la misma hambre que tenían cuando se besaron. Lo recuerda en esa mano que roza su rostro con suavidad, la cual lo sostenía con fuerza un par de semanas atrás. Remus se quema como se quemó al probar a Sirius por primera vez. Sin embargo, lo mejor de todo no es lo que Remus siente. Lo mejor es que Sirius se siente igual que él. El chico es tan transparente que sería imposible no darse cuenta. ¿Cómo no lo notó antes?

—¿Alguien pidió transporte? — Sirius se hace a un lado, rompe la conexión que tenía con Remus, y señala a su motocicleta. Remus levanta una ceja.

—¿Una motocicleta?

—La persona que me contactó me dijo que a su novio le gustan los chicos en motocicleta. — El corazón de Remus da un brinco mortal. Novio. Rebota por su mente sin descanso. Novio. Nunca creyó que una simple palabra pudiera tener tanto efecto dentro de él. Remus flaquea por medio segundo, baja la mirada, reprime una sonrisa. Respira y recupera la compostura.

—Te has de haber equivocado. Yo no tengo novio. — La sonrisa de Sirius es salvaje, casi inmediata. Remus ha empezado a caminar hacia la parada de su autobús, pero Sirius le corta el paso.

—Me presento. Sirius Black. — Remus se ríe ampliamente, como muy pocas veces hace. Entre cierra los ojos y mira acusadoramente a Sirius.

—Ya vámonos que se hace tarde.



Hay algunas clases que los chicos no comparten en el nuevo curso escolar. Así que las ocasiones para poder estar con Sirius se han limitado bastante. Es la primera relación seria que tiene Remus. Aún no le ha dicho nada a Lily o a su mamá, pero tampoco quiere apresurar las cosas. No quiere verse como el desesperado que es, así que se controla bastante. Sin embargo, Sirius parece no hacerlo en absoluto. Cada que tiene la oportunidad trata de tocarlo, aunque sea un pequeño roce; siempre le manda mensajes, aún estando en clases, y no disimula frente a James o Peter. Solo le falta gritarlo a los cuatro vientos y besarlo en medio de los pasillos. Remus supone que no le faltan ganas de hacerlo, mas está seguro Sirius se resiste para no incomodarlo.

Durante su clase de educación religiosa, Remus lucha fuertemente para no quedarse dormido. Ya casi una semana de haber regresado a la escuela y Remus aún no logra adaptarse a la pesadez de la materia, y mucho menos cuando su maestra habla lento, despacio y bajo. Decide ir al baño y echarse un poco de agua fría en el rostro para despejar su mente. Sin embargo, al llegar al baño no necesita del agua para despertar.

—¿Remus Lupin fuera de su clase? — El tono burlón de Sirius es suficiente para que Remus se acerque al lavadero con un rostro sereno e indiferente.

—¿Sirius Black aún en la escuela? — Sirius terminar de orinar y se abrocha el pantalón lo más rápido que puede para situarse detrás de Remus. Este ignora el aceleramiento de su pulso y el calor que lo inunda al sentir a Sirius tan cerca.

—Qué cosas, ¿no? — Remus tienen la vista fija en sus manos; en sus manos y en las manos que se acercan con lentitud a las suyas. El agua del grifo moja a Sirius y a Remus al mismo tiempo. Este ve como sus manos se juntan, como Sirius las toma y las acaricia con suavidad. El corazón de Remus brinca y da giros mortales, su sangre empieza a acumularse entre sus piernas cuando siente a Sirius pegado a su espalda, cuando la erección del chico roza contra su trasero.

Remus siente que Sirius se inclina suavemente sobre él; siente su aliento rozar su cuello, su cabello le hace cosquillas sobre sus mejillas. Remus se atreve y levanta la mirada al espejo que hay frente a él, se encuentra con los ojos grises que lo comen vivo, llenos de lujuria y hambre.

Las manos de Sirius suben por el torso de Remus, lo toman del cuello y le giran el rostro. Sus labios se encuentran y es como si una descarga eléctrica azotara contra Remus. Sirius lo besa con un hambre voraz. Le abre los labios con la lengua y frota su miembro justo en medio de las nalgas de Remus. Este siente que le falta el aire, su cuerpo palpita, su mente se nubla y amenaza con dejar de pensar racionalmente. Algo dentro de él le grita por más. Necesita sentir más de Sirius, cada célula de su ser.

Remus se voltea, rompe el beso y respira para besar de nuevo a Sirius. este se sorprende ante el repentino movimiento, pero recibe a Remus sosteniéndolo por las caderas. Es ahora Remus quien introduce su lengua, Sirius lo recibe y se comen el uno al otro. Las manos de Remus toman a Sirius por el cabello, enredan sus dedos entre los suaves mechones y lo aprietan con fuerza. Sirius hace un sonido extraño ante esa acción. Por pura inercia, Remus afloja su agarre, mas Sirius mueve la cabeza de un lado a otro.

—No. — Sirius se separa de Remus y gruñe en sus labios esa respuesta. Pega su frente contra la del chico y Remus siente el calor de Sirius invadirlo. — No lo aflojes. — Son solo tres palabras que logran incendiar a Remus. Aprieta su mano y su miembro palpita cuando Sirius hace ese sonido de nuevo, frunce el ceño y arruga la nariz. Él tiene los ojos cerrados, pero Remus los tiene abiertos y se droga de la vista que tiene.

Estando de frente, la erección de los chicos se roza. Remus no sabe si es él o Sirius quien empieza, pero ambos se frotan entre sí. El lavadero es lo único que los soporta. Sirius sostiene a Remus de las caderas y gime ante cada movimiento. Son gemidos graves, diferentes a los que Remus ha escuchado, son salvajes y cargados de deseo, urgencia por más.

Sin detener sus movimientos y con pequeños besos en los labios o el cuello por parte de Sirius, Remus siente que en cualquier momento va a venirse. Las manos del otro chico se mueven por su espalda, se detienen en su trasero y lo aprietan con fuerza. Remus siente que Sirius se encuentra desesperado por algo, aunque no logra saber por qué. Tal vez está ansioso de más, el mismo Remus lo está. Quiere tener a Sirius por completo, quiere llenarse de su calor y de su ser, quiere poder descargar esa tención acumulada y que Sirius se sienta igual de bien que él. Quiere muchas cosas que en ese momento no puede tener, aunque es suficiente con lo que están haciendo.

Remus siente que Sirius se separa de él. El aire fresco que lo inunda casi lo molesta más de lo que debería. No tiene tiempo de decir nada puesto que es arrastrado hacia una de las cabinas del baño. Sirius lo sienta en la taza y el chico se sube sobre ella, encorvándose para no sobresalir por arriba. Remus no comprende lo que acaba de suceder. Se encuentra un poco desorientado e incluso cree que Sirius tiene otras intenciones con esa posición. Sin embargo, los pasos fuera del baño que escucha y la puerta de este abrirse son la respuesta que necesita para salir de dudas.

Mientras los chicos que acaban de entrar hacen sus necesidades, Remus y Sirius se miran directamente a los ojos. Ambos jadean en silencio, Remus aún siente a Sirius frotándose contra él, aún siente sus labios sobre su piel, su aliento erizando su cuerpo. Sirius sonríe, cargado de excitación, y roza el rostro de Remus suavemente con sus dedos. Este imita su sonrisa, y se ríen cuando los otros muchachos salen del baño. Antes de regresas a sus clases, Remus se despide de Sirius con un beso en la mejilla, y este le devuelve la mirada más tierna que le ha visto en el tiempo que llevan de conocerse.

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