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Remus se observa en el espejo por primera vez. La corbata roja sobresale entre el nuevo suéter negro y la camisa blanca. El uniforme está hecho a su medida, lo cual le resulta algo incómodo ya que está acostumbrado a la ropa más holgada. No le sienta mal, debe admitirlo. Su madre lo adula en cuanto sale de su habitación. Remus sonríe, un poco avergonzado. Toma su mochila, se viste el gran abrigo beige junto con su bufanda gris, se despide de su madre, y sale al helado aire invernal de principios de enero.

Con ayuda de un profesor, Remus encuentra su salón de clases. Hay muy pocos estudiantes, así que se sienta en uno de los pupitres de la fila de en medio, el más alejado a la puerta. Está intrigado por saber cómo será la nueva escuela. Ansía con tener sus primeras clases, y ya se está preparando mentalmente para acoplarse al instituto. Sus tardes de estudio con Lily han sido pausadas hasta que Remus se sienta seguro con el sistema escolar de Erin College. Sin embargo, no es el estudio o el colegio lo que lo tienen tan emocionado. Ha estado pensando en eso desde que despertó en la mañana.

El aula se llena con lentitud. Remus ha sacado su celular para distraerse un rato. Está leyenda una publicación sobre el estreno de una serie, cuando un bullicio llama su atención. Hay cierto alboroto entre las chicas del salón. Los murmullos y las risitas se hacen presentes. Remus levanta la mirada y la fija en la puerta. Lo siente antes de que entre. Es casi imposible no percibir la penetrante aura sexual que emana Sirius. Remus aún no logra sobreponerse a ella. Siempre lo agarra desprevenido aunque ya conoce su efecto. Es aplastante, atrayente. Sirius Black es un imán humano para cualquiera que guste de hombres.

Sirius entra al cuarto con esa forma agresiva de caminar que tiene. Muy erguido, con el pecho inflado y una fuerza descomunal. Sobresale aunque no lo quiera. Su uniforme desaliñado hace que la chica detrás de Remus suspire perdidamente. La cabellera negra y revuelta que cae sobre sus hombros embelesa la mirada de otra a un par de pupitres de la entrada. Las de atrás sonríen embobadas en cuanto Sirius posa su mirada en ellas, esos ojos salvajes, indomables y grises que podrían ocasionar infartos si así lo desearan. Remus siente compasión por todas esas chicas, y también por si mismo. Él ha sentido en primera fila todo lo que Sirius puede causar dentro de alguien. Si no fuera por la destreza otorgada por años de práctica por no mostrar sus emociones, luciría igual que todas esas muchachitas que lo observan anonadadas.

Una sonrisa enorme ilumina el rostro de Sirius en cuanto su mirada se encuentra con la de Remus. Este no puede evitar que su corazón lata desbocado. Trata de controlarse pero resulta difícil cuando Sirius es tan transparente con lo que piensa, se reflejan sus intenciones para nada buenas en su atractivo rostro.

—Bienvenido — Sirius se burla, se ríe, hay felicidad emanando de su ser. Ha ganado y Remus, una vez más, ha cedido a sus peticiones. No se queja. Ver a Sirius en el mismo salón que él y tenerlo sentado a su lado parece un sueño hecho realidad. Ahora Remus no solo está preocupado por despertar, tiene pavor de hacerlo.


James, Peter y Sirius se encargan de ambientar a Remus en cuanto el descanso empieza. Lo llevan a todas las áreas "importantes" del colegio, y le hablan de todos los profesores que les darán clases. Remus se siente realmente agradecido con esos tres chicos que tratan de hacerlo sentir como en casa. Aunque, por mucho que lo intenten, aún está esa barrera que separa a Remus del resto. Los demás estudiantes parecen reconocer de inmediato que Remus no es del mismo círculo social que ellos. No tiene la oportunidad de sentir por mucho tiempo las directas miradas de desagrado de los demás, ya que James y Sirius se encargan de desviarlas. Sin embargo, ahí están. No es como que sea la primera vez en ser señalado. Es algo de lo que está acostumbrado. Solamente que ahora es por otra cuestión. Al final, siempre será juzgado.

Cuando las clases termina, Peter se retira a las oficinas de servicios escolares para inscribirse en uno de los talleres que ofrece la escuela. Remus aún no está seguro si entrar a alguna clase extracurricular o irse directo a casa. Antes de que tome una decisión, Sirius le pide lo acompañe a su entrenamiento de Rugby. Usa esos ojos suplicantes, como si su vida dependiera de que Remus fuera a verlo. Este no puede negarlo y termina yendo con los chicos. Están por llegar al campo cuando James le empieza a preguntar sobre Lily.

—¿Estás interesado en Lily, James? — Sirius bufa, como si no fuera obvio.

—Bueno, digamos que me parece atractiva.

—¿No te ha dicho tu amiga que James la sigue en Instagram, Twitter y le envío solicitud de amistad a Facebook? — Remus mira algo sorprendido a James. Este no muestra rastro de vergüenza. Sube sus gafas y revuelve su cabello.

—Son las tácticas de conquista del siglo XXI. Aunque las de Sirius son un poco más obsoletas, ¿no crees, Remus? — El mencionado abre los ojos, se descompone su mirada por una fracción de segundos, y luego se serena. Sirius tarda un poco más. Aprisiona a James entre sus brazos marcados mientras le pregunta, algo acalorado, a qué se refiere con obsoletas. Remus sonríe internamente. Es algo nuevo para él estar presente ante algo así: James rojo de la risa y del esfuerzo por zafarse; Sirius ocultando el bochorno por el que está pasando siendo tosco y rudo. Una amistad ajena para Remus.



—¿Cómo te fue? ¡Cuéntame todo! — Lily suena emocionada al otro lado de la línea. Remus trata de resumir su día lo mejor posible y Lily se queja al oír el escueto resumen que le ha proporcionado su amigo.

—Fue un buen día. Creo que ha sido el mejor primer día de clases que he tenido en una escuela nueva. — Remus trata de evitar hablar sobre Sirius. Ya ha hostigado a Lily lo suficiente como para decirle que la felicidad por tenerlo casi todos los días a su lado es inmensa e inigualable. Aun así, la chica es muy lista, y conoce a Remus más de lo que él se conoce a sí mismo.

—¿Y Black?

—¿Qué tiene Sirius?

—Por favor, Remus. La única razón por la cual aceptaste cambiarte de escuela en pleno año escolar fue por él. No me digas que no estás feliz por eso. — Remus guarda silencio. Está feliz. Feliz como nunca. Pero...

—Tengo miedo, Lily. — Es solo con ella que puede ser honesto. Lily no es solo su amiga; es su soporte, su hombro para llorar. Ella siempre lo escuchará y le jalará las orejas de ser necesario. Su ángel guardián.

—¿De ser feliz?

—De volver a mi realidad.

—Black es un zoquete. Lo único bueno que tiene es que es "guapo". No me agrada y pienso que no te merece. Sin embargo, nadie, y escúchame bien Remus Lupin, nadie hace lo que él ha hecho por ti. — Remus no sabía que la inscripción del Erin College no venía incluida hasta que estuvo a punto de terminar su trámite. Veinte mil libras esterlinas que Sirius pagó sin aceptar que le devolvieran el dinero. Veinte mil libras esterlinas más uniformes, libros y materiales extras. Todo ese dinero solo para poder ver a Remus. Una pequeña calidez crece en su interior. Demasiado pequeña para eliminar sus temores, aunque lo suficiente para dejar de tenerlos por unos momentos.

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