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Lamento la tardanza. Mi hermana estaba aquí y era un tanto difícil poder escribir. También no me he sentido muy bien ultimamente, aunque ya estoy trabajando en ello. En verdad muchas gracias por leer Espresso y por esperar por un nuevo capítulo.


Antes de ver a Remus, Sirius va a casa de James. Aún tiene el atuendo estúpido con el que se ha visto obligado a vestirse, y aunque es ropa que detesta usar, sabe que le sienta bien. Sin embargo, no quiere ver a su amigo para que le diga lo guapo que se ve, eso ya lo sabe. El cumpleaños de Remus está más cerca de lo que le gustaría y no tiene una jodida idea de qué regalarle o qué hacer para celebrarlo. El año pasado fue James quién le dio la idea de ir a la playa. Pero el año pasado Remus aún no era su novio. Sirius nunca ha tenido pareja, y en verdad no quiere cagarla en su primera vez. Es casi una broma que sus primeras veces más importantes sean siempre con Remus.

Al llegar a casa de los Potter, es Euphemia quien le abre la puerta. La sonrisa cálida y amable de la mujer hacen que Sirius se sienta bienvenido, algo que nunca siente cuando llega a su hogar.

—¡Ay, qué guapo! — Euphy se ríe, con discreción. Sabe que Sirius detesta vestirse de traje y ella ama molestarlo con eso. — ¿Walburga te obligó? — Sirius bufa y roda los ojos.

—Y a ir a su obra de caridad también. — Euphy deja pasar a Sirius a su casa mientras le da palmadas de apoyo en el hombro.

A Sirius siempre le ha gustado ir a casa de los Potter. A pesar de ser personas con dinero e influencia, su modo de vida es bastante modesto. Sin embargo, la razón principal por la que le agrada estar ahí es el ambiente que se respira. Euphemia lo procura como su madre nunca lo ha hecho, siempre pregunta cómo está, lo escucha con esa expresión comprensiva y le da los mejores consejos que un adulto le ha dado jamás. Fleamont, el padre de James, es muy parecido a su esposa. Tiene una mirada bondadosa y una manera de pensar muy abierta y dispuesta a recibir otras ideas. Sirius está seguro que ambos son el tipo de persona que empiezan a escasear en el mundo, y que James es tan afortunado que ni siquiera es consciente de que lo es. Sirius daría todo el dinero, todo el imperio familiar que le espera, a cambio de unos padres como ellos.

Euphy le indica a Sirius que James se encuentra en su habitación, no sin antes haberle hecho mil preguntas sobre cómo se encuentra y recordarle que puede contar con ella para cualquier cosa. Sirius le agradece, como siempre, dentro de su corazón, lleno de gratitud y cariño por esa mujer. Mientras sube las escaleras para encontrarse con James, Sirius se imagina una escena ajena a él. Se ve sentado en una mesa, con los Potter justo en frente de él y, a su lado, está Remus. Es una cena en la que Remus convive con los adultos importantes para su novio, con los padres que nunca tuvo. Es casi hilarante imaginar esa situación con Walburga y Orion ocupando el lugar de los Potter. Y aunque le causa gracia, es una sensación amarga y desabrida. No lo siente por sí mismo, sino por Remus. Está seguro que el chico ya ha tenido bastante mierda en su vida como para llenarlo de más.

Sirius entra al cuarto de su amigo sin avisar y lo encuentra dormido en su cama con la televisión prendida. Se acerca a James y lo zarandea solo una vez.

—Potter, despierta.

—Practico para mi entrevista. — James habla arrastrando las palabras y entre dientes. Aun tiene los ojos cerrados y se ha movido muy poco.

—¿Dormido?

—En el estado zen. — Sirius levanta una ceja, está a punto de volver a zarandear al chico pero se detiene de inmediato.

—Espera, ¿dijiste entrevista? — James parece no percibir el tono de confusión de su amigo. Se revuelve un poco y se acomoda en la cama, buscando la posición perfecta para dormir.

—Para la uni. — Sirius frunce el ceño. Tarda unos segundos en procesar lo que le ha dicho su amigo. Universidad. Si James practica para la entrevista, significa que los exámenes ya pasaron, meses atrás, y que no hay posibilidad de volver a hacerlos. Lo primero que viene a su mente es Remus. Sirius nunca ha querido ir a la universidad, detesta la escuela y preferiría esclavizarse trabajando que poner un pie en otra institución educativa. Además, quiera o no su padre no tendrá de otra más que heredarle todo si quiere que el negocio familiar siga en marcha. Pero Remus sí quiere ser alguien en la vida. Quiere estudiar, quiere ejercer, quiere cumplir sus metas. Sirius entra en pánico. ¿Cómo pudo olvidar algo tan importante?

—Coño, Potter. Despiértate. — Sirius empuja a James hasta que este se cae de su cama. Este se levanta desorientado. — ¿Por qué no me dijiste nada?

—Pues, — James se revuelve el cabello y se quita la lagaña de los ojos. — el proceso empezó cuando Hope estaba en el hospital. Todos estábamos algo atareados, pero Remus y tú mucho más. — James se encoge de hombros. — Supongo que se me pasó.

Sirius maldice. Su mente viaja a velocidad luz. Remus no le ha dicho nada, Sirius no le ha preguntado nada. Algo tan importante para Remus y no han hablado sobre eso. Es un estúpido calenturiento que solo piensa en coger. Su primera relación seria y qué buena comunicación maneja.

Sirius sale de la casa de los Potter sin despedirse de nadie. Lo único en lo que piensa es en Remus y en las posibles respuestas que le dará el chico respecto a la situación. Probablemente le diga de tomarse un año y aplicar para el siguiente; Sirius está casi seguro que le dirá eso. Sin embargo, a Sirius no le parece que sea lo correcto, al menos no para lo que Remus había estado deseando. Puede que sea olvidadizo, que no le interese su futuro en lo más mínimo, que solo piense en cómo coger con Remus...pero jamás podrá olvidar esa plática en el parque en la que Remus le habló sobre lo mucho que le gustaría poder terminar de estudiar lo más pronto posible para poder ejercer. El brillo en sus ojos, la ilusión en su mirada, Sirius lo tiene tatuado en carne viva en su memoria.

Mientras maneja como desquiciado por la ciudad, Sirius empieza a planear una solución. Utilizar su apellido y sacar el máximo provecho de eso. Mover los hilos necesarios y hacer lo que se necesite para obtener lo que quiere. No le importa mancharse de la mugre de los Black, mientras sea para ayudar a Remus. Por él, Sirius haría lo que fuera.

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