Capítulo 57

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El títere de oro
~ Aarón ~

Se apoderaron de mí como si se tratara del accesorio más envidiado de la temporada y me tuvieran que lucir ante el público, me dieron instrucciones de cómo actuar mi papel del prometido más entusiasta y lecciones pads sonreír como si realmente me sintiera feliz por anunciar el compromiso de una boda que jamás se llevaría a cabo.

Si aceptaba ello era para ganar tiempo, para tratar de recuperarme de aquellos golpes inesperados en mi vida, para pensar que iba a hacer ahora que ya no tenía una razón para continuar. Aparté a la única persona que me impulsaba a seguir para protegerla y esta vez creía que era definitivamente. Julietha fue decidida en cuanto lo dijo, que no se quedaría a menos que yo fuera a evitar que se subiera a un maldito avión rumbo a Francia. Y yo fui severo al decirle que no lo haría, que mantenerla alejada era lo mejor.

Habían pasado ya sietes días en donde no podía descansar ni una hora completa sin levantarme temblando, empapado de sudor y con los nervios de punta. Cerraba los ojos y veía la última sonrisa de mi abuela dándonos su adiós, veía a Julietha abrazándome y la oía susurrándome que todo estaría bien, las buscaba en cada recuerdo, en cada despertar, en cada desayuno por la mañana, pero ellas nunca volverían a estar ahí.

Tenía en mi mente la idea de que Julietha tal vez ya se habría ido, tomado el primer vuelo tras la discusión en el cementerio y la maldita interrupción de Vivianna, aunque de no haber sido por ella tal vez hubiera cedido y le hubiera propuesto irnos al fin del mundo donde nadie pudiera encontrarnos.

La imaginaba ya subida en un avión, la imaginaba volviendo a los brazos de Elliot teniendo nuestro reencuentro tan solo como un recuerdo amargo ahora ya formando parte del pasado; que su sola presencia me robó el aliento, me tensó el cuerpo y me obligó a despertar a todos mis sentidos para protegerla de lo que sea que se le intentará acercar y estuviera relacionada al apellido Ruiz.

Este no era un territorio en el que sintiera que estuviera segura, mi familia paterna estaba dispersa en cada rincón, había pocos Ortega cerca ya que la mayoría rechazó la invitación debido al luto que estaban guardando aún por mi abuela. Ni siquiera le tuvieron ese respeto ni me permitieron llevar mi duelo a mi ritmo, tras el entierro volví al trabajo, a mi vida de mentira que creía ya haber abandonado, pero o confié demasiado o fui demasiado iluso de que ya lo había conseguido.

De todo lo que me esperé esa noche, verla cruzando el umbral del salón fue lo último que me imaginaba.

Iba del brazo de Logan luciendo deslumbrante y captando más de una mirada, su cabello pelirrojo ya de por sí peculiar a juego con un vestido del mismo color la convertían en el centro de adoración, robándose así suspiros de muchos de mis malditos primos solteros que la miraron de pies a cabeza, contemplándola y uno que otro sin limitarse a comérsela con sus ojos cafés característicos de nuestra familia.

Contraje mis manos en puños empezando a echar humo por las orejas ya que los únicos ojos cafés que podían devorársela de esa forma eran los míos, fui invadido por una repentina ráfaga de celos, y para variar tuve que fingir arreglar las mangas de mi traje al ver que Vivianna analizó mi comportamiento, aún no se había dado cuenta que la única dueña de mi vida acababa de llegar, con disimulo seguí sus pasos, la observé en secreto, sin perderme ningún detalle de cómo lucía aquella noches.

Ni la vez que la volví a ver, ni en el almuerzo de mis padres, ningún otro evento le hacía justicia si lo comparaba con el de ahora. La tela se le ceñía a sus delicadas y estilizadas curvas, los bucles de su cabello caían sobre su piel de porcelana descubierta ya que el vestido no tenía ni tirantes ni mangas y es más, el escote pronunciado te tentaba a pecar, parecía que una diosa del fuego había entrado en escena amenazando con calcinar el lugar.

Contigo hasta el infinito (INFINITO #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora