Capítulo 1

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~ Julietha ~
Los errores te marcan de por vida

Un mes después.
Paris, Francia

Todo estaba casi listo. Todo para empezar de nuevo en esto que llamaba mi vida.

Había vuelto a huir, había visto la salida más fácil y corrí sin pensarlo dos veces hacia ella.

El convivir con Aarón me dolía demasiado, verlo los siete días de la semana era mi tarea más compleja, y en ese proceso me estaba haciendo más daño del que pensaba, ya que incluso por rehusarme a compartir la misma mesa que él me salteaba las comidas, había días que ni siquiera probaba bocado en la escuela de arte por la necesidad de mantenerme ocupada.

Al poco tiempo de nuestra ruptura, luego del desmayo que sufrí, donde me libre de partirme la cabeza con el bordillo de la ducha, me habían detectado que tenía anemia y un mes después heme aquí.

Sabía que eso era únicamente obra mía, aunque no debió ser así, debí priorizarme, debí haberme puesto a mí por encima de todo y dejar de pensar el porqué de nuestro final o no internarme de mediadora en problemas ajenos.

A veces necesitaba apartar a un lado el hecho de que muchas personas estaban apoyadas en mí, en un pilar que no era sólido pero lo parecía hasta que se fue derrumbando poco a poco. E imperceptiblemente se hizo cenizas.

Ahora tenía que volver a reconstruirme pieza por pieza, bloque por bloque, curar nuevas heridas, esperar a que los raspones dejen de arder ante el más mínimo roce de los recuerdos.

Lo veía tan imposible, una odisea, un ciclo que se repetía con diferentes personas y donde siempre salía lastimada, en el patrón nunca podía ser feliz, era como si estuviera escrito en el destino él siempre verme destruída y esconder tras muros de hielo el derrumbe.

Tomé un sorbo del vino que serví en una taza al no tener ninguna copa en el pequeño departamento que Olivia Scott, mi jefa, me ayudó a conseguir en Paris, además de ser ella quien pagó un año adelantado de renta a mis espaldas, ya que eso no se incluía en el contrato que firmamos.

Me estrese ver tantas cajas de mudanza, de ropa, un baúl todo polvoriento ya que fue lo primero que traje, pasé las manos por mi cabello y se me cruzó tantos los cables que se me vino la idea de arrojar todo por el balcón que estaba a mi derecha.

Quité las mantas que cubrían los muebles, cada uno aún se mantenía intacto, tal y como se lo habían entregado a Olivia, debido a que sería la primera noche que pasaba aquí y no en el hotel donde me estaba quedando, no quería dormir aquí hasta que mis cosas ya estuvieran, hasta que sintiera el lugar como mío.

A alguien, o sea a mí, se me olvidó cerrar las puertas del balconcito y la mayor parte del departamento había sido arrasada por una ventisca de polvo. Lo primero que hice, antes que nada, fue conectar la nevera y guardar lo que compré dentro. Fácilmente podría vivir en mi madriguera por cinco días sin la necesidad de salir, que era lo que quería.

Me hice un moño todo desmarañado por los lados y disponiéndome a ordenar mis cosas, empecé con más flojera que ganas. Al terminar la primera caja me senté en el suelo, dándome un pequeño descanso, creía que me lo merecía, me dolía la espalda de estar tanto tiempo agachándome y levantándome, al finalizar esto iba a terminar toda contracturada, y no tenía que ser bruja para saberlo.

Contigo hasta el infinito (INFINITO #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora